La presidenta interina aboga por un Gobierno "más inclusivo y representativo"

Actualizado: martes, 6 mayo 2014 20:57

BANGUI, 6 May. (Reuters/EP) -

La presidenta interina de la República Centroafricana, Catherine Samba-Panza, ha pedido este martes reorganizar su Gobierno y hacerlo más representativo. La reacción de la presidenta se ha producido en medio de las críticas por no ser capaz de frenar la violencia religiosa que ha desplazado a casi un millón de personas.

En el discurso para hacer balance de sus primeros cien días en el cargo, Catherine Samba-Panza ha admitido que ha habido una expansión del odio debido a la falta de progresos de su Gobierno y ha admitido el malestar causado por el nombramiento de varios ministros de la misma región de la que ella es originaria.

Los miembros de la poderosas milicia cristiana 'anti-balaka', que tomaron las armas el año pasado después de que los rebeldes musulmanes de Seleka se hicieran con el poder, han asegurado que su movimiento no está representado en el Gobierno de transición y han rechazado cooperar con él.

Por su parte, Samba-Panza ha recogido esta queja y ha avanzado que "el Gobierno será reorganizado para ser más inclusivo y representativo". "Las voces se están levantando para pedir la organización urgente de un diálogo político inclusivo", ha añadido en su discurso ante el Consejo Nacional de Transición.

Samba-Panza ha admitido la creciente frustración internacional y ha calificado las críticas a su Gobierno como "legítimas". No obstante, la presidente interina ha defendido que tres meses no es tiempo suficiente para dar una respuesta a la altura de los hechos.

El país de 4,6 millones de personas fue llevado al caos en marzo del año pasado cuando la coalición Seleka avanzó hacia el sur para sitiar Bangui. Esto desencadenó una oleada de asesinatos, violaciones y saqueos contra la mayor parte de la población cristiana durante los 10 meses que estuvo Seleka en el poder. La presión internacional logró que el líder de Seleka, Michel Djotodia, abandonara el cargo en enero.

Los anti-balaka emprendieron acciones violenta contra los musulmanes en Bangui y en el suroeste del país, a pesar de la presencia de más de 6.000 agentes de paz de la Unión Africana y 2.000 tropas francesas.

Cientos de personas han sido asesinadas y cerca de un millón han sido desplazadas por la violencia que ha separado el país en líneas religiosas y étnicas. Los rebeldes de Seleka controlan el noreste y se les ha acusado de cometer abusos.

"La proliferación de las armas ha creado miedo por la cantidad de inseguridad y criminalidad" ha dicho Samba-Panza. "Hay un enfado y un odio creciente en los corazones de la gran mayoría de la población", ha aseverado.

La pasividad del Ejército y la Policía ante la violencia ha alimentado la frustración popular. Las preocupaciones por la infiltración de anti-balaka en el Ejército aparecieron cuando un grupo de soldados linchó a un musulmán a las afueras de una ceremonia presidida por Samba-Panza en febrero.

La capital tampoco escapa de los conflictos. Cerca de 180.000 personas permanecen desplazadas, dispersas entre campos de refugiados y casas de familiares. Naciones Unidas estima que 2,5 millones de personas, la mitad de la población, necesitan asistencia médica y alimentaria.

Las críticas han recaído también en los países occidentales por actuar con lentitud a la crisis del país, que carece de una estrategia importante o de recursos para frenar la violencia. Naciones Unidas ha asegurado que los países donantes han provisto solo un cuarto de los 550 millones de dólares requeridos por la emergencia humanitaria. Los 12.000 soldados en misión de paz que se necesitan no llegarán antes de septiembre. Una reciente actuación de los soldados franceses, que mataron a varios milicianos después de que cuarenta hombres armados y sin identificar abrieran fuego, demuestra la escalada de violencia en el país y el reto que supone garantizar la seguridad, según ha confirmado un responsable del Ejército.

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