BUDAPEST, 25 Sep. (EP/AP) -
Cientos de personas se reunieron una noche más frente a la sede del Parlamento húngaro en Budapest, pidiendo a dimisión del primer ministro, Ferenc Gyurcsany, como vienen haciendo desde el pasado 17 de septiembre.
Las primeras manifestaciones pacíficas se vieron interrumpidas por dos noches con disturbios que acabaron con 150 policías y un gran número de manifestantes heridos. Desde el pasado miércoles todas las protestas se han desarrollado con calma, incluyendo la del sábado, que reunió a unas 20.000 personas.
Esta noche, unas 2.000 personas acudieron a la sede del Parlamento, donde escucharon declaraciones contra el Gobierno y actuaciones musicales. El número de manifestantes que sale a las calles en las diferentes ciudades de Hungría va disminuyendo a medida que pasan los días.
Mientras, el Partido Socialista reiteró hoy su apoyo a Gyurcsany, así como al paquete de reformas que ha anunciado, en un intento de disminuir el déficit presupuestario que vive el país. Por su parte, el primer ministro volvió a insistir hoy en que no abandonará su cargo.
"Fue un monólogo cargado de emociones, es importante conocer el contexto en el que hablaba", explicó Gyurcsany, en una entrevista con el diario alemán 'Der Speigel', justificando las declaraciones hechas públicas por la radio húngara en las que aseguraba haber mentido al pueblo.
"En el pasado en mi partido no tuvimos el valor suficiente, pero no estoy dispuesto a continuar la política del no hacer nada que desde los años 90 han practicado todos los políticos", reconoció el máximo dirigente político de Hungría.
Gyurcsány manifestó en la entrevista que no está "nada debilitado" y que por ello tiene la fuerza necesaria para emprender las reformas que Hungría requiere con urgencia, entre ellas, su programa de ahorro y el aumento de los impuestos.
