El ICG apuesta por el diálogo ante el "punto muerto" en la campaña militar para derrotar a la Katiba Macina
MADRID, 30 May. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Malí no ha descartado un diálogo con los grupos yihadistas que operan en el país pero considera que primero hay que encontrar la fórmula adecuada para ello, al tiempo que ha reconocido que ya hay contactos a nivel local con algunos miembros de dichas organizaciones.
Así lo ha indicado el ministro de Administración Territorial, Boubacar Alpha Ba, en declaraciones a Radio France Internationale (RFI) después de que el International Crisis Group (ICG) haya publicado esta semana un informe en el que llama a explorar la opción del diálogo con los milicianos en el centro del país para evitar la propagación de la violencia.
El ministro ha reconocido que ya hay "experiencias en la región del centro", incluida Mopti, una de las provincias más convulsas del país, en las que representantes locales han mantenido contactos con "ciertos miembros de esos grupos".
"Por tanto, el diálogo existe pero ahora hay que ver cómo formalizarlo, qué pedagogía hace falta para que haya un verdadero diálogo entre ellos y nosotros", ha resumido Ba, que ha reconocido que el Gobierno de Ibrahim Boubacar Keita por ahora no ha encontrado "la fórmula buena" para hablar con los yihadistas "y encontrar los puntos sobre los que podemos discutir, qué es negociable y qué no lo es".
Según ha explicado, no todas estas tentativas de diálogo a nivel local "han fracasado" si bien ha admitido que lo que haría falta ahora es variar "la amplitud y la dimensión territorial de ese diálogo y la calidad de ese interlocutor". "El diálogo existe pero se trata de pasar a otro nivel y encontrar un buen método que aún no hemos encontrado", ha resumido.
DIALOGAR CON LA KATIBA MACINA
En su informe, el ICG apuesta por un diálogo con la Katiba Macina --también conocida como Frente para la Liberación de Macina--, un grupo yihadista autóctono creado por el predicador Amadou Koufa en 2015 y que actualmente está integrado en el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM) junto a Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Al Murabitún y Ansar Dine.
"Las operaciones militares con vistas a derrotar la insurgencia yihadista de la Katiba Macina en el centro de Malí han llegado a un punto muerto, con el conflicto fomentando una violencia intercomunitaria cada vez más mortífera", ha sostenido el grupo de estudios.
Los residentes del centro de Malí, donde opera principalmente el grupo yihadista, así como las organizaciones humanitarias y los religiosos contactan con frecuencia con el grupo "para discutir compromisos locales, acceso humanitario y doctrina religiosa, lo que revela al menos cierto pragmatismo entre los milicianos", subraya el ICG.
"Dadas las remotas perspectivas de derrotar a la Katiba Macina militarmente, las autoridades malienses deberían empoderar a los líderes religiosos para explotar conversaciones iniciales con sus líderes mientras que buscan un diálogo más amplio entre los malienses del centro del país, incluidos los que simpatizan con la insurgencia", sostiene.
No obstante, el ICG admite que los obstáculos para que se puedan producir esas conversaciones son "serios" ya que las demandas del grupo yihadista "parecen dejar poco espacio para el acomodo, tiene vínculos con milicianos de Al Qaeda y la idea del diálogo genera resistencia entre muchos malienses y potencias extranjeras".
Optar por la vía de los contactos, defiende el grupo de estudios, "no significaría poner fin a las operaciones militares" sino que "el diálogo debería formar parte de un plan integral para el centro de Malí que incluya presión militar, ayuda al desarrollo y esfuerzos para desarmar tanto a los milicianos como a las milicias de autodefensa".
