O.Próximo.-El Club de Madrid propone respeto en el diálogo con Oriente y promover la democracia desde los propios países

Actualizado: lunes, 21 agosto 2006 22:29

El ex presidente costarricense cree que España "puede servir de verdadero puente de un diálogo entre culturas" aún no iniciado

SANTANDER, 21 Ago. (EUROPA PRESS) -

Ex dirigentes de varios países, miembros todos ellos del Club de Madrid, junto con profesores y expertos internacionales, subrayaron hoy la importancia de garantizar el "respeto" en el diálogo entre Occidente y Oriente Próximo, entendido como respeto a la "dignidad" de todas las personas y voluntad de entender otras culturas y buscar elementos en común, una de las condiciones para avanzar en las relaciones entre ambas partes y contribuir a la estabilidad, además de a la instauración de la democracia en los regímenes autoritarios aún vigentes en Oriente Medio.

Pero ese contexto democrático piensan que no debe ser impuesto desde Occidente, sino ser una aspiración de la sociedad de esos pueblos.

Varios de los ponentes se mostraron convencidos de que es posible en Oriente una evolución como la occidental hacia los principios democráticos. Estas y otras ideas se pusieron de manifiesto en una mesa redonda en la que se repasaron los diferentes temas que han sido objeto de debate a lo largo del día de hoy en el encuentro 'Democracia y diálogo: Occidente y el Mundo Árabe', que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander, organizado por el Club de Madrid, la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) y el Gobierno de Cantabria.

Para el ex presidente de Costa Rica José María Figueres, se necesita iniciar un "diálogo franco y respetuoso" entre culturas, pero la cuestión es cómo hacerlo cuando "algunos ni siquiera quieren escuchar hablar" de ello y Occidente "se acerca a la mesa de diálogo con absoluto desprecio a otras culturas" y como si pensara que seguirá "dominando por los siglos de los siglos". A su juicio, España como "crisol de culturas milenarias" y "punto de encuentro", "puede servir de puente de un verdadero diálogo entre culturas" que aún no ha sido iniciado

Por su parte, la que fuera presidenta irlandesa entre 1990 y 1997, Mary Robinson, consideró que para que pueda producirse ese diálogo debe respetarse la "dignidad" de todas las personas, idea que apoyó también el ex primer ministro sudanés Sadig Al-Mahdi, quien matizó sin embargo que Occidente "no va a aceptar la humanidad" de otros tal y como debería", salvo que esas culturas se quiten "el yugo" y "dejen patente que no van a aceptar esa humanidad" o ciudadanía "de segunda".

Mientras tanto, para el profesor Frederick Halliday, de la London School of Economics, el respeto en discusiones internacionales "no quiere decir estar de acuerdo" ni debe ser un "silencio diplomático", sino que debe sustentarse en "escuchar, aprende y entender" al otro para después decidir. De su lado, el ex primer ministro francés Lionel Jospin opinó que en el diálogo se debe buscar lo que se tiene en común, dónde está "la unidad de valores" y ver "lo que se puede compartir".

Finalmente, el ex primer ministro de Rumanía Petre Roman apuntó que para hablar con el mundo árabe "con convicción" y de manera "persuasiva" y para "generar información" que sirva para atravesar "el tejido de prejuicios profundamente enraizados" en sus sociedades, una herramienta importante es la capacidad de las sociedades occidentales para "liberar" a las personas y "promover la justicia social".

DEMOCRACIA COMO SOLUCIÓN

En lo que se refiere a la instauración de regímenes democráticos en Oriente Medio como vía para solucionar la inestabilidad y los conflictos, una idea repetida por los ponentes fue que esa democratización no debe plantearse como una elección o imposición de Occidente, sino como un deseo expresado por el propio pueblo.

En este sentido, José María Figueres se preguntó si es conveniente impulsar un modelo democrático propio de culturas occidentales en una país en el que "no calza". A su juicio, si se implantaran los principios de la democracia, aunque fuera en otra forma, deberían ser igualmente "bienvenidos".

Otras voces, como la de Mary Robinson, cuestionaron además la autoridad de Occidente para exportar su modelo cuando algunos de sus procesos democráticos, como el de Estados Unidos, se están convirtiendo en procesos "falsos". Por ello, apostó por abrir nuevos espacios en los que se escuchen nuevas voces, entre ellas las de las mujeres.

En la misma línea, Lionel Jospin apuntó que el mensaje de la democracia "pierde credibilidad" cuando los países democráticos son "tolerantes dentro, pero intolerantes fuera" y "agresivos en sus relaciones exteriores".

Además, abogó por preguntarse si la necesidad o reivindicación democrática surge sólo porque lo quiere Occidente o porque es necesaria para la persona individual y consideró que el mejor desarrollo es el que parte de la decisión del pueblo y no de una elite. A modo de ejemplo de todo ello, señaló que "Irak no estaba preparado para aceptar la democracia tal y como la exportaba Estados Unidos".

Algunos de los ponentes también apelaron al papel que debe desempeñar la religión en el diálogo entre Oriente y Occidente. En el caso de Lionel Jospin, el ex dirigente francés subrayó que las religiones pueden desempeñar una "labor importante" porque se necesitan "valores comunes" en el mundo.

Por su lado, el profesor Mark Yuergensmeyer, director del Orfalea Center for Global & International Studies de la Universidad de California, aseguró que la religión es buena para la política y consideró necesaria "más religión", pero no de la "tolerante o estridente".