NUEVA YORK, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un tribunal federal estadounidense ordenó, en 2008, la congelación de 2.250 millones de dólares (unos 1.538 millones de euros) en fondos presuntamente propiedad de Irán distribuidos en varias cuentas de Citibank, con el objetivo final de redestinarlos como indemnización a las familias de los 241 soldados estadounidenses muertos y 60 heridos en el atentado cometido por el grupo chií Hezbolá, con la posible participación de Irán, contra los barracones militares internacionales en Beirut en 1983, durante la guerra civil libanesa.
Las cuentas que contenían los fondos fueron congeladas el año pasado por orden de un tribunal federal de Manhattan, en lo que podría terminar siendo la mayor incautación de activos iraníes en el extranjero desde la Revolución Islámica de 1979, cuando llegaron a bloquearse más de 12.000 millones de dólares propiedad de Irán en represalia por el secuestro de varios diplomáticos de la Embajada de Estados Unidos en Teherán, según apunta el diario estadounidense 'Wall Street Journal'.
La orden legal, ejecutada hace 18 meses por el Tribunal de Distrito Sur de Nueva York, se encontraba bajo secreto y no había sido revelada al público. Dicho tribunal actuó de parte, a través de cierta cantidad de información proporcionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Según el diario, no hay indicios de que Citibank pudiera conocer que los fondos pertenecían definitivamente a Irán. Las empresas estadounidenses tienen absolutamente prohibido desarrollar actividades comerciales con la República Islámica.
Estos fondos pertenecen a cuentas de la entidad luxemburguesa Clearstream Banking S.A., subsidiaria de Deutsche Boerse AG, la empresa alemana encargada de las operaciones en la Bolsa de Fráncfort. Ni Clearstream, ni Citibank ni el Gobierno iraní se han pronunciado sobre la congelación de las cuentas. La empresa luxemburguesa, no obstante, ha negado haber albergado fondo alguno del Gobierno iraní.
PROCEDIMIENTOS
Un juez federal de Washington sentenció en 2007 que el Ministerio de Seguridad e Información iraní supervisó el atentado contra los barracones de Beirut perpetrado por el grupo chií libanés Hezbolá --el más sangriento jamás cometido contra ciudadanos estadounidenses hasta los ataques del 11 de septiembre de 2001-- y garantizó a las familias una indemnización de 2.700 millones de dólares.
Desde ese momento los abogados de las familias afectadas han intentado obtener esta indemnización por diversos medios, llegando incluso a solicitárselo al Banco Mundial. El año pasado cambiaron de estrategia y decidieron enviar una citación al Departamento del Tesoro estadounidense para obtener toda la información posible sobre posibles fondos iraníes en Estados Unidos, con objeto de aprovechar ese dinero como compensación.
Tras conocer la existencia de los más de 2.000 millones congelados, el abogado Steven Perles, se ha declarado "estupefacto". "No tenía ni idea de que semejante cantidad de dinero iraní fluyera en Estados Unidos", aseguró al 'WSJ'.
