Desplazados internos de Deraa en Quneitra
REUTERS / ALAA FAQIR
Actualizado: viernes, 6 julio 2018 17:56

MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

Al menos 65 niños han muerto y cerca de 180.000 se han visto obligados a huir de sus hogares a causa de la ofensiva del Ejército sirio, respaldada por Rusia, contra los rebeldes en la provincia de Deraa (suroeste), según ha informado este viernes el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

El organismo ha resaltado que estos niños han tenido que escapar junto a sus familias "con escasos recursos de protección, refugio o ayuda", en lo que ha descrito como "la mayor oleada de desplazados en el sur del país desde el comienzo de la guerra".

Así, ha recalcado que "la violencia en la zona se ha intensificado en rapidez desde el 18 de junio" y ha denunciado el asesinato de una familia entera, incluidos cuatro niños, en un pueblo de la provincia.

UNICEF ha indicado que la ayuda humanitaria y la protección "no son un privilegio ni un lujo", sino "un derecho fundamental para cada niño sirio". "Lo mínimo que debemos a estos niños es facilitarles una ayuda humanitaria puntual, de calidad y amplia, a través de cualquier medio posible, tanto en las líneas de fuego como en los países vecinos", ha valorado.

"Si todos fracasamos en ese deber, los niños seguirán pagando el precio más elevado por una guerra de la que no son responsables. Esto avergonzará al mundo", ha remachado el organismo.

Las fuerzas rebeldes sirias han confirmado este mismo viernes un acuerdo de alto el fuego mediado por Rusia en el este de la provincia de Deraa, que contempla la retirada de las milicias afines al Gobierno sirio de varias ciudades del sur del país.

El portavoz del Ejército Libre Sirio (ELS), Ibrahim Jabaui, ha afirmado que las fuerzas locales asumirán el control de la zona, bajo supervisión de Rusia.

Las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados están combatiendo a los rebeldes para intentar recuperar el control de la zona suroeste del país, uno de los últimos bastiones que mantienen los sublevados junto con la región del noroeste del país que hace frontera con Turquía.

El suroeste de Siria es una de las llamadas "zonas de distensión" acordadas en 2017 por Rusia, Jordania y Estados Unidos en un intento por reducir la violencia.

Antes del inicio de la ofensiva del Gobierno de Bashar al Assad, Estados Unidos advirtió de que respondería si se incumplía el acuerdo de la zona de distensión pero hasta el momento no ha actuado y los rebeldes aseguran que ya les han comunicado que no recibirán ayuda norteamericana.

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