Talibanes de armas tomar
Reuters
Publicado: domingo, 21 enero 2018 11:47


KABUL, 21 Ene. (Reuters/EP) -

Las últimas reuniones exploratorias mantenidas en Pakistán entre una delegación talibán de alto nivel y un representante de un prominente político afgano han alimentado la especulación de un renacimiento de las conversaciones tanto tiempo estancadas entre Gobierno e insurgentes para poner fin a 16 años de guerra en Afganistán.

No es la primera vez que ocurre algo así, y esperanzas similares se han desvanecido repetidamente desde las primeras conversaciones directas entre el Gobierno afgano y los talibán en la localidad montañosa de Murree, a las afueras de Islamabad, en 2015.

Sin embargo, esto puede cambiar. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, afirmado esta semana que las conversaciones estaban más cerca que nunca de reanudarse, después de la reunión extraoficial del lunes en Islamabad, y ha renovado el interés en un proceso que parecía completamente estancado.

Una declaración del Ministerio de Exteriores de Rusia pidió el miércoles conversaciones urgentes directas entre los talibanes y el Gobierno, y agregó que Rusia, que ha mantenido contactos con el movimiento insurgente, podría albergar una posible reunión.

"Creo que algo se está cociendo", dijo Mohammad Ismail Qasimyar, asesor principal del Alto Consejo de Paz de Afganistán, que se estableció para supervisar el proceso de paz. "La situación que nos rodea en Afganistán se está desarrollando de tal manera que necesitamos paz aún más hoy de lo que necesitábamos ayer", ha explicado.

El caso es que los contactos de bajo nivel entre el Gobierno afgano y grupos internacionales, incluidos la ONU, con grupos cercanos a los talibán, han continuado incluso cuando la insurgencia aumentó en intensidad en los últimos tres años.

Sin embargo, los progresos siempre han estado bloqueados por la profunda desconfianza entre ambas partes, así como por la incertidumbre sobre la posición de los vecinos, incluido Pakistán, a la que Afganistán ha acusado durante mucho tiempo de ayudar a los insurgentes.

Pakistán rechaza las acusaciones de que patrocina a los talibán, y recuerda el alto número de víctimas que la violencia de los insurgentes ha infligido a sus propios ciudadanos, así como los esfuerzos que ha realizado para luchar contra los grupos radicales en su territorio.

Sin embargo, muchos en Afganistán argumentan que Pakistán, que ha estado bajo una fuerte presión de Washington, simplemente está alentando esperanzas de progreso para ganar tiempo.

Un alto funcionario del Gobierno en Kabul ha destacado que las especulaciones sobre las conversaciones de paz surgen regularmente durante el invierno, mientras los talibán se reagrupan antes de su ofensiva de primavera.

"Ninguna de estas reuniones o conversaciones sobre conversaciones ayudará a lograr la paz", dijo.

El portavoz de Exteriores de Pakistán, Mohammad Faisal, no quiso hacer comentarios sobre las acusaciones afganas de que Pakistán podría haber impulsado reuniones recientes para desviar la presión de Estados Unidos, pero agregó que Islamabad estaba a favor de una solución política a la larga guerra.

"Nuestro objetivo es un Afganistán estable y próspero", dijo. "Y desearíamos que lleguemos a las negociaciones directas, un proceso basado en conversaciones", añadió.

"FUNCIONAMIENTO DE LA POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS"

Bajo una nueva estrategia anunciada el año pasado por el presidente estadounidense Donald Trump, Estados Unidos ha intensificado su asistencia a las fuerzas de seguridad afganas, particularmente a través de ataques aéreos, con el objetivo de evitar cualquier victoria militar talibán y obligar a los insurgentes a aceptar conversaciones de paz.

"La política de EEUU en Afganistán está funcionando", declaró el pasado viernes la embajadora norteamericana a los periodistas. "Estamos más cerca de las conversaciones con los talibanes y el proceso de paz que hemos visto antes", aseguró.

Los talibán, que controlan o disputan el control del gobierno sobre más de un tercio del país, mantienen que quieren una solución pacífica, pero alertan igualmente de que las negociaciones dependerán de que las tropas internacionales abandonen Afganistán.

"El Emirato Islámico tiene una agenda clara para la paz en Afganistán y ese es el fin de la invasión y la existencia de un régimen islámico en general", dijo su portavoz, Zabibulá Mujahid, en un comunicado enviado esta semana.

EL ÚLTIMO ENCUENTRO

Según fuentes de los talibán, una delegación de la oficina política del movimiento en Qatar visitó Islamabad para sostener conversaciones exploratorias con el político afgano Pir Hamid Gilani.

Un alto funcionario talibán con sede cerca de la frontera entre Afganistán y Pakistán explicó, tras la reunión, que los insurgentes estaban "definiendo una nueva estrategia de paz" después de la reunión de Islamabad, que describió como los "contactos más serios desde Murree".

El portavoz del movimiento negó cualquier participación en una reunión separada en Turquía que incluyó a elementos vinculados a una facción talibán disidente y un representante de Hizb i Islami, un partido dirigido por Gulbuddin Hekmatyar, un ex aliado talibán que se puso de lado del gobierno el año pasado .

Incluso si los contactos no son más que una etapa de "prenegociación", donde las dos partes intentan establecer las bases para las conversaciones, quedan obstáculos considerables, comenzando por el hecho de que el Gobierno de Kabul está profundamente dividido, con una creciente hostilidad entre grupos rivales étnicos y entre partidos, que dificultarán establecer una postura de negociación unificada.

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