La reinterpretación de la Constitución abre la puerta al envío de tropas japonesas de combate al extranjero

Actualizado: domingo, 29 junio 2014 13:11

La modificación permitirá defender a un aliado atacado e intervenir en contenciosos de baja intensidad

TOKIO, 29 Jun. (Reuters/EP) -

Este próximo martes el Gobierno del primer ministro japonés, Shinzo Abe, presentará ante el Parlamento japonés una moción por la que se reinterpreta la Constitución pacifista, impuesta por Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, y abre así la puerta al envío de tropas niponas al exterior en misión de combate.

La iniciativa pone fin al veto a la "defensa propia colectiva" o a ayudar a un país amigo que esté siendo atacado y permitirá a Japón implicarse en operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU o responder a contenciosos de baja intensidad como los conflictos de soberanía que mantiene Japón con países como China, Corea del Sur o Rusia.

Sin embargo, el propio Abe ha descartado intervenciones a mayor escala con envío de tropas para operaciones multilaterales como la guerra de Irak de 1990-91 o la invasión de Irak de 2003.

Estos cambios podrían molestar principalmente a China, que en los últimos años ha defendido con mayor vehemencia sus reivindicaciones terrotoriales en el mar de la China Oriental. En particular, Tokio y Pekín mantienen un contencioso por las islas Senkaku/Diaoyu, según se emplee el nombre japonés o chino.

Tampoco ayuda a las relaciones bilaterales el pasado imperialista japonés, que llegó a controlar Manchuria en la década de 1930, una época en la que se cometieron crímenes de guerra como la utilización de mujeres como esclavas sexuales en burdeles para el Ejército nipón.

En cambio, Estados Unidos, aliado estratégico de Tokio, ha apoyado esta modificación de la interpretación de la Constitución que permitirá a Japón un mayor compromiso con la alianza bilateral, según Washington.

"Si supera el sistema político japonés será el cambio más importante en política de Defensa desde la creación de las Fuerzas de Autodefensa (Ejército), en 1954", ha explicado un profesor de Seguridad Internacional de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sídney), Alan Dupont.

En concreto, la moción habilita a Japón a emplear la fuerza en la menor medida necesaria en el caso de que un país con el que mantenga relaciones estrechas esté siendo atacada y solo bajo las siguientes condiciones: amenaza a la existencia del Estado japonés, claro peligro del derecho a la vida, la libertad y consecución de la felicidad del pueblo japonés y ausencia de alternativa adecuada.

Desde la derrota de Japón en 1945 las tropas japonesas no han entrado en combate, pero los sucesivos gobiernos nipones han ido desplazando a su conveniencia los límites impuestos por la Constitución primero para habilitar un Ejército y después para implicar a Japón en operaciones no bélicas en el extranjero.

Los conservadores defienden que la renuncia a la guerra recogida en el Artículo 9 de la Constitución es un exceso que restringe el derecho a la defensa propia y que la pujanza de China obligan a flexibilizar estas políticas. De hecho, esta postura fue la que permitió a Abe volver a la jefatura del Gobierno en las elecciones de diciembre de 2012.

OPOSICIÓN AL CAMBIO

Sin embargo, los sondeos muestran una población dividida y los activistas de organizaciones pacifistas denuncian la vaguedad de un texto que da carta blanca al Gobierno para decidir arbitrariamente sobre el uso del Ejército. "El pueblo japones no apoya un compromiso militar importante en contenciosos y guerras extranjeras más allá de cómo se pueda interpretar el texto", ha destacado un experto en seguridad de la Escuela Nacional de Grado para el Estudio de la Política (GRIPS) tokiota, Narushige Michishita.

La oposición también denuncia las formas del cambio, que evita una compleja reforma constitucional con la treta de una modificación de la interpretación de los artículos más antimilitaristas de la Constitución.

"Los gobiernos cambian. Si cambiamos la interpretación de la Constitución cada vez que cambia el gobierno, su estabilidad estará en cuestión y no podremos seguir siendo un estado de derecho", ha argumentado el diputado Seiichiro Murakami, una voz crítica del Partido Liberal Demócrata (PLD) de Abe.

Este mismo domingo un activista se ha prendido fuego en uno de los cruces más concurridos de Tokio, cerca de la estación de Shinjuku, en una protesta contra la modificación impulsada por Abe. Los bomberos extinguieron las llamas y el hombre ha sido ingresado en un hospital con pronóstico grave.

En el esfuerzo por argumentar el cambio se han planteado casos hipotéticos como la defensa de un buque estadounidense que esté evacuando a ciudadanos japoneses o la ayuda a un buque estadounidense atacado cerca de Japón. También se ha especulado con el derribo de un misil lanzado contra Estados Unidos o la participación en una misión de desminado de las rutas comerciales marítimas.

Incluso estas hipótesis han sido criticadas, ya que, según los expertos, si Corea del Norte ataca a Estados Unidos, Japón también sería su objetivo y sus fuerzas ya estarían suficientemente ocupadas defendiendo Japón como para pensar en ayudar a Estados Unidos.

Lo que sí es evidente es que la modificación permitirá a Japón implicarse en mayor grado en maniobras militares como las que desarrolla periódicamente Estados Unidos en la región a modo de disuasión. En ese sentido, Filipinas, que también mantiene contenciosos territoriales con China, podría ser uno de los más beneficiados por la nueva política nipona.

"No es para unirse a la lucha en una guerra, sino para construir una capacidad. Sería muy difícil combatir juntos", ha argumentado Michishita en relación a Filipinas.

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