Niños sirios en la frontera con Turquía
REUTERS / OSMAN ORSAL
Actualizado: sábado, 3 febrero 2018 20:28

MADRID, 3 (EUROPA PRESS)

La ONG Human Rights Watch ha acusado a los guardias que custodian la frontera de Turquía con Siria, cerrada al paso, de disparar indiscriminadamente y de devolver sumariamente a los solicitantes de asilo sirios que intentaban llegar a Turquía.

Los sirios huyen, en particular, de la violencia de la provincia de Idlib, que se ha recrudecido en las últimas semanas, en busca de refugio cerca de la frontera turca, que permanece cerrada a todos los casos médicos, excepto a los más graves.

Según la ONU, 247.000 sirios acabaron desplazados a la zona fronteriza entre el 15 de diciembre de 2017 y el 15 de enero de 2018. Algunos refugiados que lograron cruzar a Turquía, usando rutas de contrabando, han asegurado a HRW que los guardias fronterizos les dispararon a ellos y a otros mientras intentaban cruzar.

En algunos casos, los guardias fronterizos turcos golpearon a los solicitantes de asilo que detuvieron y les negaron asistencia médica. "Los sirios que huyen a la frontera turca en busca de seguridad y asilo están siendo obligados a regresar a base de balas y abusos", ha denunciado la directora adjunta para la región de Human Rights Watch Lama Fakih.

"Como los combates en Idlib y Afrin desplazan a miles más, es probable que aumente el número de sirios atrapados a lo largo de la frontera dispuestos a arriesgar sus vidas para llegar a Turquía", ha pronosticado.

Sin embargo, un portavoz del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Ibrahim Kalin, ha afirmado en declaraciones a la prensa que los soldados protegen a quienes huyen de la guerra y ha destacado que la postura es de "puertas abiertas", por lo que 3,5 millones de refugiados han sido acogidos en el país desde 2011. Un alto cargo turco ha afirmado en declaraciones a Reuters que "no ha habido absolutamente ningún caso de civiles tiroteados en la frontera".

DISPAROS SOBRE LAS PERSONAS QUE HUÍAN

Human Rights Watch envío toda la información al Ministerio del Interior turco el pasado 30 de enero. En la misiva, se remite a las declaraciones de 16 refugiados sirios que entraron en Turquía con contrabandistas entre mayo y diciembre de 2017. Hablaron en persona con 15 de ellos, en Urfa y Gaziantep, en el sur de Turquía.

Trece dijeron que los guardias fronterizos turcos dispararon contra ellos y contra otros solicitantes de asilo que huían mientras intentaban cruzar mientras aún estaban en Siria. Mataron a 10 personas, incluido un niño, e hirieron a varias más.

En otros pasos fronterizos, los testigos explicaron que los guardias fronterizos dispararon al aire, pero no atacaron directamente a los solicitantes de asilo.

Los guardias fronterizos turcos también abusaron de los detenidos, según los entrevistados, que describieron diferentes tratamientos en varios puntos de cruce, todos parecidos en cuanto a su violencia. En siete casos, los entrevistados dijeron a HRW que los guardias fronterizos turcos tampoco proporcionaron tratamiento médico, y en su lugar los devolvieron sumariamente a Siria.

Turquía ha acogido a alrededor de 3,5 millones de sirios y alberga a más refugiados que ningún otro país. Turquía otorgó a muchos de ellos el estatus de protección temporal y buscó proporcionarles servicios básicos, que incluyen atención médica y educación. Sin embargo, la acogida generosa de Turquía de un gran número de sirios no le exime de su responsabilidad de ayudar a quienes buscan protección en sus fronteras, según HRW.

Mientras que Turquía tiene derecho a asegurar su frontera con Siria, "se le exige respetar el principio de no devolución, que prohíbe rechazar a los solicitantes de asilo en las fronteras cuando eso los expone a la amenaza de persecución, tortura y amenazas a la vida y la libertad", de acuerdo con la ONG.

"Turquía también debe respetar el derecho a la vida y la integridad física, incluida la prohibición absoluta de someter a alguien a un trato inhumano y degradante", ha añadido en su comunicado.

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