MADRID, 21 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los presidentes de Ruanda y Uganda, Paul Kagame y Yoweri Museveni, respectivamente, han mantenido este viernes una reunión en el cruce fronterizo de Katuna, en medio de los esfuerzos regionales para reducir las tensiones bilaterales, al alza durante los últimos meses.
El encuentro, en el que han participado también los presidentes de Angola y República Democrática del Congo (RDC), Joao Loureno y Félix Tshisekedi, respectivamente, se ha visto seguido por la firma de un acuerdo de extradición entre Kigali y Kampala.
En su comunicado final, la cumbre cuatripartita ha destacado que "se han registrado progresos en lo relativo al compromiso de las dos partes para hacer todo lo posible para eliminar los factores de tensión" desde el encuentro mantenido hace unas semanas en la capital de Angola, Luanda.
"En este sentido, la liberación de prisioneros por ambas partes y la garantía de continuar con este proceso en línea con el Estado de Derecho y el Derecho Humanitario son destacables", sostiene el texto.
En este sentido, los participantes en la cumbre han aplaudido la firma del tratado de extradición y han resaltado que "supone el marco legal para gestionar los casos judiciales, incluidos aquellos relacionados con presuntas actividades subversivas cometidas por sus ciudadanos en el territorio del otro país".
Los participantes han recomendado además a Uganda que "verifique, en el plazo de un mes, las acusaciones de Ruanda sobre las acciones en su territorio de fuerzas hostiles al Gobierno de Ruanda".
"Si estas acusaciones son demostradas, el Gobierno ugandés tomará todas las medidas para detenerlo y evitar que pase de nuevo. Esta acción debe ser verificada y confirmada por la comisión ministerial 'ad hoc' para la aplicación del Memorando de Entendimiento de Luanda", han sostenido.
Por último, han resaltado que, "una vez se cumpla esta recomendación y se informe a los jefes de Estado", se celebrará una nueva reunión en el plazo de 15 días en el paso fronterizo de Katuna para "la solemne reapertura de las fronteras y la subsiguiente normalización de las relaciones entre los dos países".
Museveni y Kagame pactaron a principios de febrero mejorar las relaciones y liberar a ciudadanos del país vecino detenidos, un intercambio de presos que ha tenido lugar durante esta semana.
Así, ambos países se comprometieron a llevar a cabo cualquier acción que "pueda crear la percepción de que apoya, financia, entrena o infiltra a fuerzas desestabilizadoras en el país vecino".
CRUCE DE ACUSACIONES
El Gobierno ruandés ha acusado a Kampala de apoyar a los grupos rebeldes que se oponen a Kagame, incluido el Congreso Nacional de Ruanda (RNC) y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).
Kampala, por su parte, ha acusado a Ruanda de imponer efectivamente un embargo comercial a Uganda. Asimismo, negó que exista una "caza de brujas" contra los ruandeses que viven en el país, tras las acusaciones de Kigali en este sentido.
El incremento de las tensiones bilaterales ha hecho aumentar la preocupación sobre un conflicto subsidiario entre ambos países y Burundi --también enfrentado diplomáticamente con Ruanda-- en el este de RDC, donde apoyan a diversos grupos armados.
"Las intensificadas hostilidades entre los estados en los Grandes Lagos amenaza con un retorno a las guerras regionales que desgarraron la región en las décadas previas", alertó recientemente el 'think tank' International Crisis Group (ICG).
A su llegada hace un año a la Presidencia de RDC, Félix Tshisekedi apostó por la vía diplomática --con la mediación de Loureno--, si bien la misma se había estancado y recientemente ha abierto la puerta a una cooperación militar con los citados países para luchar contra los distintos rebeldes.
En este sentido, el ICG recalcó que Tshisekedi "debería priorizar la vía diplomática (...) para calmar las tensiones entre sus vecinos" dado que un conflicto subsidiario "podría desestabilizar aún más RDC e incluso provocar una crisis de seguridad de gran calado a nivel regional".
