ROMA, 27 Mar. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El Senado italiano aprobó hoy el decreto de refinanciación de las misiones militares en el extranjero --con la guerra de Afganistán como epicentro-- con 189 votos a favor, 132 abstenciones y dos votos en contra.
La votación se llevó a cabo después de un acalorado debate que duró todo el día y en el que se votaron un total de 36 enmiendas y hasta 14 órdenes del día, presentadas tanto por parte de la coalición de centro-derecha actualmente en la oposición como de la de centro-izquierda en el Gobierno.
Este resultado hizo respirar hondo al Ejecutivo que dirige Romano Prodi, dado el riesgo que corría de caer en una nueva crisis, poco después de superar otra hace apenas un mes y que también fue propiciada por el rechazo del Palazzo Madama a la política exterior del Gobierno.
Finalmente, el Gobierno consiguió una mayoría bastante más numerosa de lo que esperaba, gracias al apoyo de gran parte de los senadores vitalicios y de la Unión Democrática Cristiana, que lidera Pier Ferdinando Casini.
"No he salvado a Prodi", comentó Casini tras la votación, sino que "Prodi se salvaba igualmente", ya que "aunque hubiéramos votado 'no', los 'sí' hubieran sido 160", dos más de los que necesitaba para obtener la mayoría, argumentó.
Por su parte, el senador vitalicio Giulio Andreotti --sobre el que se había especulado que apoyaría al Gobierno-- decidió finalmente abandonar el aula, absteniéndose en la votación.
ABSTENCIÓN DE ALIANZA NACIONAL Y FORZA ITALIA.
Las dos grandes fuerzas políticas de la coalición de centro-derecha --Forza Italia y Alianza Nacional-- así como la Liga Norte también se abstuvieron, tal y como ya habían anunciado que harían, mientras que los dos votos negativos correspondieron al senador de la izquierda radical Franco Turigliatto --quien fue precisamente uno de los que propició la anterior caída del Gobierno-- y el secretario del partido centrista Democracia Cristiana para las Autonomías, Gianfranco Rotondi.
La votación final llegó después de un intenso debate en la Cámara Alta italiana, que duró todo el día y que se centró en la votación de las 14 órdenes del día presentadas, a través de las cuales, los partidos puntualizaban cuáles eran sus condiciones para aprobar el decreto.
Así, a través de sus propuestas, la oposición --integrada por la coalición de centro-derecha 'La Casa de la Libertad'-- intentó retocar el decreto, aumentando el armamento que deben portar los mas de 900 soldados italianos destacados en Afganistán, que es justo la condición contraria que, por su lado, interponen los senadores de la izquierda radical.
APROBADA LA ORDEN DEL DÍA DE LA LIGA NORTE
En el marco de estas votaciones previas, el Senado acabó aprobando casi por unanimidad --311 votos a favor y sólo tres en contra-- una de las órdenes del día presentadas por la Liga Norte y en la que el partido secesionista pedía más garantías para la seguridad de los militares destacados en Afganistán.
No obstante, rechazó las propuestas presentadas por Forza Italia y Alianza Nacional, mientras que la orden del día que defendía la Unión Democrática Cristiana no entró en la votación al ser presentada fuera de plazo.
Para entender la tensión en que se sumió durante todo el día la Cámara Alta del Parlamento y con ella, toda Italia, es necesario remontarse al pasado 21 de febrero, momento en que la oposición de algunos senadores de Refundación Comunista y de los Verdes-Partido de los Comunistas Italianos propició la primera caída del Gobierno.
En esa ocasión, los senadores rebeldes Fernando Rossi --que entonces pertenecía a los Verdes y luego se pasó al grupo mixto-- y Franco Turigliatto --que precisamente fue expulsado de Refundación Comunista días después de dicha votación-, se abstuvieron, al considerar que el informe sobre política exterior del Gobierno era excesivamente belicista.
Su decisión, junto con la de algunos senadores vitalicios, fue clave en el resultado, dada la escasa mayoría de la que disfruta la coalición gobernante en el Palazzo Madama, y que, además, se había comprometido a marcharse "a casa" en caso de perder la votación.
