El ex primer ministro Carlos Gomes Junior parte como favorito en unos comicios amenazados por la droga y la influencia del Ejército
MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Guinea-Bissau celebra mañana las elecciones presidenciales anticipadas que se convocaron el pasado mes de enero tras la muerte del jefe de Gobierno Malam Bacai Sanhá en un hospital de París. El ex primer ministro Carlos Gomes Junior, líder del partido de Gobierno, el Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), parte como favorito con el objetivo de conseguir la estabilidad en una nación considerada como uno de los centros neurálgicos del narcotráfico y sobre la que pesa la amenaza de un levantamiento militar.
Durante los últimos 20 años, la historia del país ha estado marcada por golpes de Estado, exitosos y fallidos, y desde la introducción de elecciones multipartidistas en 1994 ningún presidente ha conseguido cumplir íntegramente su mandato. Gomes Junior, que cuenta con el respaldo de las élites económicas y domina completamente su partido, podría interrumpir esta tónica, según estima el grupo de expertos Oxford Analytica.
Contra Gomes Junior compiten el ex presidente Kumba Yala, bien relacionado con las tribus guineanas, y Henrique Rosa, un popular empresario de la capital que en 2009 obtuvo un 20 por ciento de los votos. Gomes Junior, no obstante, ha desarrollado una potente campaña en la capital y su victoria parece garantizada. De él se espera que reduzca significativamente el tamaño del Ejército y ponga a los militares definitivamente bajo control civil.
El nuevo presidente deberá ganarse la comunidad internacional planteando una estrategia eficaz en la lucha contra las drogas. Se estima, según datos de la Embajada estadounidense, que entre 800 y 1.000 kilos de cocaína llegan cada noche a Guinea-Bissau en transportes aéreos ilegales, mientras el Ejército guineano acusa a Estados Unidos de complicidad con los narcotraficantes, o incluso de participar activamente en el contrabando de drogas.
"En estas elecciones, Bissau está intentando mostrarse como un estado democrático. La pregunta es si van en serio o lo hacen para quedar bien", indica un diplomático occidental bajo condición de anonimato.
A la espera de ver cómo reacciona el Ejército al resultado de los comicios, también hay preocupación sobre los problemas logísticos a la hora de desarrollar las elecciones. Observadores occidentales bajo el anonimato denuncian falta de material electoral: muchos de los votos se guardarán en bolsas con cierre de cremallera y se están usando latas de Coca-Cola en lugar de tinteros.
Además, apenas queda tiempo para resolver la situación de más de 100.000 votantes --en un país con una población total de 1,6 millones de personas-- que no se encuentran registrados porque hace más de un año que no se actualizan las listas, que no tienen en cuenta a quienes alcanzaron la edad mínima para votar en los últimos doce meses.
Otros ciudadanos, no obstante, se encuentran más preocupados por la elevada pobreza del país. Dos terceras partes de sus ciudadanos viven con menos de 1,5 euros al día y el país no se distingue por contar con una industria desarrollada que pudiera alimentar la esperanza de desarrollo.
"Rezo a Dios para que las cosas mejoren", pide el estudiante de Medicina Arman Dinou. "Quiero que las elecciones traigan el cambio. Queremos paz y prosperidad en Guinea-Bissau", concluyó.
