Fritzl amenazó con matar a su hija y sus hijos-nietos inyectando gas en el zulo en el que vivían

Actualizado: jueves, 1 mayo 2008 20:35
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   AMSTETTEN (AUSTRIA), 2 May. (Reuters/EP) -

   La Policía de Austria desveló ayer que Josef Fritzl, el austríaco que encerró a su hija durante 24 años y tuvo siete hijos con ella, amenazó con matar a sus víctimas inyectando gas en el sótano en el que les mantenía encerrados.

   Además, el cuerpo policial austríaco está investigando la afirmación de Fritzl de que la puerta cerrada al sótano se abría automáticamente si él no acudía durante un periodo largo de tiempo. El hombre, de 73 años de edad, admitió a comienzos de la semana en los interrogatorios a los que fue sometido por la Policía haber amenazado con llenar de gas el sótano en el que permanecían su hija y tres de sus hijos-nietos, según explicó Helmut Greiner, portavoz de la Oficina Federal de la Policía Criminal.

   Sin embargo, Greiner lamentó que "aún no se ha demostrado que su declaración sea cierta", por lo que detalló que los detectives siguen investigando la puerta de cemento reforzado que daba acceso al sótano. Explicó que "están estudiando cómo funciona el mecanismo porque Fritzl dijo que la puerta se abriría automáticamente tras un cierto tiempo si estaba lejos". De momento Fritzl no colaborará más con la investigación ya que se ha conocido que ha dejado de hablar con la Policía tras consultar con su abogado.

   En otro orden de cosas, la Policía también investiga una llamada telefónica que el sospechoso realizó a su esposa en 1994, en la que fingió ser su hija. En aquel momento, Elisabeth Fritzl llevaba diez años encerrada en un sótano sin ventanas de la casa de sus padres sin que su madre lo supiera. Imitando la voz de su hija, Fritzl habló con su esposa y le pidió que cuidara del bebé de Elisabeth, al que había dejado en la puerta.

   Los análisis de ADN han confirmado que Fritzl es el padre de los seis hijos de su hija, por lo que los fiscales le acusan de violación, incesto, amenazas y la muerte del séptimo de los niños, cuyos restos fueron quemados en un horno. Una de las seis superviviente, de 19 años de edad, se encuentra en un hospital enferma de gravedad.

   PIDEN TRANQUILIDAD

   El médico que atiende a la familia, Berthold Kepplinger, afirmó a través de un comunicado que después de 24 años sin ver la luz del sol en un pequeño sótano, los hijos de Fritzl están volviendo a la normalidad gradualmente. Explicó que "se trata de restaurar su orientación espacial paso a paso" y se mostró convencido de que tendrán éxito "en las próximas semanas".

   La clínica en la que la familia está ingresada desveló que un equipo de la televisión belga intentó entrar en el edificio para filmar a los pacientes, pero que fueron expulsados por el personal de seguridad. Además, su portavoz, Klaus Schwertner, explicó que también están "teniendo problemas con los fotógrafos", ya que "están por todas partes y la gente está molestando a nuestro personal. Esto no para".

   Por su parte, la pequeña localidad austríaca de Amstetten ha pedido que dejen a la familia en paz y que la vida vuelva a la normalidad. En este sentido, las autoridades locales adelantaron ayer que no celebrarán más ruedas de prensa y que las víctimas no aparecerán en público.

   En su primera reacción pública, el canciller Alfred Gusenbauer expresó ayer su preocupación por las víctimas y anunció una campaña para mejorar la imagen del país en el exterior.