Jordania intenta reivindicar su papel mediador en Oriente Próximo frente al caótico plan de paz de EEUU

El rey Abdalá de Jordania y el presidente palestino, Mahmud Abbas
REUTERS / MOHAMAD TOROKMAN - Archivo
Publicado: sábado, 15 junio 2019 11:11

El reino árabe, hogar de millones de palestinos, se debate entre la ayuda económica que le aportaría Washington a cambio de alterar las estructuras sociales del país

AMÁN, 15 Jun. (Reuters/EP) -

Jordania se encuentra entre la espada y la pared dentro de las negociaciones del nebuloso plan de paz diseñado por Estados Unidos para Oriente Próximo; uno en el que el reino árabe lamenta no contar con voz ni voto a pesar de su trascendental rol dentro del conflicto israelopalestino.

"¿Es que acaso no tenemos voz en esto?", lamentó el monarca jordano, Abdulá, durante un discurso ante las fuerzas armadas el pasado mes de marzo, hastiado ante la posibilidad de que el plan norteamericano acabe eliminando la opción al derecho del retorno que ansían más de dos millones de palestinos refugiados en su país, si bien hay estimaciones que apuntan a que ya conforman más de la mitad de la población.

Jordania sentirá antes que nadie cualquier desviación del plan para la creación de un Estado palestino de pleno derecho, como parecen apuntar los detalles filtrados del llamado "Acuerdo del Siglo" que prepara Jared Kushner, yerno y asesor del presidente norteamericano, Donald Trump, y que parece apuntar a una especie de autogobierno limitado palestino en los territorios ocupados por Israel.

Este plan también apunta a una expansión de la Franja de Gaza hacia el norte de Egipto, con la creación de una nueva zona bajo control egipcio, y la reducción de los territorios palestinos en Cisjordania y parte de Jerusalén.

Estados Unidos ha desmentido que tenga intención de convertir a Jordania en la nueva patria de los palestinos, pero desde Amán se teme que Washington obligue al reino a asumir el control de partes de Cisjordania, una dificultad añadida a las penurias económicas que atraviesa el país.

Tampoco hay que desdeñar el impacto simbólico que comporta ese plan: la declaración de Jerusalén como capital de Israel es un golpe directo al estatus de la dinastía jordana como custodia de los lugares sagrados de la ciudad.

PALESTINOS EN JORDANIA

Hay pocos temas en Jordania más sensibles que la situación de los palestinos, hasta el punto de que el Gobierno jordano no ha dado una estimación oficial del número de habitantes descendientes de palestinos. La idea de que Jordania es Palestina es una noción eminentemente israelí que indigna a los ciudadanos jordanos, agitados de por sí a causa de la actual crisis económica, de tal envergadura que forzó un cambio de Gobierno el año pasado.

El plan de Trump podría desembocar en una alteración demográfica en un país donde hay muchos palestinos se sienten discriminados a pesar de gozar de plenos derechos como ciudadanos.

Recientes decisiones del monarca, como la posibilidad de acudir a una conferencia económica para recibir información sobre el plan norteamericano, han desatado todavía más la voz de alarma: la posibilidad de que Jordania acepte dinero a cambio de participar en el plan.

PREOCUPACIÓN INTERNA

Los descendientes de jordanos han avisado en repetidas ocasiones al monarca jordano de que los planes de Trump van a destruir un sistema de patronazgo estatal clave para la confianza y la lealtad que este grupo ha depositado desde hace décadas en la monarquía, pero este no es el único grupo del que Abdulá tiene que preocuparse.

Ahora mismo, militares retirados llevan semanas efectuando protestas contra el acuerdo. De momento no son más que pequeñas concentraciones, pero podrían estallar en cualquier momento.

"Jamás vamos a permitir que nuestra identidad nacional quede erosionada o nuestro estado, desmantelado", ha avisado Saad Alaween, un destacado miembro de la oposición jordana, temeroso de que sus compatriotas palestinos vean incrementados sus derechos en un sistema electoral claramente favorecedor para los nativos jordanos.

El monarca, acosado por tantos frentes, busca apoyos donde puede. De hecho, ha llegado a reunirse con diputados islamistas para conseguir el respaldo de la población de las grandes ciudades y los campos de refugiados palestinos.

El Frente de Acción Islámica, brazo político de la organización Hermanos Musulmanes, ha aceptado hacer causa común: "Trump quiere comprar y vender Jordania y crear un nuevo régimen, así que el rey tiene nuestro pleno respaldo en su oposición a este plan", ha asegurado el líder de la organización, Murad al Adaylah.

Esta tensión también se ha dejado sentir en dos garantes de la estabilidad de Jordania: los servicios de Inteligencia y el Ejército. Este último ha decidido guardar silencio, por ahora, pero ya ha dejado caer un mensaje en pro de la integridad territorial del país.

"Jordania es un lugar con soberanía e historia propias, y diremos lo que tenemos que decir a su debido momento", ha avisado el jefe del Estado Mayor del Ejército, el general Mahmud al Friehat.

La tensión se percibe a la escala más pequeña, con manifestaciones en decenas de pueblos y ciudades rurales como mensaje a Washington de que no puede imponer una solución que establezca permanentemente a los palestinos en Jordania contra su voluntad.

De todas formas, en el caso de que Jordania acuda finalmente a la conferencia de Manama a finales de mes sobre la faceta económica del plan de Trump, se prevé que proclame desde ese foro que ninguna cantidad de dinero podrá sustituir una solución política para poner fin a la ocupación de Cisjordania por parte de Israel; un mensaje que no gustará a quienes piden una inyección económica para sacar al país de la crisis, como solicitan algunos empresarios.

En los campamentos donde viven 2,2 millones de refugiados registrados de Jordania, prevalece sin embargo el amargo realismo de quienes, como Ibrahim Anabtawi -- refugiado de segunda generación con seis hijos -- han rescatado viejas tarjetas de racionamiento de Naciones Unidas para demostrar sus derechos en caso de que cualquier nuevo acuerdo ofreciera una compensación.

"No olvidaré que soy palestino ni renunciaré al derecho de retorno", ha declarado Anabtawi antes de agregar que está dispuesto a todo. "He sido perseguido todo este tiempo y nadie me ha apoyado. Ahora quiero cualquier cosa que me puedan ofrecer", ha concluido.

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