Musharraf cede su cargo como jefe de las Fuerzas Armadas y cumple una de sus promesas preelectorales

Actualizado: miércoles, 28 noviembre 2007 20:30


RAWALPINDI, 28 Nov. (EP/AP) -

El presidente Pervez Musharraf renunció hoy a la comandancia del Ejército de Pakistán, en una decisión fundamental de su plan para asumir el jueves como un mandatario civil y desactivar una crisis política; y una opción que la ex primera ministra, Benazir Bhutto, acogió con frialdad, advirtiendo de que que su partido tiene que decidir todavía si lo acepta como jefe de estado.

Reino Unido, que comparte la inquietud de Estados Unidos por el terrorismo islamista procedente de Pakistán, dijo que la decisión de Musharraf era "una parte importante" del plan del presidente para restablecer el orden constitucional.

"Comprendemos la amenaza a la paz y la seguridad de Pakistán, pero he instado al presidente Musharraf para que responda con el proceso democrático normal", dijo el primer ministro británico, Gordon Brown.

Durante el cambio de mando en la guarnición de Rawalpindi en las inmediaciones de la capital Islamabad, Musharraf, que tiene el rango de general, cedió el puesto al entregar el bastón protocolario a su sucesor, general Ashfaq Kayani, quien según la noción generalizada mantendrá la posición favorable a Occidente que ha tenido el Ejército.

De momento, Musharraf cumple así una de sus promesas realizadas para atenuar la situación causada por la declaración el pasado 3 de noviembre. Según fuentes anónimas del Gobierno paquistaní, el presidente podría levantar este estado el próximo jueves, cuando asuma oficialmente su cargo como presidente.

SALVADORES DE PAKISTÁN

"(Ustedes) son los salvadores de Pakistán", dijo Musharraf en un emotivo discurso ante los soldados mientras parecía tratar de contener el llanto.

Centenares de oficiales de alto rango, políticos y civiles en general presenciaron la ceremonia desde las gradas montadas para la ocasión.

"Estoy orgulloso de este Ejército y tuve la suerte de haber sido el comandante del mejor Ejército del mundo", expresó Musharraf. "Ya no seré su comandante ... pero mi corazón y mi pensamiento estarán siempre con ustedes".

DOBLE CALIDAD

Desde que tomó el poder en un golpe de estado en 1999, Musharraf ejerció los cargos de presidente y comandante militar de Pakistán, ya que ha insistido en que continuar al frente de la presidencia es un elemento vital para que el país se mantenga estable mientras regresa a la democracia.

Musharraf, sin embargo, tendrá que superar las inquietudes de Bhutto y Nawaz Sharif, los dos ex primeros ministros que regresaron del exilio con ánimos de volver a ocupar el cargo.

Bhutto, Sharif y otros líderes de la oposición están amenazando con boicotear las elecciones parlamentarias de enero, lo que perjudicaría los planes para restaurar la democracia de Musharraf. Asimismo, insistió en que el presidente debería reinstaurar en sus cargos a los jueces del Tribunal Supremo a los que destituyó en virtud del estado de excepción y conseguir su aprobación antes de ser "aceptable" para su partido.

Un importante dirigente del partido de Bhutto calificó de "demasiado pequeña, demasiado tardía" la decisión de Musharraf de renunciar a la jefatura de las fuerzas armadas.

"Ahora las fuerzas políticas y la sociedad civil caminan en una dirección diferente, para transformar al país mediante procedimientos estrictamente democráticos", dijo Mian Raza Rabbani. "Quitarse el uniforme no le ayudará en absoluto a consolidar su Gobierno", concluyó.

El portavoz de Sharif, Pervez Rasheed, coincidió en esencia con Rabbani. "Musharraf no se quitó el uniforme por su propia voluntad, sino por presiones de las potencias que lo instalaron y lo mantuvieron en el poder ocho largos años", dijo en referencia a Estados Unidos.

Musharraf prometió a finales del 2004 que dejaría su cargo militar, pero incumplió el ofrecimiento con el argumento de que el país necesitaba todavía de un liderazgo firme frente al extremismo islámico. Ahora ha dejado el mando militar, como estipula la Constitución, una vez que tenía seguro un nuevo mandato como presidente.

Musharraf fue reelegido por el Parlamento en octubre, pero la Corte Suprema debió ratificar la votación al desechar demandas que lo impugnaban debido a que la constitución impide que un militar sea elegido jefe de estado.

Ante la inconformidad de los opositores, Musharraf impuso el estado de excepción el 3 de noviembre y despidió al presidente del máximo tribunal y a otros jueces independientes, a los que reemplazó por allegados. La ya renovada Corte Suprema aprobó su elección.

SIGUE LA VIOLENCIA

Al menos tres soldados de las fuerzas paramilitares fronterizas murieron y otros cinco resultaron heridos hoy por disparos de los insurgentes paquistaníes en el sur de la capital de la provincia de Baluchistán, Quetta, según fuentes policiales.

Al parecer, todo comenzó cuando dos camiones que transportaban a los soldados de vuelta tras la patrulla de la noche se encontraron con los disparos en la montañosa provincia de Baluchistán.

El Ejército de Pakistán está intentando controlar el bajo nivel de insurgencia que hay en Baluchistán, una región muy rica en recursos pero subdesarrollada que comparte frontera con Irán y Afganistán.

Desde que la semana pasada muriera el líder del grupo guerrillero Ejército de la Liberación en Baluchistán, Balach Marri, la región ha sufrido numerosas manifestaciones y ataques con bombas.