Irak.- La invasión iraquí de Kuwait cumple 19 años con su relevancia histórica todavía intacta

Actualizado: domingo, 2 agosto 2009 14:55

Las consecuencias de la Guerra del Golfo siguen modelando hoy en día la situación en la región

MADRID, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -

Hoy domingo se cumplen 19 años de la invasión, el 2 de agosto de 1990, del emirato de Kuwait por las fuerzas militares iraquíes a las órdenes del dictador Sadam Husein, iniciando un período de ocupación que se prolongó por espacio de siete meses que culminó con la Madre de Todas las Batallas: la intervención militar encabezada por Estados Unidos contra el régimen iraquí, el antecedente inmediato de la actual situación en el Golfo Pérsico.

Hace veinte años, la relación entre Estados Unidos e Irak era radicalmente distinta a la que terminó desencadenando la invasión del país árabe en 2003, como parte de la Guerra contra el Terror promulgada por el entonces presidente estadounidense George W. Bush, raíz de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Prueba de ello es la fotografía, tomada el 20 de diciembre de 1983 y ampliamente divulgada, en la que el secretario de Defensa de Bush durante la invasión, Donald Rumsfeld, estrechaba cálidamente la mano de Husein en calidad de enviado especial del entonces presidente Ronald Reagan.

Un año antes de la fotografía, Sadam se había ganado el apoyo de Washington en la guerra Irán-Irak (1980-1988) después del duro revés sufrido tras la operación iraní "Victoria Innegable". Ante el temor de un eventual triunfo de Irán, Bagdad recibió una importante ayuda económica (fundamentada en torno a los 5.000 millones de dólares en concepto de créditos de exportación a cuenta del Departamento de Agricultura estadounidense), fue eliminado de la lista de estados mecenas del terrorismo, y contó con el asesoramiento (nunca realmente cuantificado) de los servicios de Inteligencia estadounidenses.

Kuwait era aliado de los iraquíes en la guerra contra Irán. El emirato temía que la victoria iraní sobre Irak fuera el paso inevitable su conquista, así que financió a Sadam con una cantidad que oscilaba entre 60.000 y 85.000 millones de dólares, a la espera que de Irak terminara devolviendo el dinero al término del conflicto. Eso nunca sucedió.

Al año siguiente, los acontecimientos se desarrollaron a velocidad de vértigo. A pesar del desastroso estado en el que se encontraba la economía iraquí, Kuwait decidió no condonar la deuda de guerra (que Irak no podía pagar de todos modos). Irak acusó a Kuwait de violar los términos del acuerdo conjunto de perforación en el campo fronterizo de Rumayla (cuyos antecedentes históricos se remontan al siglo XIX, cuando Kuwait era protectorado británico). Bagdad acusó concretamente al emirato de robar el crudo del campo de extracción, y comenzó una campaña de desprestigio bajo la manto ideológico del Nacionalismo árabe contra Kuwait, regido según Bagdad por una monarquía impopular en el nuevo mundo árabe por su retraso social y además territorio histórico iraquí arrebatado por el imperialismo británico.

Esta escalada de tensión pasó relativamente desapericibida para Estados Unidos, bastante más centrado en seguir la disolución de la Unión Soviética, y mantenía una pose de neutralidad respecto a toda esta cuestión. Sadam Husein interpretó la actitud estadounidense como un gesto tácito de aprobación a la invasión de Kuwait.

LA INVASIÓN NO SERÁ TELEVISADA

Cuatro divisiones de la Guardia Republicana de Irak entraron en Kuwait a las dos de la madrugada del 2 de agosto de 1990, acompañados del correspondiente apoyo aéreo, contra un enemigo virtualmente desprotegido y con la lección bien aprendida tras la guerra contra Irán. La familia real kuwaití del emir Jaber Al Ahmad Al Jaber Sabah escapó del país en el último momento, no sin algunas pérdidas personales (el hermanastro pequeño de Al Jaber Sabah, Fahad, fue acribillado frente al palacio de Dasman y arrollado por un tanque).

