Habitantes de Faluya denuncian que el Gobierno ha lanzado barriles bomba

Actualizado: viernes, 16 mayo 2014 13:42

Combatientes de ISIS repelen las ofensivas del Gobierno para recuperar el control de Faluya y Ramadi

   BAGDAD, 16 May. (Reuters/EP) -

   Habitantes de la ciudad de Faluya, en el oeste de Irak, han denunciado que las fuerzas gubernamentales han lanzado barriles bomba en áreas residenciales de esta localidad, en el marco del aumento de los bombardeos que llevan realizando en los últimos cinco meses para acabar con las posiciones que mantienen los milicianos suníes, lo que ha provocado que miles de personas abandonen la urbe durante la última semana.

   Residentes de Faluya han declarado que han caído sobre la ciudad proyectiles de mortero, fuego de artillería y "barriles bomba", en lo que parece ser un intento del Gobierno por vaciar la localidad antes de empezar con el asalto final. Más de 420.000 personas han huido de las ciudades de Faluya y Ramadi, en la provincia de Anbar, habitada mayoritariamente por suníes y fronteriza con Siria, desde que comenzaron los combates a principios de año.

   El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, está intentando mantener unida la coalición para poder asumir un tercer mandato tras las elecciones parlamentarias celebradas el 30 de abril y ha prometido que acabará con los milicianos que se han hecho con el control de diferentes partes de la provincia de Anbar, donde operan numerosos combatientes del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), una rama de Al Qaeda que combate y controla territorios a ambos lados de la frontera.

   Un militar iraquí confirmó la semana pasada que se estaban realizando ofensivas en áreas rurales del norte, sur y este de Faluya, donde al menos 55 personas han perdido la vida en los últimos diez días, entre los que se encuentran soldados y milicianos, según han informado fuentes médicas. Más de 1.100 familias han salido de la ciudad, de la que siguen huyendo muchas personas, según ha señalado el parlamentario Liqa Wardi.

BARRILES BOMBA

   Residentes de Faluya han denunciado que se está realizando un daño indiscriminado sobre la ciudad al utilizar "barriles bombas", poderosos explosivos caseros fabricados con barriles de petróleo y metralla que se lanzan desde helicópteros y que son frecuentemente utilizados en la guerra civil siria por parte del régimen que preside Bashar al Assad.

   "A pesar de que nuestras valientes fuerzas y tribus estén lanzando una guerra extraordinaria contra grupos de asesinos suicidas, tenemos el compromiso de actuar solo sobre la localización de los insurgentes", ha declarado el portavoz de Maliki, Alí al Musawi. "Hay órdenes estrictas de permanecer fuera de las áreas residenciales", ha añadido.

   "La destrucción de todo el área forma parte de la política de tierra quemada. El Ejército tiene menos experiencia en los combates casa por casa, en los que los rebeldes son especialistas. Por esta razón han recurrido a esto", ha señalado un miembro de las fuerzas de seguridad que ha confirmado el lanzamiento de barriles bomba sobre Faluya, un hecho que ha negado el Gobierno.

   El Ejército fracasó el pasado lunes en su intento por acceder al sur de Faluya y varios residentes han reconocido que han cesado los bombardeos con barriles explosivos, aunque el primer ministro y sus generales mantienen la promesa de reconquistar la ciudad. Los habitantes de Faluya han acusado al Gobierno de querer destruir la ciudad y a los milicianos suníes y combatientes tribales de haber jugado con sus vidas.

   "Estamos atrapados en el medio", ha declarado el residente de Faluya Abú Hamed, quien la semana pasada fue testigo de la explosión de un barril bomba. "Es algo realmente extraordinario. El polvo y el humo hacen que parezca una bomba nuclear", ha añadido Hamed.

BASTIÓN SUNÍ

   Faluya ha tenido un papel destacado en la lucha de los grupos suníes desde la invasión de Estados Unidos en 2003. La ciudad se convirtió en un bastión de Al Qaeda en su lucha contra militares estadounidenses y la nueva élite chií. Tribus suníes rompieron más tarde con el control estricto de Al Qaeda y se aliaron con Estados Unidos para restaurar el orden y expulsar a los insurgentes. Muchos suníes intentaron participar en el nuevo juego democrático del país, aunque estos intentos se han venido abajo después de que en los últimos años se haya acusado al Gobierno chií de Maliki de reprimir a la comunidad suní.

   Manifestantes suníes chocaron con las fuerzas del Gobierno en diciembre, un mes antes de que volviese una guerra sin cuartel al aprovechar el ISIS la ruptura de relaciones entre Bagdad y Anbar para enviar combatientes a las ciudades de Faluya y Ramadi. Muchas de las tribus que apoyaron a Estados Unidos han tolerado la presencia de milicianos del ISIS en su territorio al compartir su rechazo a Bagdad.

   "En Faluya se puede ver una total cooperación entre el ISIS y otros grupos armados", ha señalado un miliciano tribal en Faluya. "Todos los grupos, incluido ISIS, están operando bajo el paraguas de líderes tribales y religiosos", ha añadido.

   "Hay un grupo de personas armadas que son muy extremistas. Nunca aceptarán ninguna iniciativa o solución. Se les teme porque matan. Si tienen conocimiento de que otros grupos quieren negociar, les castigan", ha declarado un residente de Faluya que ha reconocido que todo el control de la ciudad recae sobre ISIS y no sobre los líderes tribales. "Ni el Gobierno ni los hombres armados pueden controlar y poner fin a la crisis. La gente pensaba que sería un juego que acabaría después de las elecciones, pero han descubierto que no", ha añadido.

HORA FINAL

   Las fuerzas de seguridad iraquíes han terminado con la vida de "cien terroristas" durante los primeros días de la ofensiva, según ha indicado el comandante de la División Dorada del Servicio Contraterrorista, Falá Barwari, quien ha destacado en su página de Facebook "que la hora final está llegando" para Faluya.

   Tropas iraquíes han logrado tomar un puente en el sur de la ciudad, cerca de una presa ocupada por ISIS desde el pasado mes de abril. Los insurgentes, sin embargo, han logrado repeler un asalto importante sobre Nueimiya, un suburbio del sur de la ciudad, según han informado residentes de la ciudad, personal de los cuerpos de seguridad y milicianos insurgentes.

  "Los comandantes están contándoles a sus líderes lo que quieren oír, no lo que deben escuchar, solo para mantener su posición y avanzar en su avaricia", ha destacado un miembro de los cuerpos de seguridad que ha preferido mantener el anonimato.

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