Una red de mujeres para ayudar a las rohingya a superar el trauma vivido

Mujeres rohingya en Bangladesh
UN WOMEN/ALLISON JOYCE
Actualizado: domingo, 3 junio 2018 8:49

ONU Mujeres apoya un centro multiusos en el que las mujeres pueden asearse, recibir asesoramiento y ayuda y relajarse con sus iguales

COX'S BAZAR (BANGLADESH), 3 Jun. (ONU MUJERES) -

Bangladesh ha estado acogiendo a refugiados rohingya procedentes de Birmania desde hace casi 30 años. Desde agosto de 2017, unos 693.000 rohingya se han abierto paso hasta Cox's Bazar en condiciones desesperadas. De ellos, el 51 por ciento son mujeres. La población refugiada en los asentamientos en Bangladesh se ha más que duplicado; los campamentos están superpoblados, las necesidades son inmediatas y enormes, y los recursos no alcanzan.

Senu Ara llegó a Cox's Bazar igual que otros muchos refugiados rohingya: a pie. Tras una semana caminando descalza, Senu y sus tres hermanas llegaron a Bangladesh, cansadas, hambrientas y sedientas, tras abandonar su casa por miedo a la creciente violencia en el estado de Rajine, en Birmania.

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"Vi a los soldados en Birmania quemar muchas casas y secuestrar y matar a otros. Huimos a Bangladesh para salvar nuestras vidas", explica Senu, de 17 años. "Solo llevábamos comida para dos días. Estuvimos otros cuatro o cinco sin comida y bebimos agua de los canales", relata.

"Por la noche, dormimos en el bosque y teníamos miedo constantemente de que los soldados nos encontraran, especialmente porque nuestro padre era demasiado anciano y nosotras éramos cuatro chicas sin ningún otro varón que nos pudiera proteger", añade, precisando que solo cuando entraron en Bangladesh recibieron comida de los residentes antes de llegar al campamento.

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En el campo improvisado de refugiados de Balukhali, en Cox's Bazar, es común escuchar historias de casas quemadas y niños desaparecidos. Las mujeres rohingya cuentan historias de sus maridos asesinados y violación, de perder esperanza en la raza humana.

"En Birmania, el Ejército secuestró a mi hermano y golpeó a mi marido. Mi hermano sigue desaparecido. Muchos de mis familiares han sido secuestrados, especialmente las chicas, y asesinados por el Ejército. De mi localidad, diez o doce familias huyeron juntas", cuenta Noor Nahar, de 22 años.

"Estuvimos durante 16 días en la orilla de un río porque no teníamos dinero que dar al barquero. Hicimos un refugio temporal y recogimos comida de casas vacías en las aldeas cercanas. Vimos muchos cadáveres dentro de las casas y en la cuneta. Al final, el barquero se sintió mal por nosotros y nos ayudó a cruzar el río. No quiero recordar esos días terribles", cuenta.

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DISTRIBUCIÓN DE AYUDA ESENCIAL

Las agencias humanitarias han estado intentando hacer todo lo posible para distribuir bienes esenciales como jabones, ropa, pañuelos, compresas y linternas a las mujeres, en los llamados 'kits de dignidad'. Sin embargo, dada la cantidad de refugiados que llegan, la demanda de este tipo de kits que no se cubre era inmensa.

Durante el invierno, ONU Mujeres, el Ministerio de Asuntos de la Mujer y la Infancia y ActionAid Bangladesh distribuyeron kits de dignidad a casi 8.000 hogares, específicamente a mujeres y niñas y aquellos con necesidades especiales.

Ahora, un Centro Multiusos para Mujeres dentro del campo, apoyado por ONU Mujeres, ofrece apoyo a las mujeres y niñas más vulnerables y marginadas, en particular aquellas que son cabeza de familia, ancianas y adolescentes.

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La movilidad de las mujeres es un factor importante a considerar dentro del campo. Tradicionalmente las mujeres rohingya suelen vestir un burka cuando salen de su casa o refugio. En los campos, las mujeres a menudo comparten un burka entre ellas para acceder a espacios públicos. Algunas tienen que esperar su turno para pedir prestado el burka a una vecina para poder salir de su refugio.

Cada día, unas 70 mujeres y chicas visitan el centro para un abanico de servicios, incluida información y servicios de referencia a apoyo psicosocial, y educación sobre nutrición, salud y saneamiento. El centro también trabaja para aumentar la concienciación de la violencia conyugal o por parte de la pareja, la prevención de la explotación sexual y los abusos, el matrimonio infantil y el tráfico de personas.

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Las mujeres tienen espacio para el aseo y para lavar la ropa en el centro, un servicio importante en una zona en la que los espacios seguros y privados para las mujeres y las niñas escasean. También ofrece a las mujeres y las niñas, que de lo contrario se ven confinadas y aisladas en sus hogares, un espacio seguro para relajarse, aprender nuevas capacidades y socializar con otras mujeres.

Hasta la fecha, 467 mujeres y adolescentes rohingya han recibido asesoramiento sanitario y 834 mujeres han recibido un primer apoyo psicológico en el centro.

ANIMANDO A OTRAS MUJERES A QUE ACUDAN AL CENTRO

Ayesha Khatun, que trabaja para el Centro Multiusos para Mujeres, visita a las mujeres y las chicas en sus casas y las anima a acudir al centro. En una ocasión, Ayesha se dirigió a una adolescente que estaba interesaba en ir al centro y aprender nuevas capacidades, pero su padre se negaba a permitir que su hija saliera de casa. Ayesha consiguió negociar con el padre y convencerle de que permitiera a su hija visitar el centro.

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La propia Ayesha acude a diario al centro y aprende costura. Minara Begum, de 22 años, es otra trabajadora de divulgación del centro. En su caso, ha ayudado a mujeres embarazadas a que lleguen a los puntos de distribución de ayuda y transportado asistencia para ellas. Ha aprendido a decir lo que piensa y ahora presenta las cuestiones de las mujeres refugiadas rohingya a las autoridades a cargo de la gestión cotidiana del campo.

Actualmente, hay 21 mujeres empleadas como trabajadoras de divulgación del centro. "Las mujeres necesitan el apoyo las unas de las otras para hacer frente a esta crisis", sostiene Noor Nahar. "Si las mujeres que llegan nuevas reciben nuestro apoyo (en el centro), se podrán apoyar mejor entre sí", resalta.

"No sé que ocurrirá... pero quiero un futuro mejor para mis hijos, quiero vivir en paz", asevera.

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