Actualizado: miércoles, 10 septiembre 2014 15:16

BAGDAD, 10 (Reuters/EP)

El nuevo primer ministro de Irak, Haider al Abadi, ha aprovechado este miércoles la visita del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para pedir "ayuda" a la comunidad internacional para acabar con el "cáncer" que supone el Estado Islámico, que se ha hecho con el control de amplias zonas del norte del país.

Kerry ha llegado hoy a Bagdad en el inicio de una gira por Oriente Próximo que busca lograr apoyo militar, político y financiero en la lucha contra el Estado Islámico, que controla algunas zonas de Irak y Siria, en las que ha establecido un califato.

El secretario de Estado se ha mostrado impresionado por los planes de Al Abadi para reconstruir el Ejército iraquí y sacar adelante amplias reformas políticas. Al Abadi formó un nuevo Gobierno iraquí más incluyente este lunes.

Kerry ha indicado a Al Abadi que está "animado" por sus planes para "reconstituir" el Ejército y por su "compromiso con amplias reformas que son necesarias en Irak para traer a todos los segmentos de la sociedad iraquí a la mesa".

El primer ministro ha aprovechado para pedir ayuda a la comunidad internacional para combatir al Estado Islámico, la que ha pedido "actuar inmediatamente para detener la propagación de este cáncer". "Por supuesto nuestro papel es defender a nuestro país, pero la comunidad internacional es responsable de proteger a Irak y de proteger a los iraquíes y a toda la región", ha añadido.

Al Abadi se enfrenta a múltiples crisis desde la necesidad de acabar con la revuelta de los grupos milicianos suníes a persuadir a la minoría kurda de que no se secesione pasando por convencer a los chiíes, a los que pertenece, de que puede protegerles de los radicales suníes.

Kerry ha resaltado la disposición del primer ministro a "avanzar rápidamente en los acuerdos petroleros necesarios para los kurdos, y en la representación de los suníes en el gobierno y su participación".

Su visita se produce horas antes de un discurso en el que el presidente Barack Obama intentará buscar el respaldo de los estadounidenses a una nueva guerra en la región, respaldada por lo que Washington espera que sea una coalición de aliados de la OTAN y el Golfo comprometidos con una campaña que podría ir más allá del final de su mandato en 2016.

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