Las 'niñas viudas' de Nepal se enfrentan al estigma social y a la negación de sus derechos básicos

Actualizado: martes, 30 diciembre 2008 13:21


MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -

Las niñas viudas de Nepal, uno de los países con los niveles más altos de matrimonio infantil junto con Níger, Bangladesh e India, se enfrentan a un estigma social completo, ya que son tratadas desde la muerte de sus maridos con sospecha y desprecio, y a menudo son culpadas de las muertes de su cónyuge, según informa la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.

De acuerdo con la Encuesta Demográfica Sanitaria del país, al 63 por ciento de las chicas del país se les obliga a casarse antes de cumplir los 18 años, y el siete por ciento lo hace antes de llegar a los diez años, y sólo una ONG, Mujeres para los Derechos Humanos (WHR, por sus siglas en inglés), está trabajando en la actualidad sobre este problema.

Las 'bekalayas' o niñas viudas "sufren terriblemente en esta sociedad conservadora que las estigmatiza y las pone reglas demasiado rígidas para controlarlas", aseguró un activista de esta ONG a IRIN.

A estas menores cuyo cónyuge ha fallecido no se les permite vestir prendas nuevas ni de colores --ropas o un sari de color blanco son prendas socialmente obligatorias para las niñas viudas--, no se les permite comer pescado ni carne, tampoco volver a casarse e incluso no pueden mostrar su rostro a primera hora de la mañana para "evitar la mala suerte".

También les está prohibido asistir a bodas y a otros actos sociales por si pudieran atraer la mala suerte. "Somos tratadas como animales", aseguró Shradha Mandal, que fue casada a la edad de ocho años y se quedó viuda antes de cumplir los 16.

Shradha no tiene ciudadanía, lo que la convierte en refugiada en su propio país. En Nepal la ciudadanía se adquiere sólo después de cumplir 18 años y con la recomendación del padre, un hermano o el marido. Aunque este año se aprobó una ley que permite las recomendaciones que provengan de mujeres para obtener la ciudadanía, no se implantado en la práctica, de acuerdo con activistas.

Shradha no tiene prueba de su matrimonio y, por tanto, no tiene derechos sobre la tierra de su marido ni sobre sus propiedades. Ha podido sobrevivir gracias a los alimentos suministrados por sus madres.

Sin embargo, gracias al entrenamiento de WHR, algunas 'bekayas' en el distrito de Saptari, a 400 kilómetros de Katmandú y donde se estima que hay 1.000 niñas viudas, comienzan a denunciar su situación y a pedir una voz. "El primer paso es darles confianza y darles conciencia sobre sus propios derechos", señaló otro miembro de WHR, Shah, explicando que este entrenamiento ya tiene un impacto.