El Gobierno militar dice que intentará pacificar el sur del país en el plazo de un año

Actualizado: lunes, 8 diciembre 2014 11:57

BANGKOK, 3 Nov. (Reuters/EP) -

El Gobierno militar de Tailandia ha afirmado este lunes que hará todo lo posible por pacificar el sur del país, foco de una importante insurgencia islamista, en el plazo de un año, a pesar del estancamiento de las conversaciones de paz.

"Hacemos lo que podemos. Intentaremos lograr la paz en un periodo de un año", ha dicho el ministro de Defensa, Prawit Wongsuwan, quien ha asegurado que los últimos ataques son una respuesta de los insurgentes tras los últimos arrestos.

"Los ataques tienen lugar porque hemos logrado arrestar a mucha gente, incluyendo varios líderes, que pertenecen a los grupos responsables de instigar los actos de violencia", ha agregado el ministro.

Con una creciente actividad armada desde 2004, los insurgentes musulmanes reivindican la independencia de varias provincias del sur del país como parte de un sultanato islámico que Tailandia se anexionó tras la descolonización.

El inicio de las conversaciones de paz con los rebeldes el pasado año no ha contribuido a amainar la violencia en las provincias del sur, donde han muerto desde enero de 2004 más de 5.700 personas.

En el último incidente, una mujer murió y otras dos personas resultaron heridas en tres ataques con bomba contra otros tantos restaurantes en la provincia de Pattani.

El suceso tuvo lugar en medio de los intentos del primer ministro, Prayuth Chan Ocha --quien accedió al poder tras un golpe de Estado--, de presentar una imagen de mayor efectividad en la lucha contra la insurgencia en las provincias de Pattani, Yala y Narathiwat.

El gobierno de la exprimera ministra Yingluck Shinawatra acordó formalmente iniciar un proceso de conversaciones de paz con un grupo armado que opera en la zona en 2013, si bien no se registraron muchos avances y el proceso quedó congelado tras el golpe de Prayuth.

La respuesta de las autoridades a la insurgencia ha generado también numerosas críticas, incluyendo acusaciones por graves violaciones de los Derechos Humanos de los presuntos milicianos y sus seguidores.

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