Israel mantiene una férrea censura sobre la información desde el inicio de la ofensiva en Gaza


JERUSALÉN, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -

Las autoridades israelíes mantienen un férreo control de la información desde el inicio de la operación 'Plomo Sólido' y, a pesar de las sentencias contrarias del Tribunal Supremo, impiden la entrada en la Franja de Gaza a los periodistas extranjeros, que deben seguir el conflicto desde kilómetros de distancia.

En ese sentido, la ONG Human Rights Watch (HRW) emplazó hoy a Israel a permitir de forma inmediata el acceso de observadores humanitarios y periodistas a la Franja para "disuadir abusos de las partes enfrentadas y ayudar a salvar vidas".

En un comunicado, HRW insta al Gobierno israelí a cumplir con la sentencia del Tribunal Supremo israelí del 31 de diciembre de 2008 que obliga a las autoridades a permitir la entrada de doce periodistas a la Franja. Éstos, sin embargo, en ningún caso podrán ser israelíes, ya que cualquier civil israelí tiene prohibida la entrada en la región desde hace dos años por decisión gubernamental alegando razones de seguridad.

"La presencia de periodistas y observadores de Derechos Humanos en las zonas de conflicto proporciona una comprobación esencial con respecto a los abusos contra los Derechos Humanos y violaciones de la ley de la guerra", explicó HRW.

Desde principios de noviembre, cuando comenzó a deteriorarse el cumplimiento del alto el fuego entre Israel y las milicias palestinas, el Gobierno restringe el acceso a Gaza de los periodistas y activistas de Derechos Humanos extranjeros y nadie ha podido entrar en la zona desde que comenzó la campaña de bombardeos, el pasado 27 de diciembre.

"Los periodistas y los observadores de Derechos Humanos deberían poder entrar en Gaza para investigar e informar sobre la conducta de ambas partes", declaró un investigador de crisis de HRW, Fred Abrahams. "Las excesivas restricciones de Israel al acceso a Gaza sólo consiguen evitar este efecto disuasorio y poner a los civiles en mayor peligro", dijo.

EREZ, CERRADO

El Gobierno israelí respondió a la sentencia del 31 de diciembre diciendo que permitiría la entrada de ocho periodistas en la Franja cada vez que abriera el paso fronterizo de Erez. Sin embargo, el paso sigue cerrado por el Ejército. "El Ejército aún no ha cumplido con la promesa a pesar de la creciente presión", destaca el diario israelí 'Haaretz' en un artículo publicado hoy.

Sderot, la ciudad israelí más cercana a la Franja de Gaza, se ha convertido en un centro clave para los medios de comunicación de todo el mundo. Entre 400 y 500 periodistas extranjeros están en Israel desde que comenzó la operación 'Plomo Sólido', el pasado 27 de diciembre, muchos de ellos figuras destacadas como Christiane Amanpour, de CNN, o Bob Simon, de la CBS.

Además, la lista de periodistas que han solicitado la entrada en Gaza se ha visto condicionada por las autoridades israelíes y por el sistema de periodistas estrella. Por ejemplo, la periodista sueca Catrin Ormestad, corresponsal del británico 'The Economist' y de varios diarios suecos, lamentó que no tuvo ninguna posibilidad de entrar en la lista de ocho periodistas que podrían entrar en Gaza porque no pertenece a cadenas como la Fox o la CNN.

Las autoridades israelíes rechazan la presencia de periodistas extranjeros alegando que podría ocurrirles algo que obstaculice las operaciones militares israelíes. "¿Qué pasaría si alguno de esos periodistas resultase herido? Incluso si no tuviera que ver con un error israelí sería entendido como fundamental por los palestinos", afirmó un responsable israelí en declaraciones a 'Haaretz' bajo condición de anonimato.

Sin embargo, esta parece ser sólo una de las razones. Mantener a los periodistas en Israel, alejados de Gaza es positivo para la imagen de Israel, reconoció otro responsable, ya que los medios de comunicación viven la guerra desde el lado israelí. Tan pronto como el Ejército consiga hacerse con el control de la Franja podría permitirse la entrada de periodistas israelíes y extranjeros empotrados. Hasta entonces, la única fuente no palestina será la portavocía del Ejército israelí.

Además, Israel está siendo muy estricto sobre la censura militar. En la noche del sábado, cuando comenzó la invasión por tierra de la Franja, un periodista de una televisión iraní desplazado a Israel violó las normas de censura militar, por lo que se emitió una orden de detención contra él.

Según el director de la Oficina de Prensa del Gobierno israelí, Danny Seaman, se le ha retirado la acreditación al periodista por razones de seguridad.

Seaman explicó que están siendo más estrictos porque "demasiadas veces hemos hablado con demasiadas voces". "Esta vez está claro que el sistema es serio y está unificado. Esa fue una de las conclusiones de la comisión Winograd, pero esta vez no habrá violaciones de la censura", afirmó en referencia a la comisión de investigación gubernamental sobre la actuación del Gobierno y el Ejército durante la guerra de Líbano de 2006.

Durante la guerra contra la guerrilla libanesa de Hezbolá, en contraste con la actual situación, los periodistas y las organizaciones de Derechos Humanos pudieron informar sobre el conflicto desde ambas partes.

"RESTRICCIÓN SIN PRECEDENTES"

La sentencia del Tribunal Supremo fue motivada por una demanda planteada por la Asociación de la Prensa Extranjera en Israel, organización que representa a más de 400 miembros de medios de comunicación de todo el mundo. La asociación calificó la prohibición de "restricción sin precedentes de la libertad de prensa".

Además, el pasado 21 de noviembre 22 altos cargos de los principales medios de comunicación, incluidas las principales agencias y televisiones, enviaron una carta al primer ministro israelí, Ehud Olmert, para quejarse por "la negativa prolongada y sin precedentes a las peticiones de acceso a la Franja de Gaza por parte de los medios de comunicación internacionales".

El Derecho Internacional Humanitario, aplicable en un conflicto armado, defiende el derecho a la libertad de expresión de periodistas y observadores de Derechos Humanos. Los Estados pueden restringir la libertad de expresión alegando razones de seguridad nacional, pero sólo respetando la ley y en la medida en la que sea necesario por razones específicas y sinceras de seguridad, según lo recogido en los Principios de Johannesburgo sobre Seguridad Nacional, Libertad de Expresión y Acceso a la Información, un documento firmado en 1995 por un grupo de expertos en Derecho Internacional y considerado una guía autorizada para la interpretación y aplicación del derecho a la libertad de expresión en relación a la seguridad nacional.

"Cualquier restricción de la libre circulación de información no podrá ser de naturaleza tal que frustre los propósitos de la legislación humanitaria y sobre Derechos Humanos. En particular, los Gobierno no deberán prohibir el acceso a las zonas en las que son responsables y en las que haya dudas razonables de que se puedan estar cometiendo o se hayan cometido violaciones de la legislación humanitaria o de Derechos Humanos a periodistas o representantes de organizaciones intergubernamentales o no gubernamentales que velen por el cumplimiento de los criterios humanitarios o de Derechos Humanos", según los Principios de Johannesburgo.

Además, "los Gobiernos no impedirán el acceso de periodistas o representantes de tales organizaciones a zonas en las que haya violencia o un conflicto armado excepto en el caso en que su presencia implique un claro riesgo para la seguridad de otras personas".

"La presencia de periodistas y observadores de Derechos Humanos no tiene que ver sólo con el derecho a la información", indicó Abrahams. "La presencia de observadores independientes durante un conflicto armado puede prevenir malas conductas y salvar vidas", agregó.