LONDRES, 3 Ago. (EP/AP) -
La ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto, de 54 años, regresará al país de su exilio el próximo mes de octubre, en vísperas a la celebración de los comicios parlamentarios, pese a la amenaza de encarcelamiento que pende sobre ella, según explicó hoy uno de sus asesores políticos.
Bhutto abandonó Pakistán para evitar ser acusada de cargos de corrupción, después de caer su segundo Ejecutivo en 1996, aunque desde entonces la ex primera ministra continúa dirigiendo el Partido Popular de Pakistán --el principal partido de la oposición-- desde su exilio en Londres y Emiratos Árabes Unidos. Esta formación política tiene expectativas de salir airosa en las próximas elecciones, que podrían celebrarse en diciembre o enero.
"Va a regresar desde Londres a Pakistán en octubre", confirmó a la agencia AP el asesor de Bhutto, Wajid Shamsul Hasan, quien precisó que ésta esperaría al final de mes sagrado del Ramadán que comienza en septiembre para hacer realidad su regreso.
Fuentes periodísticas informaron de la reunión secreta entre Bhutto y el presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, en Abu Dabi el mes pasado y en la que abordaron la firma de un acuerdo para repartirse el poder, algo de lo que el asesor de Bhutto no quiso pronunciarse.
A pesar de que ni la propia Bhutto ni Musharraf han declinado comentar su encuentro, la ex primera ministra sí ha reconocido que su partido lleva tiempo en conversaciones con el Gobierno sobre la posibilidad de regresar a un poder civil y no militar.
Según el asesor de Bhutto, ésta no teme ser arrestada si decide regresar, al insistir en que "la política es un juego muy arriesgado en esta parte de nuestro mundo y no tiene ningún miedo". Además, "está muy confiada" en que su partido cosechará un buen resultado electoral. "Tiene el apoyo del pueblo y su partido ganó el mayor número de votos en las elecciones de 2002", incidió.
En una entrevista hace un mes en Londres, Bhutto había condicionado su regreso a que el presidente cediera su competencia para destituir al primer ministro y disolver el Parlamento, para demostrar así que se pueden celebrar elecciones libres y justas en el Pakistán.
