MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
La líder opositora de Bangladesh, Jaleda Zia, ha sido trasladada este lunes a un hospital desde la cárcel en la que cumple condena por corrupción, tras varios días de reclamaciones por parte de su partido para que recibiera tratamiento por un empeoramiento de su estado de salud.
Zia ha sido trasladada en un convoy integrado por 15 vehículos del Batallón de Acción Rápida, los Bomberos, la Defensa Civil y la Policía, en medio del refuerzo de las medidas de seguridad en torno al desplazamiento.
La opositora había rechazado ser trasladada al hospital Universidad Médica Bangabandhu Sheikh Mujib (BSMMU) --a donde ha sido finalmente llevada-- y reclamaba poder elegir el centro de ingreso, según el diario bangladeshí 'The Daily Star'.
Zia lleva en prisión desde el 8 de febrero de 2018, cuando fue sentenciada a cinco años de cárcel por un caso de corrupción, pena que fue posteriormente ampliada a diez años de prisión tras la apelación. Asimismo, ha sido condenada a siete años en otro caso por corrupción.
El hijo de Zia, Tarique Rahman, y otros cuatro acusados fueron sentenciados a diez años de prisión en el marco del primer proceso judicial, que se prolongó durante casi una década.
Mirza Fajrul, secretario general de su formación, el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), denunció hace cerca de dos semanas que la líder opositora "no podía comer de forma adecuada" ni "mantener recta la cabeza" durante las vistas judiciales.
"Le duele todo el cuerpo", señaló, sin que se sepa por el momento cuál es su estado de salud o qué dolencia padece. El propio Fajrul lamentó que los profesionales del BSMMU "no le están dando un tratamiento adecuado" en prisión.
Zia y el BNP han denunciado que los cargos contra la ex primera ministra forman parte de una campaña para sacarla a ella y a su familia de la primera línea política. Los líderes del BNP han denunciado que más de 3.500 simpatizantes del partido han sido detenidos en los últimos dos años.
La primera ministra bangladeshí, Sheij Hasina, y Zia mantienen desde hace años una dura rivalidad y sus familias han estado dominando la política bangladeshí durante más de dos décadas.
