Las Fuerzas Armadas birmanas garantizan a la ONU que actuarán con severidad contra las agresiones sexuales

Min Aung Hlaing, jefe de las Fuerzas Armadas birmanas
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Actualizado: martes, 1 mayo 2018 10:41

El general jefe de los ejércitos subraya ante los enviados de Naciones Unidas que se está persiguiendo y castigando a los responsables

SITTWE (BIRMANIA), 1 May. (Reuters/EP) -

Las Fuerzas Armadas de Birmania han asegurado a Naciones Unidas que actuarán con severidad contra los responsables de actos de violencias sexual, un mensaje que coincide con la vista de varios enviados de la ONU al estado de Rajine, donde una ofensiva militar ha provocado el éxodo de cientos de miles de musulmanes rohingyas desde finales de agosto de 2017.

Cerca de 700.000 rohingyas han huido de Rajine a Bangladesh como consecuencia de la ofensiva puesta en marcha por las Fuerzas Armadas birmanas en agosto tras una serie de ataques de milicianos rohingyas, una campaña que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha denunciado como una "limpieza étnica de manual".

Muchos de los refugiados rohingyas llegados a Bangladesh han contado casos de asesinatos y violaciones perpetradas por los militares y las fuerzas de seguridad birmanas pero las autoridades birmanas han rechazado esas denuncias así como la acusación de limpieza étnica.

El Gobierno birmano sostiene que sus fuerzas están participando en una campaña de seguridad legítima en respuesta a los ataques de insurgentes rohingyas contra varios puestos de control de las fuerzas de seguridad birmanas en el estado de Rajine.

Los enviados del Consejo de Seguridad llegaron a Birmania el lunes tras visitar los campamentos de refugiados en el lado bangladeshí de la frontera y a las autoridades bangladeshíes en Daca. En Birmania, los responsables de la ONU se han reunido por separado con Aung San Suu Kyi, la líder de facto del Gobierno birmano, y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas birmanas, el general Min Aung Hlaing.

"La violencia sexual se considera un acto despreciable", ha trasladado el general Min Aung Hlaing a los enviados de la ONU, según informa el diario estatal 'Global New Light of Myanmar'. El comandante en jefe ha subrayado que las Fuerzas Armadas están adoptando "fuertes y enérgicas medidas" contra los responsables de agresiones sexuales.

Por su parte, la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi ha transmitido a los delegados de la ONU que se investigarán todas las acusaciones de abusos, según han explicado varios diplomáticos presentes en el encuentro.

Durante los cerca de 60 minutos que duró la reunión, Suu Kyi explicó las dificultades que afronta Birmania para realizar la transición a un Estado de derecho tras décadas de dictadura militar. El Gobierno que lidera Suu Kyi, el primero elegido en unas elecciones democráticas tras la dictadura, no tiene el control de las Fuerzas Armadas.

Este martes es la última jornada de una visita de cuatro días a la región por parte de un equipo de enviados del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El máximo órgano de decisión de la ONU pidió a Birmania en noviembre que garantizara que no habrá "más uso excesivo de la fuerza militar" y que permitirá "la libertad de movimiento, un acceso igualitario a los servicios básicos y a la plena ciudadanía para todos".

El lunes, los enviados del Consejo de Seguridad de reunieron con la primera ministra de Bangladesh, Sheij Hasina, quien les pidió que presionen a Birmania para que se lleven de vuelta a "sus ciudadanos". Hasina afirmó que los refugiados deberían regresar "bajo la supervisión de la ONU a donde la seguridad esté garantizada".

Los Gobiernos de Birmania y de Bangladesh acordaron en enero completar el proceso de repatriación voluntaria de refugiados en el plazo de dos años aunque los dos países continúan teniendo diferencias sobre cómo aplicar ese pacto.

La oficina de Suu Kyi ha dicho en un comunicado que hace falta cooperación de Bangladesh para poder realizar la repatriación de refugiados. Birmania, un país con mayoría de población budista, ha negado durante años a los rohingyas la ciudadanía birmana. Muchos consideran a los miembros de esta comunidad como inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

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