HONG KONG, 16 Dic. (Reuters/EP) -
El primer ministro de China, Li Keqiang, ha alertado de que Hong Kong sigue sumida en una grave crisis tras reunirse con la jefa de Gobierno de la región, Carrie Lam, a la que ha instado a seguir trabajando para "acabar con la violencia y detener el caos".
"El Gobierno de la región administrativa especial china debe seguir esforzándose, acabar con la violencia de acuerdo con la ley y restaurar el orden", ha manifestado Li durante su encuentro con Lam.
Según el dirigente chino, la zona se enfrenta a una situación desafiante y sin precedentes. Lam se encuentra desde el sábado en Pekín para abordar la difícil situación que vive la antigua colonia británica después de los últimos seis meses de intensas protestas y su reciente debacle electoral en los comicios locales de noviembre.
Lam tiene previsto reunirse el lunes con el presidente de China, Xi Jinping, en el marco de una visita que durará cuatro días y en la que se especula que podría haber cambios en su equipo de Gobierno tras los últimos acontecimientos acaecidos en Hong Kong.
Esta región autónoma de China se ha visto sacudida durante los últimos seis meses por una fuerte ola de violencia y caos, que se inició como respuesta a una ley de extradición que tuvo que ser retirada, y por las demandas de mayor libertad democrática, que Pekín, han denunciado, no permite.
Xi y Lam se habían reunido a principios de noviembre en la localidad de Shanghái, cuando el presidente del gigante asiático expresó que tenía una "gran confianza" en la líder hongkonesa a pesar de las protestas.
China, que podría dejar de respaldar a la mandataria tras su descalabro electoral del mes pasado, ha culpado siempre a agentes extranjeros de estar detrás de las protestas y ha defendido que Pekín no está interfiriendo en los asuntos de Hong Kong.
Este sábado, la Policía de Hong Kong detuvo a tres personas en Tuen Mun (oeste) mientras probaban una bomba con control remoto de fabricación casera. Además, los agentes confiscaron chalecos antibalas y máscaras de gas a los detenidos, que tenían entre 27 y 40 años.
