MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y el Fondo para la Infancia de la organización (UNICEF) asisten a más de 10.000 personas que han huido recientemente de sus hogares a consecuencia de los combates, los saqueos, las violaciones y otros crímenes en el este de la República Democrática del Congo (RDC), mientras alertan de que la situación podría empeorar por las maniobras militares, que amenazan incluso con aumentar la inestabilidad.
ACNUR y UNICEF están haciendo una distribución conjunta de ayuda a los desplazados en la región de Buganga, en el norte de la provincia de Norte Kivu, que se enfrenta a la peor situación de desplazamiento en tres años, con 163.000 personas obligadas a huir desde el pasado enero. En esta provincia de RDC hay aproximadamente 650.000 desplazados internos.
"Estamos altamente preocupados por el desplazamiento y las atrocidades en el este de RDC. Con el incremento de las tensiones y de las fuerzas militares, la situación corre el riesgo de convertirse en un desastre humanitario", indicó ACNUR.
"Estamos preocupados de que las operaciones militares por parte de desertores, grupos milicianos y fuerzas gubernamentales desemboque en un gran sufrimiento para la población civil", añadió.
Los desplazados que hoy estaban recibiendo ayuda de ACNUR y UNICEF --mantas, cocinas, contenedores de agua y jabón-- habían huido de los combates entre las brigadas desertoras y las milicias el pasado mayo y ahora están viviendo con familiares, según ACNUR.
No obstante, estas viviendas están en riesgo y el número de lugares ocupados por desplazados se ha multiplicado por nueve, dejando a la población más expuesta a las enfermedades y la violencia por la militarización.
