TEHERÁN, 13 Ene. (EP^/AP) -
Conservadores y reformistas están desafiando abiertamente las tácticas diplomáticas de línea dura del presidente Mahmud Ahmadineyad, y muchos de ellos dicen que sus comentarios provocativos hacen más mal que bien.
Las críticas sin precedentes vienen después que el Consejo de Seguridad de la ONU impuso el mes pasado sanciones contra Irán por la negativa de éste a detener el enriquecimiento de uranio.
Algunos detractores consideran a las sanciones como una prueba de que Irán debe cambiar su política. Incluso, algunos legisladores del Parlamento consideran acusar al ministro de Exteriores, Manuchehr Mottaki, ante una autoridad competente si el Consejo de Seguridad emite más resoluciones contra Irán.
"El que los 15 miembros del Consejo de Seguridad votaran de manera unánime contra la afirmación de nuestro aparato diplomático de que no se logró la unanimidad contra Irán, muestra la debilidad" de dicho equipo de diplomacia, expresó el legislador Nureddin Pirmoazzen.
La popularidad de Ahmadineyad ya se ha debilitado después que sus aliados cercanos sufrieron una humillante derrota el mes pasado en las elecciones locales, consideradas por muchos como un referéndum de su estadía de 18 meses en el poder.
El mandatario partió el viernes para una visita a Latinoamérica con el fin de reunirse con líderes antiestadounidenses, su segunda de tales visitas en cuatro meses. Los críticos afirman que parte de la finalidad del viaje es restar atención a la desaprobación de su política diplomática en casa.
Pese a las críticas, el líder de línea dura ha permanecido desafiante, produndizando agudamente las desavenencias con Estados Unidos y sus aliados en torno al controversial programa atómico de Irán.
En repetidas ocasiones se ha rehusado a suspender el enriquecimiento, aún si sus aliados comerciales, incluyendo a China, han pedido a Teherán que responda a las demandas internacionales, y le ha dado al asunto máxima prioridad en numerosos discursos durante el mes pasado en sus visitas a las provincias.
