MOSCÚ, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha advertido este lunes de que está en marcha una nueva "campaña de desinformación" sobre Siria, en este caso para boicotear la tregua pactada en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para cesar los combates en el país árabe durante al menos 30 días con el fin de proporcionar un alivio humanitario a la población civil.
Lavrov ha dado una rueda de prensa en la que se ha referido a una noticia publicada en las últimas horas con los Cascos Blancos --un grupo de defensa civil sirio-- como fuente que señala a Rusia como responsable de un ataque con gas de cloro perpetrado el domingo en el suburbio damasceno de Ghuta Oriental.
En Ghuta Oriental viven unas 400.000 personas que llevan años sufriendo el sitio de las tropas gubernamentales y que desde hace semanas padecen una ofensiva del régimen de Al Assad para arrebatar a los rebeldes uno de los pocos bastiones que les quedan en todo el país.
"En algunos medios (...) difunden ya desinformación sobre el uso de cloro en Ghuta Oriental", ha dicho y ha acusado a los Cascos Blancos de esta "falsa noticia", al tiempo que ha augurado que también podría llegar información similar de otra fuente que ha cuestionado: el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Lavrov, citado por la agencia de noticias oficial Sputbik, ha anticipado que con la llegada de la tregua "se divulgarán nuevas noticias falsas" con la intención de usar este alto el fuego con fines distintos a los previstos por el Consejo de Seguridad. "Y sabemos de dónde provendrán", ha enfatizado.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha criticado este mismo lunes en otra rueda de prensa que "los terroristas en Ghuta Oriental no han depuesto las armas", por lo que todavía se vive "una situación muy tensa" en el enclave opositor. "Retienen a los civiles como rehenes", ha denunciado.
La tregua está concebida para todas las partes en todo el territorio sirio, a excepción de Estado Islámico, Al Qaeda y sus afiliados, contra quienes la ONU ha autorizado mantener la ofensiva militar. Sin embargo, Turquía defiende que también deja fuera su campaña en Afrin contra las milicias kurdas, a las que Ankara considera terroristas.
