Regresar no es una opción para quienes escapan de Boko Haram hacia Camerún

Refugiados nigerianos en Camerún
ACNUR/XABIER BOURGOIS - Archivo 
Actualizado: sábado, 16 febrero 2019 8:51

Más de 35.000 nigerianos han huido en las últimas semanas de los ataques de Boko Haram contra Rann

GOURA (CAMERÚN), 16 Feb. (Por Vania Turner, Walter Kigali, Clement Kolopp y Xavier Bourgois, ACNUR) -

Cuando los milicianos del grupo terrorista Boko Haram atacaron su ciudad natal, Mariam, una madre nigeriana en sus últimas semanas de embarazo, dejó todo y corrió para salvar su vida.

Cuatro días después de haber llegado a esta ciudad desértica al otro lado de la frontera en el vecino Camerún, dio a luz en una débil tienda de campaña dentro de un campamento de refugiados improvisado. Ahora se pregunta cómo podrá hacerse cargo de su bebé.

"Es muy difícil tener un bebé aquí. Estoy asustada", comenta. "Vinimos sin nada. Necesitamos leche y un refugio apropiado. Mi bebé crecerá aquí. No tenemos otra opción", asegura.

Miriam es parte de los 35.000 hombres, mujeres, niños y niñas que han huido de los crecientes ataques de Boko Haram en Rann y sus alrededores, en el inestable estado de Borno, en el noreste de Nigeria. Muchos se dirigen a Goura, en el distrito camerunés de Makary.

Cuando comenzaron los disparos, Fanne Gambo comenzó a correr y no miró hacia atrás mientras sus vecinos caían a su alrededor. "Podíamos escuchar los disparos detrás de nosotros", recuerda poco después de llegar a este asentamiento en el desierto. "Realmente no vi lo que estaba sucediendo, solo vi cadáveres que yacían por todos lados, personas que eran asesinadas", añade.

La violencia no ha cesado en el noreste de Nigeria desde que estalló la insurgencia de Boko Haram en 2009, lo que ha obligado a más de 2,5 millones de personas a abandonar sus hogares en la cuenca del lago Chad en una búsqueda desesperada de seguridad.

A medida que avanza la insurgencia, miles de personas han sido desplazadas varias veces dentro de Nigeria, mientras que otras miles, como Blama Tchama, han buscado seguridad al otro lado de la frontera en numerosas ocasiones.

CAMERÚN, REFUGIO RECURRENTE

"Hemos estado en Camerún siete veces y cada vez nos envían de vuelta a Nigeria. Pero esta vez, estamos aquí para quedarnos... No hay seguridad de dónde venimos", se lamenta.

Su huida más reciente se produjo después de la retirada del Grupo Especial Conjunto Multinacional (MNJTF, la fuerza regional conjunta), que acudió a Rann para asegurar la ciudad después de un ataque el 14 de enero. La retirada dejó a los residentes frente a los milicianos, armados con fusiles y lanzacohetes.

         ACNUR / Xavier Bourgois 

"Trataron de defenderse por sí mismos. Pero, ¿cómo podrían ellos, con sus arcos y flechas anticuados contra combatientes fuertemente armados?", se pregunta Blama.

El MNJTF, que incluye fuerzas de Camerún, Chad, Nigeria, Níger y Benín, apunta a contrarrestar a Boko Haram y evitar que otros grupos insurgentes ganen terreno en la región del lago Chad.

La gran mayoría de los recién llegados huyeron durante un solo fin de semana, del 26 al 27 de enero, cruzando en masa el río El Beid, algunos con unas pocas pertenencias guardadas en carretas de burros, otros cargándolas sobre sus cabezas.

NECESIDADES TREMENDAS

"En este entorno remoto y desértico, las necesidades son tremendamente grandes", destaca Geert Van de Casteele, representante adjunto del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Camerún, que viajó a Goura para reunirse con los recién llegados y evaluar sus necesidades hace unos días.

"Se trata de brindar salud, alimentos, agua y asistencia médica, y de encontrar rápidamente recursos para construir albergues temporales en una región caracterizada por condiciones climáticas particularmente difíciles", agrega.

Junto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otros socios, ACNUR lanzó un llamamiento por 135 millones de dólares para ayudar a los cientos de miles de personas desplazadas por el deterioro de la seguridad en la región de la cuenca del Lago Chad.

En el caso de Camerún, se necesitan medidas urgentes para apoyar a la pequeña nación de África Occidental, que ya alberga a 400.000 refugiados, incluidos unos 135.000 nigerianos.

NO QUIEREN REGRESAR A NIGERIA

"Aquí las personas nos dejan claro que no quieren volver con Rann, que ha sido atacado al menos cuatro veces desde septiembre de 2018", explica Van de Casteele. "Ya no se sienten seguros, y hoy nos toca ofrecerles la protección a la que tienen derecho", agrega. El mes pasado, ACNUR expresó su preocupación ante las informaciones sobre los retornos forzados de varios miles de refugiados desde Camerún al estado de Borno, afectado por la violencia.

Amma Zarama Hamat, madre de cuatro hijos, perdió a su hijo primogénito debido a la violencia de Boko Haram hace dos años, y ha vivido en medio de la violencia durante los últimos ocho años. Ella es de las que creen que nunca estarán a salvo en el norte de Nigeria.

Los milicianos "vienen regularmente a llevarse todo lo que tenemos. Ellos toman nuestra comida, toman todo lo que tenemos, y se van", dice ella. "Nunca podré volver allí. Apenas escapé con vida. Perdí a mi hijo primogénito. Ahora estoy aquí y no puedo irme. Moriré aquí en Camerún", asegura.

Gaelle Massack, responsable de relaciones externas de ACNUR en Camerún, espera y reza para que se satisfagan las necesidades de todos los refugiados, en todos los sectores.

"Después de haber presenciado tanto sufrimiento, y después de ver la esperanza a la que están tan desesperadamente aferrados, solo pensamos en una cosa: verlos valerse por sí mismos otra vez, y tener una vida mejor, mejor que la que dejaron en Nigeria", confía.