Harán falta "meses" para que los refugiados desplazados puedan regresar a Nahr el Bared, según UNRWA

Actualizado: martes, 10 julio 2007 22:41


BEIRUT, 10 Jul. (EUROPA PRESS/ Ana Pisonero) -

La portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Líbano, Hoda Samra, incidió en que "aunque acabaran hoy" los enfrentamientos que desde el pasado 20 de mayo libran soldados gubernamentales y milicianos de Al Fatá al Islam en el campamento de refugiados palestinos de Nahr el Bared, en las afueras de Trípoli, los que se han visto desplazados por el conflicto no podrán regresar a sus casas "hasta que no se lleve a cabo la reconstrucción" del campamento, para lo cual, estimó, harán falta todavía "varios meses". Por este motivo, advirtió de la "crisis humanitaria" a la que se enfrenta UNRWA, cuyo trabajó además, recordó, "es independiente al derecho de retorno de los refugiados".

Según explicó la portavoz a Europa Press, "los refugiados quieren regresar lo antes posible". "Si tuvieran la oportunidad de volver hoy, irían hoy y no mañana", incidió, motivo por el cual UNRWA ha impulsado una "campaña de concienciación" para explicarles "que no pueden regresar porque, si lo hacen, puede haber (un número de) víctimas importantes de menores, jóvenes, familias...", y por eso mismo "les pedimos que nos den un poco más de tiempo para asegurar al menos la creación de un corredor humanitario seguro para entrar en el campamento que esté limpio de minas y artefactos".

No obstante, manifestó su preocupación "por la saturación del campamento (vecino) de Bedawi, que originalmente alojaba a alrededor de 16.000 refugiados y que, en un momento, llegó a tener 37.000 tras acoger a unas 5.000 familias (de Nahr el Bared)".

El hecho de que la población en Bedawi se haya doblado", reconoció, "está provocando un gran problema psicológico y fricción", dado que también están presentes "el estrés y el trauma de la guerra (del pasado verano entre Israel y la milicia chií libanesa Hezbolá), los problemas financieros y las dificultades para sobrellevar lo que está pasando".

Por ello, UNRWA "está buscando alternativas para acomodar a algunas familias" desplazadas a Bedawi "para rebajar la presión psicológica". "El Gobierno libanés ha ofrecido seis escuelas cercanas a Bedawi y otra en dicha ciudad para alojar a los refugiados desplazados, 1.875 de los cuales ya están allí desde finales de junio", explicó, y adelantó que la agencia también está estudiando "otras posibilidades como alquilar sitios" para mejorar la situación "desde ya".

En Nahr el Bared, la agencia calcula que "permanecen alrededor de 1.000" refugiados. "No sabemos si los que se han quedado lo han hecho por voluntad propia o no (...) porque no tenemos contacto con la gente allí", explicó la portavoz, quien reconoció haber seguido el problema de la utilización de civiles como escudos humanos en los medios de comunicación, sin poder "confirmar ni desmentir" su veracidad.

"Nadie sabe tampoco el número de víctimas civiles. Se han dado varias cifras, en un momento se dijo 20, otros decían 50, otros 30... Nadie sabe entre las víctimas quién es civil y quién no lo es, ni cuántos han muerto o cuántos han sido heridos", añadió, y subrayó la necesidad de "comparar cifras e identidades, una vez que todo haya terminado, de distintas fuentes y compararlas, del Ejército libanés, de Cruz Roja Internacional".

FONDOS INSUFICIENTES PARA LA RECONSTRUCCIÓN

A pesar de que UNRWA recabó de los donantes "más fondos" de los 12,7 millones de dólares solicitados el 4 de junio para cubrir las necesidades de "agua, sanidad, algunas reparaciones de casas, alimentos, otros productos no alimenticios como colchones, actividades escolares y campañas comunicativas (...), durante tres meses, desde el 20 de mayo hasta finales de agosto, Samra advirtió que estos fondos "no cubren para nada la fase de regreso" ni la reconstrucción, y estimó imposible, a priori, determinar las partidas necesarias para ello, hasta evaluar los daños.

