Macedonia ante la encrucijada

Cartel a favor de la UE por el referéndun en Macedonia
REUTERS / OGNEN TEOFILOVSKI
Actualizado: sábado, 29 septiembre 2018 8:28

El referéndum no es vinculante pero de su resultado dependerá el pulso político que se libra en el Parlamento

MADRID, 29 Sep. (EUROPA PRESS) -

Las urnas se abrirán este domingo en Macedonia, pero no por unas elecciones al uso sino por un referéndum que, sin ser vinculante, amenaza con provocar un terremoto político cuyas réplicas durarán años. Los ciudadanos están llamados a votar si aceptan o no un acuerdo por el que el país pasaría a llamarse República de Macedonia del Norte.

La caída de la Unión Soviética convirtió los Balcanes en un tablero de ajedrez en el que aún se siguen moviendo piezas casi tres décadas después. Una de las partidas inacabadas es la de Macedonia, apartada de los principales bloques internacionales por su disputa política con Grecia.

A día de hoy, Macedonia no existe como tal en los principales foros, sino que formalmente es la Antigua República Yugoslava de Macedonia. Grecia ha vetado cualquier gesto de aperturismo por el temor a reivindicaciones soberanistas sobre una región septentrional, pero la historia podría estar a punto de cambiar.

Un simbólico apretón de manos en julio entre los primeros ministros de Macedonia y Grecia, Zoran Zaev y Alexis Tsipras, puso fin a meses de negociaciones y sentó las bases para el referéndum que tendrá lugar este domingo. El principal punto de acuerdo pivota en torno al virtual nombre oficial del Estado macedonio: República de Macedonia del Norte.

Los gobiernos de los dos países vecinos se han esforzado por defender las bondades de este pacto, que se ha topado con una fuerte oposición a ambos lados de la frontera. Este domingo alrededor de 1,8 millones de ciudadanos macedonios podrán pronunciarse bajo esta premisa: "¿Apoya la integración en la UE y la OTAN aceptando el acuerdo entre Macedonia y Grecia?".

Los sondeos vaticinan una holgado triunfo del 'sí', aunque la letra pequeña esconde no pocas complicaciones. Así, una reciente encuesta de la firma GfK Skopje estima que el 49 por ciento de los ciudadanos votarían a favor y un 22 por ciento en contra, pero existe una amplia zona gris: un 16 por ciento no participará en el proceso y un 13 por ciento no sabía lo que haría u optó por no contestar.

Las leyes macedonias estipulan que, para que un referéndum sea válido, deben participar más del 50 por ciento de los votantes, una cota que el Gobierno de Zaev espera alcanzar para dar fuerza a una consulta que, en términos legales, no es vinculante. No en vano, es la principal herramienta a la que agarrarse para forzar a la oposición a aceptar el acuerdo.

Zaev y su Gobierno socialdemócrata han hecho campaña en favor del 'sí', mientras que el 'no' tiene entre sus principales voces la del presidente, Gjorge Ivanov. El jefe de Estado, que ya se había expresado en contra del acuerdo en reiteradas ocasiones, reveló durante un reciente discurso ante la diáspora en Nueva York que no participará en el referéndum del domingo.

En este sentido, y aunque considera que el ingreso en la UE y la OTAN es un objetivo político clave para el país, cree que el acuerdo suscrito con Grecia representa una injerencia en asuntos internos y añade "polarización" a un país que "tiene derecho a llamarse por su nombre". También cuestionó que se intente vender el referéndum como un primer paso hacia la integración en la UE y la OTAN, en la medida en que estas adhesiones no llegarán de forma automática.

"Seremos un Estado sólo por nombre, pero no en sustancia, ya que otros regularán nuestra forma de vida", afirmó el presidente ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en el marco de un discurso en el que denunció el riesgo de que Macedonia caiga en la "subordinación" y la "dependencia" frente a Grecia.

Zaev, por su parte, ha insistido en los beneficios que conllevaría para Macedonia pasar página a la disputa con Grecia, y no solo en términos políticos. "Esperamos que se duplique el comercio entre los dos países", declaró esta semana ante un foro de empresarios.

SIGUIENTES PASOS

El referéndum, que contará con 12.000 observadores internos y 500 externos, no es vinculante pero sí decisivo. Pase lo que pase, la última palabra la tendrá el Parlamento, que puede decidir una cosa o la contraria independientemente de cuál sea el resultado del plebiscito, habida cuenta de la complicada aritmética que está sobre la mesa.

El Gobierno de Zaev, líder de la Unión Socialdemócrata de Macedonia (USDM), cuenta con la mayoría de los 120 escaños que conforman el Parlamento, pero necesitará alrededor de una veintena de apoyos más si quiere sacar adelante la enmienda constitucional que completaría el acuerdo con Grecia.

Junto a Ivanov, el principal partido de la oposición, VMRO-DPMNE, y las voces nacionalistas también se han opuesto al acuerdo. Más de una veintena de partidos y organizaciones de derechas se han unido a favor del boicot del referéndum, un llamamiento que sin embargo ha evitado lanzar el VMRO-DPMNE con todo tipo de equilibrios dialécticos.

Tanto el presidente macedonio como la principal formación opositora han dejado claro que respaldan la integración del país en la OTAN y la UE, pero el ministro de Exteriores, Nikola Dimitrov, ha avisado esta semana de que no hay un "plan B" para avanzar a nivel internacional al margen del acuerdo político con Grecia que está sobre la mesa.

Tampoco está claro qué podría ocurrir al otro lado de la frontera si Macedonia concluye el complejo proceso de ratificación, en la medida en que la coalición de Tsipras se tambalea. Al rechazo nacionalista y de partidos opositores como Nueva Democracia se han sumado los avisos de Griegos Independientes, que amenazan con hacer saltar por los aires un Ejecutivo del que ellos mismos forman parte.

Tsipras ha utilizado el acuerdo ante la Asamblea General de la ONU como ejemplo de buena diplomacia y ha apuntado que "es importante no solo para la región, sino como modelo para la resolución pacífica de dierencias". "Un acuerdo que no surge de que la parte más fuerte imponga sus intereses a la otra, sino de un compromiso aceptable y que preserve la dignidad de ambas partes", ha dicho.

PULSO INTERNACIONAL

El proceso tiene implicaciones a nivel nacional, regional y también internacional. El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, no dudó en defender las bondades de la OTAN durante una reciente visita a Skopje en la que apeló a la "responsabilidad de votar" ante la "compleja elección política" que se avecina.

Mattis también apuntó que "no hay duda" de que Rusia está intentando influir en el resultado de la consulta, un temor que lleva meses sobrevolando el debate político y que tiene en Internet su principal arena de batalla. Según 'The New York Times', hay cientos de nuevas web que llaman al boicot y una noticia ampliamente compartida en redes advierte de que Google estudia eliminar el macedonio de la lista de idiomas reconocidos.

Sin embargo, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha negado la hipotética injerencia. "No decimos nada que pueda interpretarse como propaganda de algún desenlace concreto", ha asegurado esta semana desde Bosnia, desde donde también ha señalado que Moscú no se opone a la pretensión de los países balcánicos de unirse a la UE.

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