Marruecos lamenta que el Proceso de Barcelona eluda los problemas políticos: "En vez de inmunizarlo, lo fragilizamos"

La ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya y el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita en Rabat (Marruecos) el pasado 24 de enero de 2020.
La ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya y el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita en Rabat (Marruecos) el pasado 24 de enero de 2020. - Ministerio de Asuntos Exteriores - Archivo
Publicado: viernes, 27 noviembre 2020 18:54

MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -

El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Burita, ha lamentado este viernes que la Unión por el Mediterráneo (UpM) no se aproveche como foro de discusión política entre los países que lo integran y que haya quedado reducido a una "expresión técnica".

"Sobreproteger el Proceso de Barcelona no ha hecho más que impedir que desarrolle anticuerpos. Creyendo inmunizarlo, lo hemos fragilizado", ha dicho Burita, según la agencia oficial MAP, en su intervención en el V Foro Regional de la UpM. A su juicio, la UpM --heredera del Proceso de Barcelona-- está "invisibilizada" hasta para los propios gobiernos.

El hecho, ha señalado, es que conflictos como los de Palestina, Libia, Siria, el Mediterráneo oriental o el Magreb "brillan por su ausencia en la agenda euromediterránea, aunque sus principales protagonistas están sentados en torno a la mesa".

"No podemos crear un espacio político y desamueblarlo. Es como si cambiásemos de acera para no cruzarnos con nuestras propias realidades", ha proseguido. Así, no cabe sorprenderse de que la gestión de la pandemia se hable en todos los foros "inimaginables, salvo en la UpM", aunque el Mediterráneo "ha sido un epicentro pandémico".

UN INSTRUMENTO FINANCIERO

El ministro marroquí también ha hecho un llamamiento para que la UpM se dote de un instrumento financiero, ya sea "banco, fondo o pacto" para hacer evolucionar el espacio euromediterráneo hacia un modelo "productivo" basado en las complementariedades y las colocalizaciones.

A su juicio, si el Proceso de Barcelona no ha logrado, 25 años después, su objetivo de construir un espacio de prosperidad y estabilidad, es porque tiene "paradojas" políticas, económicas, humanas y de gobernanza.

Los acuerdos entre el norte y el sur han multiplicado los intercambios comerciales, pero en lugar de cerrar la brecha económica la han ensanchado. En 2008, el déficit comercial del sur con la UE era de 7.000 millones de euros y una década más tarde se había multiplicado por 10, ha dicho, apuntando a un problema que ha mencionado también el alto representante de la UE, Josep Borrell.

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