Como trabajo previo a la reconstrucción, UNRWA participa en la actualidad "en reuniones periódicas" presididas por el primer ministro, Fuad Siniora, sus representantes y los de una empresa de asesoría "para mirar el diseño y la reconstrucción del campamento".

Reconoció que "se están considerando planos, y subrayó el "compromiso" de Siniora para "recabar fondos con las partes implicadas para reconstruirlo y permitir el regreso de los refugiados". Asimismo, constató que "las facciones palestinas están en permanente contacto con la oficina del primer ministro y los responsables de UNRWA" para abordar planes y recoger "sus necesidades y deseos", agregó la portavoz.

No obstante, insistió en que antes de proceder a la reconstrucción es necesario "evaluar los daños". "No sabemos los daños reales ni el nivel de destrucción, hay personas que salen del campamento que dicen que todo está completamente destruido, que no hay edificios en pie y otras que vienen de otras partes del campamento que dicen que los edificios están bien y que sólo hay algunos boquetes y daños menores", incidió, y recalcó el hecho de que tampoco "nadie sabe cuándo van a acabar los enfrentamientos", a pesar de que el Ejército controla ya la mayor parte del mismo.

DERECHO DE RETORNO

El trabajo humanitario que realiza UNRWA para mejorar las condiciones de vida de los refugiados "es independiente del derecho de retorno" de los mismos, recordó Samra, quien admitió que además de "los servicios sociales, educativos y médicos" que proporciona la agencia a los palestinos "hasta que se encuentre una solución a su regreso", ésta se esfuerza en "asesorar y sacar a relucir (el problema del estatus de los refugiados), en cuanto a Derechos Humanos, sociales, civiles, el derecho a trabajar..., problemas que se tratan al más alto nivel, sin presionar a ningún Gobierno".

Antes de estallar el conflicto en Nahr el Bared, UNRWA elaboró "una iniciativa conjunta con el apoyo del Gobierno" y están "intentando relanzar" para mejorar las condiciones de vida, destacando que en junio de 2005 "amplió en unas 50 profesiones" el mercado laboral para los refugiados.

"El problema es complicado porque no significa que se creen puestos de trabajos, ya que incluso en el mercado laboral local libanés, la tasa de desempleo es muy alta y sus salarios muy bajos. UNRWA aborda un problema humanitario con implicaciones políticas que lo provoca", concluyó.

Líbano acoge alrededor de 400.000 refugiados palestinos repartidos en 12 campamentos. El campo de Burj el Barajneh, en Beirut, aloja a unas 18.000 personas de cinco generaciones de desplazados en apenas 90 kilómetros cuadrados, aunque otros palestinos viven en sus alrededores, también hacinados, sin agua potable corriente y con generadores para abastecerse de electricidad.

Dicho campamento aloja a unas 240 familias procedentes de Nahr el Bared, entre ellas la de Zamieh Darwich, de 70 años, quien explicó a Europa Press durante una visita al campamento que su hijo, de 42, falleció en los enfrentamientos recientes.

Ella y su hija, de 30 años y nacida en Nahr el Bared, se marcharon después de cuatro días de enfrentamientos. Lo hicieron "a pie", igual que hizo "con 11 años y sin nada en las manos" cuando abandonó Safouri, en su Galilea natal, a finales de los años cuarenta, tras la creación del Estado israelí.

"Espero que Dios penetre en la mente de los políticos para que, en vez de regresar a Nahr el Bared", adonde reconoció querer volver porque ha "trabajado durante 60 años para construir su casa" allí, "podamos regresar a Palestina".

Éste es el deseo de miles de refugiados, muchos de los cuales todavía guardan sus escrituras que atestiguan la propiedad de sus tierras y las llaves de sus hogares, a la espera de que un día puedan regresar a ellos.