ROMA, 26 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las bombas de racimo constituyen el principal obstáculo a la reconstrucción del sur de Líbano, donde la aviación del Ejército israelí ha lanzado más de un millón de ellas durante la última etapa de la reciente guerra contra la milicia chií Hezbolá.
"El problema es la localización de estas bombas, que se encuentran en los árboles, los bosques, los jardines de las casas", afirmó hoy el coordinador del Centro de Coordinación de la Unidad para el Desminado de la ONU, Chris Clark.
Las pequeñas bombas contenidas en las bombas de fragmentación --cuyas reducidas dimensiones no permiten una identificación fácil sobre el terreno-- han causada hasta ahora 14 muertos y unos 90 heridos, informó la agencia MISNA.
Desde el alto el fuego del pasado 14 de agosto, el Ejército libanés, los soldados de Naciones Unidas y varias agencias especializadas han recuperado unas 40.000 pequeñas bombas, pero la ONU considera que aún hay un millón de bombas de este tipo en Líbano.
Las bombas de fragmentación, agregó Clark, "siguen representando el principal obstáculo a cualquier reconstrucción, pero el principal problema afecta a las personas que quieren volver a sus casas, limpiar todos los escombros y retomar una vida normal".
