R.Unido.- Brown, Cameron y Clegg subrayan en el segundo debate sus diferencias en integración europea o inmigración

Actualizado: viernes, 23 abril 2010 0:10

La posibilidad de una de Cámara de los Comunes sin una mayoría clara asusta a Cameron, pero Clegg advierte de que no es el "Apocalipsis"

LONDRES, 23 Abr. (EUROPA PRESS) -

Los tres candidatos de los tres mayores partidos británicos, el laborista Gordon Brown, el conservador David Cameron y el liberaldemócrata Nick Clegg, aplicaron en el segundo debate televisado la lección aprendida del primero y, haciendo hincapié más en diferencias que en acuerdos, discutieron asuntos como la composición de la Camara de los Comunes tras los comicios de mayo, el papel de Londres en la Unión Europea, o asuntos sociales como inmigración.

A falta de sólo un debate --el del próximo jueves-- y con la experiencia del de la semana pasada, que dio como claro vencedor al ascendente Nick Clegg, los tres líderes mantuvieron un diálogo fluido orquestado por el moderador y empujado por las preguntas del público presente en la sala de Bristol donde se celebró el acto.

Una de las preguntas planteó de forma directa qué ocurriría si ninguno de los partidos logra la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, algo inédito en los comicios recientes, pero más que posible a tenor de los últimos sondeos.

Cameron anticipó que, en ese caso, a todas las formaciones les corresponde ser "responsables" y trabajar por "el mejor Gobierno posible para el país". El líder 'tory' dijo que esta situación no sería buena para Reino Unido en la medida en que no crea un Ejecutivo fuerte para adoptar "decisiones difíciles".

Clegg renunció a hablar de que ocurriría un "Apocalipsis" si ningún partido logra una mayoría suficiente y no vio nada grave en que las distintas partes trabajen juntas. De hecho, si se cumplen los sondeos, los liberaldemócratas podrían tener la llave que dé el poder a conservadores o laboristas, especialmente tras el auge experimentado a causa del efecto Clegg generado en el primer debate.

Brown señaló que durante sus años en Downing Street siempre ha sido partidario de pedir ayuda a la oposición pero criticó, por ejemplo, que las veces en que ha recurrido a los conservadores, especialmente en los últimos meses por cuestiones económicas, su respuesta haya sido instarle a retirar los planes de estímulo aprobados.

Por otra parte, los candidatos británicos arrastran el descrédito generado en la clase política por el escándalo de los gastos desatado en el Parlamento y los tres líderes defendieron que, quien incumpla las normas, sea apartado del cargo. Clegg jugó la baza de que es un escándalo que afecta a los dos grandes partidos, pero Cameron pidió que nadie se ponga "en un pedestal" en este tema.

LONDRES ANTE LA UE

La integración en Europa enfrentó a los tres candidatos hasta posicionarles en posturas diferenciadas, desde la de Brown, que defiende la importancia de la UE en materia de empleo y economía, Clegg, que aboga por cambiarla desde dentro, y Cameron, al que en varias ocasiones el primer ministro llegó a acusar de antieuropeísta.

Con un ejemplo, Clegg recordó que "sólo se pueden cambiar los clubes de los que eres miembro" y no "quedándose de lado" y "quejándose".

Cameron defendió que Londres debe estar integrado en tanto potencia comercial. "Pero considero que hemos cedido demasiados poderes desde Westmister a Bruselas. No quiero unirme al euro", acotó. En particular, criticó que el Tratado de Lisboa se aprobase sin convocar antes un referéndum, algo a lo que respondió Clegg para apuntar que no se puede celebrar un plebiscito para cualquier decisión.

La intención de Cameron es convertir en la UE a Reino Unido, como él mismo admitió, en un peso pesado al estilo de Francia o Alemania. Sin embargo, Brown pronosticó que si el líder conservador participa en un Consejo de Europa sería para decir: "Tenemos que salirnos".

