La Junta Militar permite la entrada de personal sanitario 15 días después del paso del ciclón

Actualizado: sábado, 17 mayo 2008 13:04
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   RANGÚN, 18 (EUROPA PRESS)


La Junta Militar que gobierna Birmania ha tardado 15 días en permitir la entrada de personal sanitario extranjero a pesar de la gravedad de los daños provocados por el ciclón 'Nargis'. Esta actitud y las trabas a la entrada de ayuda humanitaria ha provocado toda una oleada de duras críticas por parte de la comunidad internacional y Francia habla ya incluso de un posible crimen contra la humanidad.

   Además, la oposición denuncia los lucrativos contratos de reconstrucción adjudicados a empresas afines al régimen y la explotación de los supervivientes con salarios de hasta 70 céntimos de dólar al día.

   Un grupo de 30 sanitarios tailandeses que aterrizó en la tarde de hoy a Rangún, la ciudad más grande de Birmania, se ha convertido en el primer equipo que logra entrar en el país. Los 18 médicos y 12 enfermeros llegaron con 230.000 dólares y 10,45 toneladas de suministros sanitarios, según informan fuentes diplomáticas citadas por la agencia china Xinhua.

   Poco después llegó al Aeropuerto Internacional de Rangún un equipo de 47 médicos de India con 15 toneladas de medicinas y material sanitario.

   Mientras, el Gobierno birmano intenta maquillar su imagen con la organización de una visita de entre 60 y 70 diplomáticos extranjeros a zonas afectadas por el paso del ciclón. Aunque los diplomáticos atestiguaron la "enorme" destrucción provocada por el 'Nargis', insistieron en presionar a las autoridades militares birmanas para que permitan la entrada de ayuda humanitaria.

   El director de la Oficina Humanitaria de la Comisión Europea en Rangún, Bernard Delpuech, explicó que la tormenta ha arrasado la zona de tal manera que las tareas de reconstrucción "podrían prolongarse durante más de un año".

   Para los invitados, la visita "ha sido de gran utilidad para contemplar la magnitud de la devastación, que es enorme", declaró Delpuech al término de su viaje. La delegación sobrevoló en helicóptero el delta del río Irrawaddy, la zona más afectada por el 'Nargis'.

   El itinerario fue trazado por la propia Junta Militar birmana. "El propósito (de la invitación) era mostrar que tenían la situación controlada, y no parecían ocultar nada por donde íbamos aunque, claro, ellos seleccionaron los lugares que teníamos que visitar", explicó el diplomático europeo.

   Delpuech aseguró que los diplomáticos aprovecharon la más mínima oportunidad para reclamar al ministro birmano que les acompañaba una mayor flexibilidad por parte del Gobierno militar a la hora de recibir ayuda. Según Delpuech, "su respuesta era: 'Sí, la Junta está dispuesta, pero no quieren a gente que pueda crear problemas'".

   De momento, a falta de terminar de precisar la labor del Ejército birmano --dado que gran parte de sus efectivos fueron destinados a controlar la evolución del fraudulento referéndum constitucional emprendido por la Junta justo después del paso del ciclón--, los monjes budistas son los que están desarrollando el papel humanitario más relevante dentro del país.

   El Venerable Nyanissara, representante de los monjes en la ciudad de Kunthechaung, declaró que sus compañeros han distribuido ya "cerca de 100 toneladas de arroz y más de 3.000 tejados de metal" en las zonas afectadas.

   "CATÁSTROFE CREADA POR EL HOMBRE"

   Esta tardanza y la imposición de condiciones a la entrada de ayuda humanitaria han desencadenado duras críticas por parte de la comunidad internacional. El primer ministro británico, Gordon Brown, advirtió a la Junta de que será juzgada por la comunidad internacional y por su propio pueblo por su "responsabilidad" en la conversión de un desastre natural como el 'Nargis' en una "catástrofe creada por el hombre" a raíz del "trato inhumano" dispensado al impedir la llegada de la ayuda para los cientos de miles de personas que ya suman los afectados por el ciclón.

   En una entrevista con la BBC, Brown denunció la "intolerable situación" que ha creado la Junta con su propia "negligencia", en un contexto en el que otras potencias como Francia han advertido ya con ultimátums, si bien mantuvo su apuesta inicial de incrementar la "presión" ejercida sobre el régimen como la fórmula más "efectiva" a corto plazo para llegar a los supervivientes.

   Así, pese a "no descartar" ningún mecanismo, el mandatario de Reino Unido recordó la necesidad de un acuerdo internacional para acometer cualquier intervención sin la autorización de las autoridades birmanas y, por ello, insistió en que, "por el momento, lo más importante es que la ayuda llegue" a los millones de personas que "están sufriendo". En este sentido, calificó el estado actual del país de "inhumano" y reiteró que "la responsabilidad recae sobre el régimen".

   Mientras, el embajador francés ante Naciones Unidas, Jean-Maurice Ripert, acusó a la Junta de estar a punto de cometer un crimen contra la humanidad al impedir la llegada de ayuda, después de que su homólogo birmano denunciara la presencia de un buque de guerra galo a la zona.

   París respondió que el buque transporta 1.500 toneladas de ayuda y medicinas para los supervivientes de la tormenta, que de momento se ha cobrado --según cifras oficiales divulgadas ayer por la televisión oficial birmana-- 77.738 muertos, 55.917 desaparecidos y 19.359 heridos.

   Ripert declaró al término de la sesión en la sede de la ONU que la constante negativa del Gobierno militar birmano a aceptar a expertos en ayuda y desarrollo sobre el terreno "podrían conducir a un verdadero crimen contra la humanidad".

   CORRUPCIÓN

   Tampoco la oposición política, en su mayoría en el exilio, está satisfecha con la gestión de la Junta Militar, embarcada en un fraudulento referéndum constitucional celebrado justo después del paso del ciclón. La Junta estaría concediendo lucrativos contratos de reconstrucción a empresas controladas por familiares o socios cercanos al régimen del general Than Shwe, algunas de las cuales además están forzando a los supervivientes a trabajar en sus proyectos por sólo 70 céntimos de dólar al día, según denuncia el diario de exiliados birmanos con sede en Tailandia, 'The Irrawaddy'.

   Entre las 43 empresas encomendadas con estas tareas, se incluyen las "afines" Asia World Company, Htoo Trading, el Grupo Edén, Max Myanmar y Shwe Thanlwin, según señala el rotativo.

   En particular, el diario señala a la Asia World Company, la empresa de construcción más grande del país, dirigida por Tun Myint Naing, "también conocido como Steven Law, uno de los empresarios birmanos incluidos en la lista de sanciones de Estados Unidos por su presunta relación con el tráfico de drogas internacional", según la web del periódico.

   Otro de los "sancionados" es Tay Za, propietario de Htoo Trading, encargado de reconstruir los edificios públicos y las escuelas en la región del delta del Irrawaddy.

   En el caso de la compañía Ayer Shwe Wah, la empresa está dirigida por el hijo de uno de los miembro de la Junta, el general Thura Shwe Mann, acusado en repetidas ocasiones de abuso de poder para obtener contratos a cargo de la Oficina de Guerra en la capital del país, Naypyidaw. Y esta compañía, según denuncia el medio, obliga a algunos de los supervivientes a trabajar en los proyectos de reconstrucción por 70 céntimos de dólar al día.