NUAKCHOT, 25 Mar. (EP/AP) -
La participación en la segunda vuelta de las elecciones mauritanas apenas alcanza el 42 a media tarde, según informó un portavoz del Ministerio del Interior mauritano, Sidi Yeslem Ould Amar Cheine. Este dato es mucho menor que el 70 por ciento obtenido el pasado 11 de marzo en primera vuelta electoral.
Las urnas, que cerraron a las 18:00 horas (20:00 hora peninsular española), decidirán si el nuevo presidente mauritano será Sidi Mohamed Ould Cheikh Abdallahi o Ahmed Ould Daddah, el favorito. Gane quien gane, el nuevo dirigente mauritano tendrá que afrontar el reto de estabilizar políticamente al país, uno de los que más golpes de Estado ha sufrido en la región en los últimos años.
Se espera que hoy por la noche se empiecen a conocer los datos de participación, pero hasta el lunes por la noche no habrá resultados oficiales.
En la primera vuelta, según los resultados definitivos divulgados por el ministro del Interior, Mohamed Ahmed Ould Mohamed Lemine, Abdallahi obtuvo el 24,79 por ciento de los votos, por el 20,68 por ciento conseguido por Ould Daddah. El tercero en discordia fue el ex-gobernador del Banco de Mauritania, Zeine Ould Zeidane, de 41 años, logró el 15,27 por ciento de los sufragios.
Así, todo se reduce a un duelo electoral entre el "antiguo régimen" que representa Abdallahi, ex asesor del antiguo presidente del país, Maaouya Ould Taya; y el espíritu de renovación que proclama Daddah, hermano del primer presidente de Mauritania, Moctar Ould Daddah.
Estas presidenciales son los primeros comicios reconocidos y apoyados por la comunidad internacional en más de dos décadas, rompiendo con la tradición golpista iniciada en 1984, con el ascenso al poder a Maaoyua Ould Sid Ahmed Taya y "renovada" en 2005 por el coronel Ely Ould Mohamed Vall que, sin embargo, ha cumplido el camino de reformas democráticas al que se comprometió cuando llegó al poder en un golpe de Estado no sangriento.
Vall ha permitido la ejecución de varias reformas democráticas, entre las que se incluyen la independización del poder judicial, la liberalización de los medios de comunicación y la creación de una comisión electoral encargada de vigilar cualquier tipo de irregularidad en el proceso de votación y recuento.
Si a estas medidas sumamos el lento pero seguro proceso de democratización que comenzó el pasado junio de 2006 con la celebración de un referéndum constitucional, que continuó con elecciones locales y parlamentarias, la votación presidencial supone el símbolo de la culminación de la democratización del país. Naciones Unidas aportó un fondo de donaciones de 12 millones de dólares, en concepto de asistencia técnica, siendo ésta la primera vez que el organismo internacional ha participado de forma activa en los comicios del país africano.