"No vamos a tener una solución únicamente británica, no van a volver los días en que estábamos enfrentados con el resto de Europa", apostilló el candidato laborista. En una época de recuperación económica, en su opinión, gran parte de este empuje depende de que países vecinos también crezcan.

EN CASO DE GUERRA

Otra de las preguntas planteó la posibilidad de que ocurra otro conflicto militar en el futuro y si la administración de Londres secundaría o no un hipotético despliegue. Todos los líderes se mostraron de acuerdo en la necesidad de combatir los riesgos de seguridad global, que se extienden hasta Somalia o Yemen, como mencionó Brown.

El primer ministro apostó por emprender acción con los "aliados multilaterales" y defendió la presencia militar en Afganistán, aludiendo especialmente a la revisión estratégica que aspira a transferir progresivamente las competencias a las fuerzas locales.

Clegg --defensor de una revisión completa en materia de Defensa-- también defendió la entrada en Afganistán, no así la "invasión ilegal" de Irak, pero no quiso pronunciarse acerca de nuevos conflictos: "Haremos lo que debamos". En cualquier caso, explicó que todo pasa por establecer la "estrategia adecuada" y equipar "correctamente" a las tropas.

Por su parte, Cameron declaró conveniente aprender de los "errores del pasado" y que las futuras decisiones vayan siempre "en el interés nacional"; "lo que hará más seguro Reino Unido". "Creo que necesitamos terminar la división entre la política exterior, la de seguridad y la de Interior, juntarlas todas y pensar en nuestra seguridad nacional", agregó.

TEMAS SOCIALES

El primero de los temas sociales en tratarse en el debate fue la relación del Gobierno de Reino Unido con las diversas religiones y, en particular, con la católica, personificada en el Papa. Los tres líderes coincidieron en que aceptarían con agrado una hipotética visita del Pontífice a territorio británico, pero igualmente se mostraron críticos con la política de la Iglesia.

Los tres reconocieron los problemas por los que está pasando la Iglesia a raíz de los casos destapados de abusos de menores en varios países, aunque Clegg fue quien se mostró más contundente para afirmar que "no se puede ocultar el pecado" y que el Vaticano debe mostrar "apertura y arrepentimiento".

Cameron manifestó su discrepancia en la forma en que la Iglesia trata el asunto de los anticonceptivos y la homosexualidad, mientras que Brown también se desmarcó de la postura eclesiástica en ambos puntos y añadió a ellos la investigación con embriones.

Respecto a la inmigración, Brown, Clegg y Cameron reconocieron que a medio plazo se debe trabajar por el control de la llegada de inmigrantes. La postura más férrea la mantuvo el conservador, quien reiteró su defensa de un sistema de cuotas que le valió un enfrentamiento dialéctico con el liberaldemócrata, quien reclamó a Cameron que dijese una cifra exacta.

Brown, que puso como garantía que la inmigración neta lleva cayendo tres años, prometió generalizar que los extranjeros dispongan de una tarjeta identificativa y un sistema de puntos que limite las entradas a quienes dispongan de los conocimientos y las habilidades precisos. Clegg planteó la posibilidad de crear controles de salida y repartir la inmigración entre regiones, algo que, para Cameron, supondría imponer fronteras dentro del propio país.

ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE

En materia energética, Brown defendió la energía nuclear como forma de reducir la dependencia del petróleo y garantizar el suministro. "El equilibrio energético tiene que ser justo y no excluir la energía nuclear", indicó, dejando la puerta abierta también para la entrada de las fuentes alternativas.

Al "equilibrio energético" también apeló Cameron y, al igual que el 'premier', lo hizo para incluir en él la energía nuclear. Denunció que si la situación actual no varía podrían darse cortes de suministros en 2017 y abogó por incrementar la reserva de gas y equipararla a la de otros países europeos.

Clegg, en cambio, recordó la carestía de la energía nuclear y el amplio periodo, de unos diez años, que cuesta instalar este tipo de reactores.