Más de 400.000 kuwaitíes, la mitad de la población, consiguieron escapar del nuevo régimen impuesto por Husein en la figura del nuevo gobernador, su primo Ali Hassan al Majid, perpetrador de la masacre de Al Anfal en el Kurdistán iraquí que se cobró la vida de 4.000 kurdos. La comunidad internacional le conoce por su sobrenombre: Alí el Químico.

Inmediatamente tras la invasión, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas promulgaba la Resolución 660, que instaba a Irak a ordenar la retirada inmediata de sus fuerzas de territorio kuwaití, so pena de durísimas sanciones económicas --estipuladas en la Resolución 661-- que prosiguieron mucho más allá de la Guerra del Golfo y que se convirtieron en un factor indisociable de la situación de Irak en la invasión de 2003. Sin embargo, la invasión recibió inicialmente el respaldo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) quien felicitó a Husein por la "liberación" de sus 40.000 exiliados en el emirato árabe. La OLP presentó sus disculpas en 2004 por medio del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

Durante los siete meses de ocupación, el Ejército iraquí consolidó su dominio sobre el emirato con la imposición de un Gobierno títere encabezado por el iraquí-kuwaití Alaa Hussein Ali, acompañado de una salvaje campaña de actos de brutalidad que comprendieron la purga de la práctica totalidad de las Fuerzas Armadas Kuwaitíes, más de 1.000 casos de violación, mutilaciones (castraciones, orejas y lenguas cortadas), ejecuciones extrajudiciales y la destrucción del Patrimonio cultural kuwaití, según un informe divulgado por el centro de Investigación y Estudios sobre Kuwait, recogido por la ONG Indict.

El 5 de agosto, Irak proclamaba la anexión del emirato como 19ª provincia iraquí. Un día después, la ONU promulgaba la 661, comenzando así el embargo económico contra Irak. Era el prolegómeno de la invasión de la coalición liderada por Estados Unidos, con la aprobación del Congreso norteamericano en su sesión del 12 de enero de 1991. Entre los motivos de la invasión destacaba el riesgo que, a juicio de Washington, corría Arabia Saudí, uno de sus principales aliados en la zona.

A todo ello, encuestas divulgadas posteriormente demostraron el rechazo categórico de los propios iraquíes a la invasión. Un 93 por ciento de los encuestados por Gallup consideraban la invasión completamente (82%) o casi totalmente (11%) injustificable.

CONSECUENCIAS

En retrospectiva, y antes de la respuesta internacional, la población kuwaití experimentó durante la ocupación "graves daños físicos y psicológicos", según un estudio médico de la universidad de Harvard. "Los datos analizados a 5.000 residentes que permanecieron en el emirato durante la invasión revelan que desde la liberación de Kuwait por las tropas estadounidenses, la tasa de mortalidad es apreciablemente más elevada entre aquellos adultos que decidieron permanecer en su país tras la entrada de las fuerzas iraquíes".

El conflicto, hoy en día, sigue en vigor. "Todavía quedan importantísimas quejas pendientes entre Kuwait e Irak", apunta el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Kuwait, Dr. Abdulá al Shayji. "Por no mencionar el estado de los kuwaitíes desaparecidos durante la invasión, la actual demarcación fronteriza o las compensaciones económicas aprobadas por la ONU".

Paradójicamente, el propio Husein terminó "disculpándose" en 2004 por la invasión, una vez ya en marcha la cadena de acontecimientos que culminarían con su ahorcamiento en 2006. "Creo que el día que decidió invadir Kuwait no se imaginó que esa maldición regresaría para atormentarle", declaró Al Shayj. "Lo que es más revelador, no obstante, es el cambio del estatus quo en una región turbulenta, donde la invasión de Kuwait se convirtió en una cerilla que se acercó al barril de pólvora, el mismo que ha terminado estallando".