Niños quemados vivos y niñas violadas en medio de la impunidad en Sudán del Sur

Desplazados internos en Sudán del Sur
REUTERS / BAZ RATNER
Actualizado: jueves, 20 septiembre 2018 10:27

Las atrocidades cometidas en la ofensiva en Leer y Mayendit fueron posibles porque no se actuó contra quienes cometieron crímenes previos

MADRID, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -

Niños y ancianos quemados vivos en sus chozas, mujeres y niñas violadas en grupo, saqueos y destrucción masivos de los medios de vida de la población. Así fue la brutal ofensiva llevada a cabo por las fuerzas gubernamentales de Sudán del Sur y las milicias que las apoyan en los condados de Leer y Mayendit entre abril y principios de julio, facilitada por el hecho de que las autoridades no han actuado contra quienes cometen crímenes de guerra, ha denunciado Amnistía Internacional.

La ONG ha recabado en su informe "'Cualquiera que estuviera respirando era asesinado': Crímenes de guerra en Leer y Mayendit, en Sudán del Sur" los testimonios de unos 100 civiles que huyeron de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales y milicias aliadas de jóvenes en esta zona del sur del estado de Unidad, uno de los más golpeados por el conflicto en que está inmerso el país desde diciembre de 2013.

Los civiles han contado a Amnistía que esta ofensiva estuvo caracterizada por una brutalidad terrible y que se disparó y mató deliberadamente a civiles, mientras que otros fueron quemados vivos, colgados de árboles y atropellados con vehículos blindados en las zonas controladas por la oposición al presidente Salva Kiir.

Así, han contado que los soldados y las milicias emplearon vehículos anfibios para perseguir a las personas que habían huido a los pantanos cercanos. Una vez allí, los soldados rastreaban entre la vegetación en busca de personas, disparando a menudo de forma indiscriminada contra los juncos.

Fue ahí donde Nyalony, una mujer de avanzada edad, vio matar a su marido y otros dos hombres. Según cuenta, huyeron al pantano cuando empezaron los enfrentamientos pero pronto los soldados llegaron hasta allí "buscando gente y dispararon ráfagas de balas". Tras resultar herido, "los soldados lo capturaron, le volvieron a disparar y lo mataron", añade, subrayando que "no iba armado y no era un combatiente, solo era un campesino".

ANCIANOS Y NIÑOS QUEMADOS VIVOS

Ancianos, discapacitados y niños suelen tener normalmente más problemas para escapar y por tanto se han convertido en presa fácil para los soldados. Varios testigos han contado como familiares o vecinos de edad avanzada fueron quemados vivos en sus 'tukules', las chozas tradicionales. También han contado el caso de un anciano de 90 años que fue degollado.

Los soldados "juntaron a los niños, los metieron en un tukul y le prendieron fuego. Podía oír sus gritos. Eran cuatro niños. Uno de ellos intentó salir y los soldados le cerraron la puerta", cuenta Nyaweke, de 20 años y que vivía en un pueblo en Leer. "No quieren que los niños vivan porque saben que cuando crezcan serán soldados", afirma.

Los supervivientes también han contado a Amnistía numerosos casos de secuestro de civiles, principalmente mujeres y niñas, a quienes mantuvieron cautivos durante varias semanas y durante los que les sometieron a actos de violencia sexual sistemática. "Los hombres dinka se pusieron en fila para violarnos", recuerda una mujer, en referencia a la etnia a la que pertenece el presidente del país.

Por otra parte, Amnistía ha documentado igualmente numerosas violaciones en grupo de mujeres y niñas, así como casos de asesinato entre las que intentaron resistirse. Una de las testigos contó haber viso la violación en grupo de una niña de 8 años y otra de un chico de 15. Médicos Sin Fronteras (MSF) atendió en un solo pueblo a 21 supervivientes de violencia sexual en un periodo de 48 horas, ha recordado la ONG.

Según ha denunciado Amnistía, además de violarlas, a muchas de las mujeres y niñas secuestradas se las obligó a realizar trabajos forzosos, entre ellos cargar los bienes saqueados durante largas distancias, así como cocinar y limpiar para sus captores. Además, en algunos casos se les encerró en contenedores de metal y fueron golpeadas o sufrieron otro tipo de malos tratos.

SAQUEOS Y DESTRUCCIÓN MASIVA

Además de los asesinatos y violaciones, las fuerzas gubernamentales y sus milicias aliadas llevaron a cabo saqueos y actos de destrucción masivos durante los ataques en Leer y Mayendit, en opinión de Amnistía con la aparente intención de disuadir a la población civil de regresar.

En este sentido, prendieron fuego de forma sistemática a las chozas, además de saquear o quemar los alimentos y robar ganado y objetos de valor. Quienes regresaron a sus casas semanas o meses después se encontraron con todo destruido, incluidos sus principales medios de sustento como cosechas, ganado o incluso los árboles frutales, que fueron arrancados.

Amnistía Internacional ha denunciado que estas atrocidades fueron posibles en gran medida porque las autoridades no actuaron contra quienes ya habían cometido este tipo de atropellos en ofensivas anteriores.

Según ha recordado, tras su visita al estado de Unidad a principios de 2016, ya documentó violaciones de los Derechos Humanos e identificó a cuatro personas presuntamente responsables de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, pero no se investigó ni se hizo nada al respecto. De acuerdo con las informaciones que tiene la ONG, algunas de eses personas habrían participado en esta última ofensiva.

NO SE JUZGÓ A QUIENES COMETIERON ABUSOS PREVIOS

"Un factor clave de esta brutal ofensiva ha sido el hecho de que no se llevara ante la justicia a aquellas personas responsables de haber participado en previas oleadas de violencia contra civiles en la región", ha lamentado la directora regional para África Oriental de Amnistía Internacional, Joan Nyanyuki.

"Aunque los condados de Leer y Mayendit se han visto duramente golpeados por la violencia en el pasado, el Gobierno de Sudán del Sur sigue dando vía libre a los presuntos perpetradores para cometer nuevas atrocidades", ha denunciado, subrayando que "el resultado ha sido catastrófico para la población civil".

La asesora general sobre la respuesta a crisis de Amnistía, Joanne Mariner, ha defendido que "no se pude ignorar la cruda realidad: si las autoridades de Sudán del Sur hubieran actuado en respuesta a nuestras advertencias en 2016, se podría haber evitado esta última oleada de violencia contra civiles en Leer y Mayendit".

"La única forma de romper el círculo vicioso de violencia es poner fin a la impunidad de la que disfrutan los combatientes sursudaneses procedentes de todos los bandos del conflicto", ha subrayado. "El Gobierno debe garantizar la protección de la población civil y que aquellas personas responsables de haber cometido crímenes horrendos rindan cuentas", ha reclamado.

Por ello, Amnistía ha exhortado al Gobierno de Salva Kiir a que ponga fin a los abusos contra los Derechos Humanos y establezca inmediatamente el Tribunal Híbrido para Sudán que está pendiente desde 2015. Asimismo, ha instado al Consejo de Seguridad de la ONU a hacer cumplir el embargo de armas que se adoptó, "con mucho retraso", el pasado mes de julio.