En República Centroafricana hace falta mucho más que un acuerdo de paz para superar el conflicto

Trabajadora de la ONU habla con afectados por el conflicto en República Centroafricana
Trabajadora de la ONU habla con afectados por el conflicto en República Centroafricana - VIRGINIE BERO/OCHA - Archivo

Seis de cada diez centroafricanos necesitan asistencia en un país que es uno de los más peligrosos para los trabajadores humanitarios

Actualizado: jueves, 6 febrero 2020 13:16

MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

Más de seis años de conflicto en República Centroafricana (RCA) han pasado un peaje a este país, uno de los más pobres del mundo y donde a día de hoy más de seis de cada diez ciudadanos necesitan asistencia humanitaria. El acuerdo de paz firmado por el Gobierno y catorce grupos armados hace un año ha rebajado la violencia pero el país necesita mucho más que este pacto para salir adelante, coinciden la ONU y las ONG que trabajan en él.

En el último año "ha habido una clara mejora y la violencia ha descendido", resume la coordinadora humanitaria de la ONU en el país, Denise Brown, que celebra que la reducción de los combates haya facilitado el acceso y mejorado el entorno de trabajo de las organizaciones humanitarias y con ello "facilitado la vida de la población".

"Eso no significa que la gente esté en camino a la recuperación, para eso hará falta algo más", añade sin embargo Brown, en una entrevista concedida a Europa Press. Según precisa, apenas se han producido retornos de los más de un millón de centroafricanos que se han visto desplazados tanto dentro como fuera del país desde que estalló el conflicto.

Foto: VIRGINIE BERO/OCHA 

"Quienes regresan ven que no hay servicios y este es uno de los grandes retos", subraya, incidiendo en que en RCA, un país donde ya antes del conflicto las infraestructuras y servicios eran deficientes, "se trata más de construir que de reconstruir porque no queda mucho aunque antes tampoco lo había".

La coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el país, Ester Gutiérrez, coincide con esta lectura. "Ha sido un año que nos ha llevado a albergar mucha esperanza y al mismo tiempo avalar una dosis de realismo importante", explica a Europa Press, justificando el escepticismo actual en los recientes combates que han tenido lugar en el este del país, en especial en Bria o Alindao.

"La situación humanitaria sigue siendo muy preocupante", reconoce Gutiérrez, subrayando que "los efectos del conflicto no se terminan de un momento a otro, se necesita más que un acuerdo y mucho más que un año para reconstruir las bases de una sociedad que está profundamente dividida".

La crisis en RCA, destaca la responsable de MSF, no solo responde al conflicto entre los distintos grupos armados --tanto musulmanes como cristianos-- sino a "la falta de servicios básicos de salud para la población y de muchos otros servicios esenciales". Así pues, "hay una serie de dificultades estructurales a las que hay que responder en paralelo y para lo que se requerirá mucho apoyo de todos los actores nacionales e internacionales implicados en la respuesta a esta crisis", sostiene.

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Desde Oxfam, también celebran que la violencia haya remitido, si bien alertan de que la tensión está aumentando de nuevo. Además, explica su director en RCA, Ferrán Puig, la violencia se ha trasladado ahora a los civiles porque los grupos armados han perdido una de sus vías de financiación con el acuerdo de paz, como era la recaudación de tasas ilegales, y ahora no tienen cómo pagar a los combatientes, por lo que recurren entre otras cosas a atracos.

AUMENTO DE LA DELINCUENCIA

La coordinadora de la ONU coincide en que en el último año se ha constatado "un aumento de la delincuencia que tiene como objetivo a la población pero también a las ONG". Así, denuncia, en la zona de Batangafo los grupos armados han venido atacando casi a diario a las ONG lo que hace que "sea difícil para ellas seguir operando".

De hecho, RCA es "uno de los países más peligrosos para los trabajadores humanitarios", resalta Brown. Durante 2019 cinco cooperantes fueron asesinados, entre ellos uno de MSF, y otros 42 resultaron heridos, según datos de la ONU. Tanto MSF como Oxfam han sufrido ataques en sus instalaciones y se han visto forzados a tener que suspender temporalmente actividades en algunos momentos.

