Panamá.- Los 'ruteros' navegan por el Canal de Panamá en la fase final de la Ruta Quetzal BBVA antes de partir a España

Actualizado: lunes, 7 julio 2008 13:16

CIUDAD DE PANAMÁ, 7 Jul. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Elsa Triguero García) -

Los expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA navegaron ayer por el Canal de Panamá en la fase final de su recorrido por este país centroamericano antes de cruzar mañana el charco para llegar a España, donde visitarán, entre otros lugares, Toledo, el nacimiento del río Mundo y la Expo de Zaragoza.

En un enorme barco, los 'ruteros' surcaron el Canal desde Gamboa, donde el Canal recibe el agua del río Chagres, hasta que alcanza el océano Pacífico, dejando atrás el Atlántico. Para ello pasaron del lago Gatún a las esclusas de Pedro Miguel, de aquí al lago Miraflores y de este lago a las esclusas homónimas para finalizar el viaje en Ciudad de Panamá.

El proceso les pareció realmente curioso, ya que nunca antes habían visto nada parecido. Cada vez que el 'Fantasía del Mar' entraba en una esclusa, el nivel del agua descendía ocho metros en apenas diez minutos que los chavales aprovechaban para tocar la pared próxima al barco y notar como bajaba. Dos horas y media después, se encontraban navegando a un nivel 24 metros más bajo.

Estos pasos son necesarios porque las mareas del Atlántico son diferentes a las del Pacífico, y en cada esclusaje se gastan unos 197 millones de litros de agua que no se reciclan. Además, por hacer el recorrido completo, que se prolonga durante unas ocho o diez horas, es necesario pagar un peaje que se sitúa de media en los 54.000 dólares.

Sin embargo, a las empresas les compensa pagar este peaje, ya que la alternativa a atravesar el Canal es realizar una travesía que cuesta diez veces más cara y supone emplear mucho más tiempo. Así lo demuestran las impresionantes filas de barcos --que los expedicionarios pudieron contemplar-- que se forman mientras esperan su turno para cruzar el Canal, una afluencia que genera en Panamá tres millones de dólares al día.

Mientras los jóvenes navegaban por el Canal de Panamá, se cruzaron con cinco cargueros y un petrolero, todos ellos inmensos, que no dudaron en saludarles haciendo sonar sus sirenas. Pero actualmente hay algunos barcos --el diez por ciento del total mundial-- que no pueden transitar por esta zona debido a sus grandes dimensiones; un problema que se intentará solucionar con la futura ampliación del Canal, cuyas obras durarán unos siete años.

El Canal de Panamá es uno de los ejes de la XXIII edición de la Ruta Quetzal BBVA debido a la importancia que tiene para este país --responsable de su administración desde 1999, cuando dejó de estar controlado por Estados Unidos-- , y eso incluye que los 'ruteros' conozcan como nació el proyecto, cómo se llevó a la práctica --con su inauguración, en 1914-- y como evolucionaon los acontecimientos en cuanto a su construcción o su control.

FIESTA DE DESPEDIDA

Tras aumentar sus conocimientos sobre todos estos aspectos, los expedicionarios abandonaron el barco donde estuvieron cantando animadamente la canción de la Ruta, que cada año cambia su letra para relatar una aventura distinta, y se dirigieron al lugar elegido para la fiesta de despedida de Panamá ofrecida por el BBVA.

Allí se desató la euforia: había comida en abundancia, bebidas frías, música... ¿Para qué querían más? Lo pasaron en grande y además pudieron disfrutar de varios vídeos que narran 'su' Ruta, su historia. El día concluyó con una mágica conferencia a cargo del astrofísico Javier Armentia, que les desveló los secretos de las estrellas para saber cómo entender mejor la bóveda celeste.

ENAMORADOS DE LA RUTA

Se podría decir que, en general, los expedicionarios se han enamorado de la Ruta Quetzal BBVA. Son conscientes de la suerte que tienen de vivir esta experiencia, de compartir, de entender otras culturas, de adquirir y afianzar valores humanos. Creen que esta experiencia les ha cambiado, que, sobre todo, les ha hecho valorar más lo que tienen y les ha ayudado a abrir su mente.

En la misa que, como todos los sábados, celebró el fin de semana pasado el Padre Jesús Garrido, los 'ruteros' destacaron la ayuda que han recibido por parte de sus compañeros y se enorgullecieron de los lazos que se han creado entre ellos a pesar de la diferencias culturales y sociales existentes en este gran grupo formado por 325 jóvenes.

Entre los testimonios de los chavales sobresalió uno especialmente significativo: "Me he dado cuenta de que uno puede vivir con menos y ser más feliz". Es la opinión expresada por uno de los 'ruteros', pero refleja un sentimiento general que nace de las experiencias vividas con la Ruta, que ha pasado por lugares verdaderamente humildes en los que, sin embargo, la sonrisa de los niños era una constante.

Lo que hace que los expedicionarios guarden la Ruta en su memoria con sumo cariño es que al final se quedan sólo con lo bueno. Han sufrido diarreas y fiebre, han pasado un calor sofocante, han sido víctimas de impresionantes chaparrones.

Pero para ellos la Ruta significa diversión, aventura, compañerismo, aprendizaje. Y recuerdan las anécdotas de las duras caminatas, el cansancio y la ropa mojada que el clima panameño nunca seca con humor y ahora también con algo de nostalgia, porque el periplo en Panamá llega a su fin.

Aunque los 'ruteros' continúan su camino en España a partir del próximo miércoles, mañana se cierra el primero de los dos capítulos de su viaje. Antes de coger el vuelo rumbo a Madrid, tendrán una despedida oficial en Ciudad de Panamá, donde serán recibidos por el presidente panameño, Martín Torrijos.