MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, ha pedido a las autoridades de Kazajistán que se unan a Washington en su iniciativa para proteger a la minoría musulmana de los uigures de la persecución de la que están siendo objeto por las autoridades chinas en la región de Xinjiang.
Desde hace años, grupos pro Derechos Humanos han denunciado que las autoridades del país están sometiendo a un millón de uigures, aproximadamente, en campos de "reeducación", donde permanecen retenidos contra su voluntad, y son vigilados constantemente por cámaras de seguridad y teléfonos móviles usados por las fuerzas de seguridad a través de aplicaciones de reconocimiento biométrico.
El secretario de Estado ha recordado este hecho durante la gira que le está llevando por el cinturón transcontinental de Asia Central, y que en Kazajistán le ha llevado a entrevistarse con el ministro de Exteriores kazajo, Mujtar Tileuberdi.
"Hemos discutido la difícil situación de más un millón de musulmanes uigures y etnia kazaja que el Partido Comunista Chino ha detenido en Xinjiang, al otro lado de la frontera con Kazajstán", ha explicado posteriormente Pompeo en rueda de prensa recogida por Radio Free Europe/Radio Liberty, la emisora internacional norteamericana.
"Estados Unidos insta a todos los países a que se unan a nosotros y presionen para conseguir el fin inmediato de esta represión. Les estamos pidiendo simplemente que brinden refugio y asilo seguros a quienes buscan huir de China. Protejan la dignidad humana. Simplemente, hagan lo correcto", ha añadido Pompeo.
Tleuberdi, cuyo gobierno hasta ahora se ha negado a criticar a China por Xinjiang, no hizo ningún comentario sobre el tema y se centró, en su lugar, en hablar de la la cooperación económica y de seguridad. China, uno de los grandes socios económicos de los kazajos, niega que las instalaciones sean campos de internamiento.
Esta tarde, Pompeo se reunirá con el presidente Qasym Zhomart Toqaev y su predecesor, Nursultan Nazarbaev, considerado todavía el gran hombre fuerte de la política kazaja tras casi 30 años al frente del país, y que abandonó el cargo en marzo del año pasado para dar paso a elecciones caracterizadas, según las organizaciones internacionales, por la ausencia completa de oposición.