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En este sentido, Gutiérrez lamenta la "impunidad" de la que parecen gozar quienes atacan al personal y las instalaciones humanitarias. "Más allá de poner en peligro a nuestros equipos, este tipo de acciones tienen un impacto elevado en nuestra capacidad de continuar con las actividades médicas que realizamos", subraya.

LAS ELECCIONES PODRÍAN RECRUDECER LA VIOLENCIA

La celebración prevista de elecciones presidenciales a finales de diciembre en el país genera el temor de que la violencia pueda recrudecerse. Teniendo en cuenta la "tensión acumulada" y que en África las elecciones suelen venir acompañadas de "periodos de violencia y desestabilización", en "Oxfam nos preparamos para un año duro", reconoce Puig.

La coordinadora general de MSF admite que "el miedo principal" de la ONG es que se produzca un "deterioro más amplio de la situación de seguridad con un gran impacto en la población civil" y que "se abran focos de violencia también en el oeste del país y en especial en Bangui", la capital. Esto implicaría un deterioro para el que "tenemos que estar preparados", reconoce.

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Por su parte, Denise Brown confía en que con la presencia de la misión de paz de la ONU, la MINUSCA, con el inicio del despliegue de las Fuerzas Armadas (FACA) y las fuerzas de seguridad interior y la mediación política de la Unión Africana "se pueda detener cualquier potencial de violencia".

"Es cierto que el arranque del año ha sido complicado pero hasta ahora hemos conseguido estabilizar las comunidades" afectadas por la violencia, resalta la coordinadora de la ONU, aunque admite que "será un año difícil".

PERSISTENTE VIOLENCIA SEXUAL

Otro de los problemas que preocupan tanto a la ONU como a las ONG es el de la violencia sexual. "Es algo a lo que dedicamos cada vez más tiempo para entender en qué contexto se produce, a quién le ocurre y quién la perpetra y para ofrecer el apoyo necesario", indica Brown.

En este último año, añade Gutiérrez, a la consulta de MSF "no han dejado de llegar supervivientes de violencia sexual, un fenómeno que sobrepasa el ámbito de las agresiones en el marco del conflicto armado". También Oxfam trabaja en este ámbito centrada en la concienciación de las comunidades y en la identificación y acompañamiento de las víctimas.

Por su parte, la representante del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) en RCA, Christine Muhigana, alerta de que "la vida de millones de niños en todo el país sigue amenazada por la violencia y la falta de acceso a alimentos, atención sanitaria, educación, agua y saneamiento".

No obstante, en estos doce meses ha habido "signos de esperanza" como el "compromiso formal de más grupos armados para prevenir violaciones graves de los derechos de los niños", así como la liberación y desmovilización de más 1.250 niños y niñas vinculados a grupos armados, gracias a los esfuerzos de UNICEF y MINUSCA o al programa nacional en la materia.

"La protección de la población civil sigue siendo la prioridad número uno de la ONU y haremos todo lo posible para lograrlo el próximo año y que las necesidades sean cubiertas y el país al fin tenga una vía para avanzar y que haya elecciones presidenciales con éxito", asegura a su vez Brown.

Para tratar de ayudar a 1,6 millones de los 2,6 millones de personas necesitadas de asistencia en el país, la ONU y sus socios humanitarios han solicitado para 2020 401 millones de dólares. "La crisis en RCA no está olvidada pero no es visible", considera la coordinadora humanitaria, que celebra que en 2019 se recibieran el 70 por ciento de los fondos solicitados.

No obstante, apunta Puig, esto se debe al "realismo" con el que las agencias humanitarias afrontan su labor a sabiendas de que "el dinero no va a llegar en su totalidad y entonces hay que focalizar las necesidades y rebajar la demanda" para atender a los más vulnerables. En este sentido, alerta de que "los donantes pueden pensar que la cosa va a mejor" cuando no es así.