Malos tiempos para la acción humanitaria pública en España

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Foto: MSF
  
Actualizado: lunes, 29 diciembre 2014 11:00

El presupuesto de ayuda humanitaria se ha reducido en 5 años más del 90%, según el director del IECAH

   MADRID, 29 Dic. (Francisco Rey, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, IECAH) -  

   Cuando los políticos, sobre todo si están en el gobierno de turno, hacen referencias a las cuestiones humanitarias o de solidaridad, los que trabajamos en el sector de la cooperación entramos en pánico. Hace unos días (11 de diciembre de 2014) el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, declaraba ampulosamente que "No acepto lecciones de humanitarismo por parte de nadie" refiriéndose a las críticas por la labor policial española en los frecuentes sucesos de la valla de Melilla y la violación del derecho de asilo.

   El señor ministro no acepta lecciones, lo que convierte el incumplimiento de las normas jurídicas sobre asilo y refugio por parte de su Ministerio en algo más grave aún, pues presume de tener conocimientos en materia humanitaria, entre los que se incluirían los relativos al Derecho Internacional de los refugiados, entre otros.

   El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, tampoco se ha cortado a la hora de hacer uso de lo humanitario en sus declaraciones y durante los actos de inauguración de la Base logística del Programa Mundial de Alimentos (PAM) en Las Palmas en el mes de julio pasado manifestó que "la ayuda humanitaria de España constituye una seña de identidad de la política exterior y de la política en general y que este país ha dedicado a este fin entre 2004 y 2013 un total de 730 millones de euros, una cifra que no es suficiente".

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   Olvidaba decir el ministro que de esta cantidad tan solo 110 millones corresponden a los años de gobierno del Partido Popular. El resto es del periodo Zapatero. Al menos el ministro era bastante original al presumir de la "situación heredada" y no culparla de todos los males como suelen hacer su jefe y sus colegas de gabinete. Claro que en aquel caso se trataba de obtener votos africanos para la candidatura española para el Consejo de Seguridad de la ONU, llegando el ministro a decir que "Si ustedes tienen la sabiduría de votarnos, seremos embajadores de África".

   El caso de la Base logística del PAM de la que tanto presumió el ministro durante su inauguración ante los embajadores africanos, es especialmente significativo del oportunismo y la falta de compromiso del Gobierno con la acción humanitaria.

   Cuando el PAM solicitó el uso de esta base para las escalas de los vuelos del PAM relacionados con los envíos de suministros y personal para actuar en la epidemia de ébola en algunos países de África Occidental, el Gobierno español tardó tres meses en responder, negando finalmente el uso de la base para este cometido. ¿Para qué construimos una base logística humanitaria que no se puede utilizar cuando es necesaria?

   El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, había declarado en octubre de 2014 que desde la base de Las Palmas "va a haber muchos vuelos de personal y de transporte humanitario y desde luego España está ahí y este es un tema (el del ébola) en el que no ser solidario sería tanto como ser inmoral". Sin comentarios.

   Pero más allá de las pintorescas declaraciones de nuestros mandatarios, el hecho cierto es que los compromisos de cooperación y acción humanitaria que nuestro país ha asumido internacionalmente, se han derrumbado de un modo dramático en apenas cuatro años.

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LA AYUDA HUMANITARIA, LA MÁS RECORTADA

   La ayuda humanitaria es, ha sido, la política pública que más se ha recortado y está a punto de desaparecer en nuestro país. Solo las aportaciones de los ciudadanos individuales a través de las ONG que, lamentablemente, solo son significativas en grandes emergencias mediáticas, están permitiendo mantener el tipo.

   El presupuesto de ayuda humanitaria se ha reducido en tan solo cinco años más del 90%, lo que no tiene fácil justificación en un escenario internacional cada vez más convulso. España es el país que más ha reducido sus fondos de ayuda humanitaria desde entonces, con recortes incluso mayores que en otras políticas sociales: de los 356 millones de euros de 2010, o 216 millones en 2011 y 72 millones en 2012 se ha pasado a tan solo 38 millones en 2013. En tan sólo un año se ha reducido en un 47%. El porcentaje que representa la ayuda humanitaria respecto al total de la cooperación española apenas supera el 2,17 %, cifra muy por debajo de la media internacional.

   Siria, Irak, la propia respuesta a la crisis ocasionada por el ébola, entre otras, han contado con un escaso apoyo por parte de nuestra cooperación pública. El hecho de que los recortes se produzcan en unos momentos de aumento de los flujos internacionales de ayuda que experimentaron un crecimiento en el año 2013, hace más palpable y patética nuestra situación.

   Esta jibarización de la ayuda pública española es más dolorosa aún pues se produce en unos momentos en que las capacidades técnicas, los recursos humanos, la experiencia, el compromiso, el saber acumulado de los trabajadores de la Oficina de Acción Humanitaria de la AECID o de las ONG, es muy grande y valorado internacionalmente y hubiera sido muy valioso para la respuesta humanitaria internacional. Pero si no se permite utilizar las bases logísticas que pomposamente se inauguran, mal vamos.

(Francisco Rey es también director del informe "La acción humanitaria 2013-2014: Una respuesta tardía" elaborado junto con Médicos sin Fronteras)

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