La peligrosa vuelta a casa en el noreste de Siria por las minas y las bombas trampa

Dos hermanas sirias, heridas por bomba trampa, en un hospital apoyado por MSF
LOUISE ANNAUD/MSF
Actualizado: miércoles, 4 abril 2018 13:04

Las víctimas de este tipo de artefactos que llegan al hospital apoyado por MSF en Hasaka se han duplicado en cuatro meses

MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS) -

Cuando Humaid, sus dos mujeres y sus diez hijos volvieron a su casa en la localidad de Dhiban, en Deir Ezzor, este padre de familia sirio pensaba que la vivienda era segura, tras haberla revisado. Sin embargo, dos meses después, un artefacto oculto en el tejado hirió a cinco de sus hijas, provocando amputaciones en dos de ellas.

A sus cuatro años, Sedar ha perdido la parte inferior de sus dos piernas, mientras que Lamis, de 13, también ha sufrido una amputación parcial de una de sus piernas. "Mira a Sedar, sin piernas debajo de sus rodillas", se lamenta Humaid, que llevó a sus hijas al hospital que apoya Médicos Sin Fronteras (MSF) en Hasaka. "Se siente confundida porque todavía siente dolor a veces en los pies" que ya no tiene, explica.

Desgraciadamente, los casos de Sedar y Lamis no son los únicos. El número de pacientes heridos por minas terrestres, trampas explosivas y artefactos explosivos sin detonar atendidos en el hospital de MSF en el noreste de Siria se ha duplicado entre noviembre de 2017 y marzo de 2018.

En total, la ONG ha atendido en Hasaka a 133 personas heridas por este tipo de artefactos en los últimos cuatro meses, lo que supone una media de al menos un herido al día. Las víctimas pasaron de 17 en noviembre, a 39 en diciembre y 41 en enero. Desde principios de febrero hasta el 14 de marzo, fueron atendidas otras 36 más en el hospital. La mitad de las víctimas eran niños, algunos de tan solo un año.

Médicos Sin Fronteras atribuye el aumento en el número de víctimas al incremento en el número de desplazados que están regresando a sus hogares tras remitir la intensidad de los combates en las provincias de Raqqa, Hasaka y Deir Ezzor.

"Muchos pacientes nos dicen que las minas terrestres, las trampas explosivas y otros artefactos de fabricación casera se colocan en los campos, a lo largo de las carreteras, en los techos de las casas y debajo de escaleras", explica el coordinador general de MSF en Siria, Satoru Ida.

Igualmente, "los artículos domésticos como teteras, almohadas, ollas, juguetes, máquinas de aire acondicionado y refrigeradores explotan cuando las personas regresan a sus hogares después de meses o de años viviendo como desplazados o refugiados", denuncia.

NO SON CONSCIENTES DE LOS PELIGROS A LOS QUE SE ENFRENTAN

Aunque la mayoría de los desplazados aún no han vuelto a sus hogares, mantienen la esperanza de poder hacerlo pronto sin ser conscientes de los peligros que les esperan a su regreso, advierte MSF. Los expertos en desminado temen que aún haya cientos de miles de dispositivos en las escuelas, las instalaciones médicas y los campos agrícolas de Deir Ezzor, provincia en la que solo en 2017 hubo más de 250.000 desplazados.

"Es una carrera contrarreloj. Es como si toda esta gente estuviera regresando a un campo minado", subraya Ida. "Si no se toman las medidas adecuadas, el número de personas víctimas de explosiones seguirá aumentando", advierte, subrayando que la "parálisis" del sistema sanitario en Deir Ezzor hace que "el centro de salud más cercano a las víctimas puede llegar a estar a horas de distancia".

"Cuando eres víctima de una explosión, cada minuto que pasas sin que recibas atención médica, cuenta. Si la persona no muere en el acto, la demora en recibir atención médica es en la mayoría de los casos lo que determina la gravedad de la lesión y el tiempo de recuperación que necesitarás", incide el responsable de MSF.

HAY QUE AUMENTAR EL DESMINADO Y LA CONCIENCIACIÓN

La organización humanitaria advierte de que las acciones de desminado son urgentes, pero también resulta igual de importante el ampliar las actividades para explicar los riesgos a las personas que buscan regresar a su hogar. En este sentido, considera "primordial" que puedan tomar decisiones informadas, que aprendan a identificar y a evitar artefactos explosivos y que sepan qué es lo que deben hacer inmediatamente después de que explote un dispositivo.

Todo ello, defiende MSF con motivo del Día Internacional de Información sobre el Peligro y la Asistencia para las Actividades relativas a las Minas, debe ir de la mano de una mejora en el acceso a la atención médica de urgencia, ya que en muchos casos puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte para las víctimas.

Como resalta Ida, "los artefactos explosivos no eligen sus objetivos. No respetan los tratados de paz ni el alto el fuego y pueden permanecer ocultos hasta muchos meses o años después de que el conflicto haya terminado". "Cuando no matan, destruyen las vidas y los medios de subsistencia de sus víctimas y de sus familias, dejando a cientos de miles de personas sin extremidades y atrapándolos de este modo en la espiral de la pobreza", lamenta el responsable de MSF.

Así las cosas, MSF hace un "llamamiento urgente" a todas las organizaciones y actores involucrados, tanto internacionales como locales, para que se amplíen y aceleren las actividades de desminado y para que se aumenten los programas de educación y prevención ante los riesgos que comportan estos artefactos. Igualmente, ha reclamado que se mejore el acceso a la atención médica de las víctimas.

"Por favor, haced algo con las minas. Conseguir que la gente las retire. Necesitamos salvar a nuestros hijos", reclama por su parte Humaid, que está tan agradecido con la atención gratuita que MSF está ofreciendo a sus dos hijas lesionadas que incluso está dispuesto a cederles un terreno que tiene para que construyan una clínica.

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