Miles de manifestantes continúan protestando en las calles de Hong Kong pese al rechazo del Gobierno chino

Actualizado: viernes, 3 julio 2015 22:16

Se preparan ante posible intervención policial para desalojarles antes del Día Nacional Chino, este miércoles

HONG KONG, 30 Sep. (Reuters/EP) -

Decenas de miles de manifestantes chinos mantienen este martes sus protestas en las calles de Hong Kong pese a las presiones del Gobierno chino para disolver el movimiento y a las intervenciones de los agentes antidisturbios de la Policía durante el fin de semana.

Los participantes del movimiento 'Occupy Central' están recopilando víveres y otros productos para mantener sus protestas frente a posibles maniobras de las fuerzas de seguridad chinas. Las movilizaciones, que comenzaron el pasado 22 de septiembre, buscan promover mayor democracia para esta antigua colonia británica que volvió a la soberanía china en 1997 y que se rige por el principio 'Un país, dos sistemas'.

Tras ocho días de protesta y después de que la Policía haya empleado este fin de semana gases lacrimógenos y de pimienta para dispersar a los manifestantes, el movimiento se prepara ahora frente a una posible intervención para su desalojo antes de la celebración este miércoles del Día Nacional Chino.

Los miles de hongkoneses congregados en los cuatro puntos financieros clave de la ciudad se abastecen de botellas de agua, frutas, galletas, impermeables, gafas, toallas, máscaras de gas y tiendas de campaña, al tiempo que levantan barricadas para hacer frente a las posibles represalias.

"No tenemos miedo. Nos quedaremos aquí esta noche", ha asegurado Sui Ying Chen, una estudiante de 18 años de la Escuela de Educación Profesional y Continua de Hong Kong. En su opinión, esta noche es "la más importante" porque "muchas personas poderosas de China continental vendrán a Hong Kong" y lo que está pasando allí es algo que el Gobierno de la ciudad "no quiere que vean".

Por todo ello, durante la última noche de vigilia en las calles de Hong Kong entre los manifestantes han crecido las especulaciones sobre una posible intervención de la Policía para expulsarles.

"QUEREMOS NUESTRO FUTURO"

Los manifestantes demandan una democracia plena y han pedido al gobernador de la ciudad, Leung Chun-ying, que dimita, después de que Pekín se negase hace un mes a celebrar elecciones libres para la elección del líder del Gobierno regional de Hong Kong en 2017.

Pekín gobierna Hong Kong bajo la fórmula 'un país, dos sistemas', que concede a la excolonia británica cierta autonomía y libertades que no se disfrutan en China continental.

"No sé lo que la Policía o el Gobierno me harán, pero estoy 100 por cien seguro de que debo salir a la calle esta noche", ha asegurado Ken To, un trabajador de 35 años que lleva un restaurante en el barrio residencial de Mong Kok. "No sólo queremos dinero. Queremos a nuestros niños, nuestro futuro, nuestra educación", ha añadido.

En esta misma zona, una de las cuatro más concurridas de Hong Kong --junto al distrito central del Almirantazgo, donde tiene su sede el Gobierno de Hong Kong, el distrito central de negocios y el distrito comercial Causeway Bay--, las ventanas de un autobús abandonado de dos pisos rezan mensajes de apoyo a la causa.

"HASTA EL ÚLTIMO MINUTO"

Pese a que la manifestación parece haber perdido fuerza con la retirada de algunos manifestantes para descansar, muchos de los 80.000 manifestantes que llegaron a estar protestando este viernes siguen movilizados. "Aunque me puedan arrestar, me quedaré hasta el último minuto", ha dicho John Choi, un manifestante de 16 años. "Estamos luchando por nuestros futuros", ha agregado.

Los líderes del Partido Comunista se han mostrado preocupados por la posibilidad de que las protestas se extiendan a la China continental, y han censurado agresivamente todas las noticias y comentarios en los medios sociales sobre las manifestaciones en Hong Kong.

Las manifestaciones, que el Gobierno comunista de Pekín considera "ilegales", son las peores en Hong Kong desde que China reanudó su mandato en 1997. También representan uno de los mayores desafíos políticos para Pekín desde que aplastó violentamente las protestas pro democracia en Tiananmen en 1989.

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