El monarca tailandés Rama X se corona ante su pueblo en medio de la tensión política tras las elecciones

Tailandia.- El monarca tailandés Rama X se corona a la espera de los cruciales resultados electorales
REUTERS / JORGE SILVA
Actualizado: sábado, 4 mayo 2019 13:55

El monarca, sumiso al Ejército, ha recibido la consagración más de dos años después de la muerte de su padre y presentará a su nueva esposa en sociedad

MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -

Tailandia ha celebrado este sábado la primera coronación en sus últimos 70 años de historia: la del monarca Maha Vajiralongkorn, un evento cuyos festejos durarán todo el fin de semana y pondrán fin a un vacío de casi tres años sin rey coronado, desde la muerte del anterior regente y padre del protagonista de esta ocasión, Bhumibol Adulyadej, en octubre de 2016.

"Perseveraré y reinaré por siempre con justicia en beneficio del pueblo", dijo el rey con su primer mandato real, similar al juramento que su difunto padre, dio hace casi siete décadas.

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Vajiralongkorn, de 66 años, es también conocido como Rama X, décimo monarca de la dinastía real Chakri, único sucesor varón a una corona que ha eludido durante este tiempo, según sus palabras, "en gesto de duelo" hacia la memoria de su padre.

El palanquín con las Placas Reales Doradas -- que llevan el nombre completo y el horóscopo del Rey, y el Sello Real del Estado --, ha sido trasladado este viernes a la Sala del Trono de Baisal Daksin, el lugar donde tendrá lugar la ceremonia.

En esta procesión han participado 113 representantes de cinco agencias gubernamentales, acompañados por los sonidos de tambores dorados y plateados, cuernos y caracolas, según explica el diario 'The Nation'.

BAJO EL SILENCIO

La ausencia de poder real de la figura del rey, la privacidad de su entorno y las duras leyes de lesa majestad del país, que imponen a la población el silencio absoluto y la ausencia de crítica hacia la familia real so pena de duras penas de prisión, le convirtieron en una figura difícil de definir durante los primeros meses de su reinado hasta que la crisis de 2017 le terminó de posicionar como, según sus críticos, un simple títere del todopoderoso Ejército nacional.

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En abril de ese año, el rey estampó su firma en una nueva Constitución que fortalecía todavía más el dominio de la Junta Militar que gobernaba por entonces el país. Desde entonces, sus puntuales apariciones siempre han ido destinadas a expresar su rotundo apoyo al Ejército.

La última de ellas tuvo lugar el pasado mes de marzo, tras las polémicas elecciones en las que el partido de líder opositor y ex primer ministro Thaksin Shinawatra, Puea Thai, ha conseguido el mayor número de escaños frente al partido de los militares, el Phalang Pracharat, del general Prayuth Chan Ocha.

El rey solo apareció para defender la labor de los militares frente a "los malos que buscan provocar el caos" y para despojar a Thaksin de todas sus condecoraciones en represalia por el caso de corrupción por el que fue condenado en 2008, una decisión destinada a minar la imagen pública del ex jefe del Ejecutivo, depuesto en un golpe de Estado en 2006. Los resultados de los comicios, todavía bajo disputa, no se sabrán hasta el 9 de mayo, en plena resaca de la coronación.

DOS DÍAS DE FASTOS

La ceremonia costará aproximadamente 31 millones de dólares y se espera que cientos de miles de personas salgan de sus hogares para flanquear los siete kilómetros de procesión real.

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El amarillo, el color de la realeza, será predominante entre los asistentes tanto al paso de la comitiva real como al Gran Palacio de Bangkok, lugar donde culminarán unas ceremonias que combinarán ritos budistas con hindúes, dada la creencia de que los monarcas tailandeses son la reencarnación de Visnú, el dios de la protección.

El monarca recibirá por fin su corona -- una pieza de siete kilos de oro con diamantes -- este sábado, pero este gesto no es el punto culminante de la ceremonia.

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El gran momento será el de la purificación. Vajiralongkorn será "bautizado" con agua de cinco ríos y cuatro estanques del país, entre una fanfarria de tambores y trompetas, antes de sentarse en un trono octogonal donde su cabeza volverá a recibir agua sagrada, esta vez de cien manantiales del país y sus manos sujetarán por fin la sombrilla blanca, el símbolo de un rey consagrado.

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En los próximos días, el monarca saludará a su pueblo en un desfile que terminará en el palacio real, donde el monarca acabará la ceremonia acompañado de otra de las grandes protagonistas de esta semana: su nueva esposa, la cuarta y antigua guardaespaldas, la general Suthida Vajiralongkorn Na Ayutthaya, cuyo nombre fue anunciado el pasado miércoles, para poner fin a meses de rumores.

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