El primer ministro y el jefe de la Diplomacia visitan varios países de la UE, en plena polémica por el retraso del acuerdo pesquero
RABAT, 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
Altos responsables marroquíes desplegaron esta semana una intensa actividad diplomática visitando varios países, cuando falta menos de un mes para que el Consejo de Seguridad de la ONU vuelva a acoger un debate sobre el Sáhara Occidental para renovar, como cada seis meses, el mandato de su misión en la zona (MINURSO).
Pero además, el primer ministro, Driss Jettu, y el ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, viajaron esta semana a distintos países europeos, en plena polémica por el rechazo del Parlamento Europeo a tramitar de urgencia el nuevo acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos. Jettu viajó a Suecia y Finlandia, que ejercerá la presidencia rotatoria de la UE a partir de julio, y Benaissa a Austria --la actual presidencia-- y a Eslovaquia, que además es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU hasta el año que viene.
El motivo del retraso en aprobar el acuerdo pesquero es que la comisión de Pesca de la Eurocámara reclama más tiempo para analizar los detalles técnicos del mismo y elaborar adecuadamente su informe, cuyo ponente es el español Daniel Varela (PP), pero tampoco son ajenos algunos temas relativos al contencioso del Sáhara Occidental.
De hecho, en el debate de esta semana en la Eurocámara, el eurodiputado sueco del Grupo de los Verdes Carl Schlyter esgrimió la imposibilidad de dar su visto bueno al acuerdo porque, en sus actuales términos, viola la legislación internacional al permitir a la UE pescar en aguas del Sáhara Occidental, haciendo así suya la protesta del Frente Polisario.
Además, en las últimas semanas, cinco países capitaneados por Suecia (Finlandia, Irlanda, Holanda y Chipre) han insistido en sus reticencias a que el acuerdo de pesca con Marruecos incluya las aguas del Sáhara Occidental y siguen pidiendo adjuntar una declaración que deje claro que el pacto no prejuzga el estatuto del Sáhara, algo que rechaza la Comisión Europea.
En este contexto, Jettu se desplazó ayer a Estocolmo, cuyo gobierno lidera las exigencias en este punto, y hoy a Helsinki, próxima sede de la presidencia europea. Según informó la agencia oficial MAP, la cuestión del Sáhara estaba en la agenda de los temas previstos en Helsinki, aunque la visita incluyó también otros asuntos, como las relaciones bilaterales y económicas, con contactos con los responsables de Ericsson y Nokia, respectivamente, en las dos capitales nórdicas.
Mientras, Benaissa departió hoy con su homóloga austriaca, Ursula Plassnik, sobre las relaciones de la UE con Rabat, pero también sobre temas como los "conflictos que minan el Magreb", en una nueva referencia al Sahara y la conferencia euroafricana sobre migraciones que se celebrará en Rabat el 11 de julio.
Antes de ir a Viena, el jefe de la Diplomacia marroquí se entrevistó ayer en Bratislava con su homólogo Eduard Kukan. En esta ocasión, Benaissa expresó a su colega el interés de Marruecos por obtener un 'estatuto avanzado' respecto a la UE y la importancia de la política migratoria.
Pero además, teniendo en cuenta que Eslovaquia es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, Benaissa informó a Kukan de la decisión marroquí de reactivar el Consejo consultivo para el Sáhara, dentro de su intención de proponer una solución autonómica para la ex colonia española.
CHINA Y RUSIA
La gira diplomática de estos días se completa con los viajes del ministro delegado de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi Fihri, que tiene un papel clave en los asuntos del Sahara y esta semana ha viajado a Rusia y a China, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad. A través de Fassi Fihri, Mohamed VI ha hecho llegar sendos mensajes a los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Hu Jintao.
Antes del 30 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU debe decidir si vuelve a prorrogar el mandato de Minurso, pero esta vez el Gobierno español ha pedido al secretario general de la ONU, Kofi Annan, que presente alguna propuesta y no se limite a acordar una prórroga. No obstante, Annan dejó claro ayer en Madrid que la ONU no podrá imponer ninguna solución a las partes.
