El 'número dos' de May pide "pragmatismo" a España y a la UE para ahorrarse "un amargo divorcio"

David Lidington, número dos de Theresa May
REUTERS / SIMON DAWSON
Actualizado: viernes, 5 octubre 2018 12:01

Lidington propone un nuevo marco de relaciones a través de acuerdos compartimentados frente al caos que implicaría un Brexit duro

MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

David Lidington, el 'número dos' de la primera ministra británica, Theresa May, ha pedido este viernes a España y a la Unión Europea que acepten, en un ejercicio de "pragmatismo", una nueva relación con Londres tras la salida de Reino Unido del bloque europeo, basada en una serie de acuerdos compartimentados, "al estilo de una caja japonesa", en lugar de forzar un Brexit duro que supondría la ruptura del orden establecido y un "amargo divorcio" tras más de 40 años de exitosas relaciones.

Lidington, durante su comparecencia en el Forum Nueva Economía, ha comenzado pidiendo comprensión en nombre de su Gobierno al resultado del referéndum del 23 de junio de 2016 por el que los británicos apostaron por la salida de la Unión Europea. "Sé que hubieran querido un resultado distinto, pero es una decisión democrática y como tal hay que respetarla", ha explicado.

De todas formas, ha querido hacer especial hincapié en que abandonar las instituciones europeas no supone, en modo alguno y como ha reiterado May en numerosas ocasiones, rechazar "la idea de Europa". "'Instituciones' y 'Europa' no son sinónimos. No vamos a dejar Europa, que sigue siendo nuestro hogar común. Siempre seremos una nación europea, plenamente comprometida con la seguridad y los valores europeos", ha ratificado. Ello, entiende, no está reñido con la elección sobre "el destino nacional" que los británicos tomaron hace dos años.

UNAS DIFÍCILES NEGOCIACIONES

Lidington ha reconocido sin miramientos la inmensa dificultad de este proceso de conciliación. La salida de la UE es "la tarea más compleja a la que se haya enfrentado un Gobierno británico en tiempo de paz". "No es nada fácil desenredar 43 años de relaciones", ha añadido, y más en "momento crítico" de la realidad internacional; "una encrucijada" donde conviven desafíos como el terrorismo, la crisis migratoria o el conflicto abierto con Rusia.

Frente a este panorama, Lidington ha pedido "ambición, pragmatismo y voluntad para conseguir un acuerdo", porque de lo contrario, si se cumplen los peores pronósticos, si fracasan las negociaciones y Reino Unido acaba desconectándose unilateralmente de la Unión Europea, "todos nos enfrentaremos a una dinámica hostil que se prolongará durante años", ha avisado, porque "un divorcio amargo nos dejaría divididos en un momento crucial".

Y es por eso que el nuevo marco de relaciones que propone Lidington tiene un aspecto sectorial, en lugar de generalizado. "Conceptualmente, la mejor analogía que se me ocurre es la de un acuerdo de asociación a lo bestia. Un acuerdo compartimentado, como una caja 'bento', una caja japonesa, es la estructura que tenemos en mente", ha dicho.

EL DELICADO EQUILIBRIO DE IRLANDA DEL NORTE

Especialmente importante para Londres es la situación en la que acabará Irlanda del Norte tras la salida de la Unión Europea porque, en este caso concreto, lo que está en juego es la integridad constitucional y, sobre todo, la realidad marcada por los acuerdos de paz del Viernes Santo que pusieron fin, en 1998, a la violencia terrorista del Ejército Republicano Irlandés, el IRA.

Ni Londres ni la UE quieren una frontera "dura" -- física, con puntos de control -- entre Irlanda e Irlanda del Norte pero no hay acuerdo a la hora de proceder, en particular a la hora de planear el llamado "backstop", una medida de último recurso llegado el caso de que no se alcanzara acuerdo alguno, una "red de seguridad" que protegería la circulación de bienes y servicios, y sobre cuya interpretación difieren Londres y Bruselas.

Difieren, ha aducido Lidington, porque Bruselas, que pide que esta solución mantenga a Irlanda del Norte en territorio aduanero del bloque europeo, no parece terminar de entender "el delicadísimo equilibrio que existe entre las identidades y aspiraciones de las comunidades irlandesas".

Los acuerdos del 98 pusieron punto y final a los controles a lo largo de 500 kilómetros de frontera. El 'Brexit' podría implicar el retorno de los controles, con guardias, que podrían volver a inflamar las tensiones. Lidington ha recordado que "el proceso de paz no ha terminado" y que "todavía hay barreras en la capital (Belfast)", ha manifestado el 'número dos' de May, defensora a ultranza del unionismo.


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