Sexo de supervivencia y violencia por doquier, la realidad de las adolescentes en el lago Chad

Niña desplazada en Nigeria
   
                                                                     IMAGEN: PLAN INTERNATIONAL/ GODSWILL AYEMOBA  
Actualizado: viernes, 14 septiembre 2018 14:57

Muchas de las niñas pasan hambre y los casos de matrimonio infantil también han aumentado

MADRID, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -

Violencia en casa pero también en las escuelas, sexo de supervivencia, matrimonios precoces y hambre. Esa es la realidad en la que viven las adolescentes en la cuenca del lago Chad, una región escenario desde hace nueve años de la insurgencia del grupo terrorista Boko Haram en la cuenca del lago Chad y que ahora ha expuesto Plan International en un nuevo informe.

La violencia del grupo terrorista, que afecta a Nigeria, Níger, Chad y Camerún, ha provocado un desplazamiento masivo de la población y privado a esta de sus medios de vida, dejando a las familias en situaciones desesperadas en las que la mera supervivencia es un reto diario.

Las niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años están pagando un duro peaje por esta situación, según se desprende del informe 'Adolescentes en emergencias: Voces del lago Chad', en el que Plan International ha recabado los testimonios de 449 chicas de estas edades en algunas zonas de Nigeria, Níger y Camerún afectadas por el conflicto con el fin de ilustrar los temores y realidades a los que se enfrentan a diario.

   

                                       IMAGEN: PLAN INTERNATIONAL/ GODSWILL AYEMOBA 

Así, uno de los datos más "escalofriantes" que se desprende del estudio es que el 21,2 por ciento de las chicas han sido golpeadas en el último mes, resalta la presidenta de Plan International España, Concha López, en entrevista con Europa Press.

En el 60 por ciento de los casos, la violencia se sufrió en los propios hogares, en cerca de la mitad de los casos a manos de un pariente, lo que explica que el 34,67 por ciento admitan sentirse inseguras en sus casas. El problema es mayor para aquellas chicas que se vieron separadas de sus familias y viven con otros parientes.

Pero las adolescentes no solo experimentan violencia en el hogar, sino que también han sido golpeadas por adolescentes de su edad (18,1 por ciento) y por profesores en sus escuelas (10,48 por ciento).

ABUSOS SEXUALES

Por otra parte, el 8 por ciento de las encuestadas dijeron haber sufrido abusos sexuales en el último mes, en el 83,8 por ciento de los casos a manos de un adolescente de su edad. Según el estudio, el 45,9 por ciento de estos abusos se produjeron fuera del hogar y el 24,3 por ciento ocurrió en la escuela.

Este elevado índice de violencia del que son víctimas las adolescentes de la región se explica en buena medida, según López, en que se trata de sociedades patriarcales en las que se considera que "la mujer no vale nada". El contexto de conflicto no ha hecho sino exacerbar el problema, frente al que es necesario trabajar para "cambiar la mentalidad", subraya.

                                       IMAGEN: PLAN INTERNATIONAL/ GODSWILL AYEMOBA 

La violencia en los hogares también se explica en cierta medida por la situación desesperada de las familias ante la falta de medios de subsistencia. La preocupación por cómo mantener a sus hijos, y en especial a sus hijas, empuja a muchos padres a casarlas de forma precoz, con la creencia de que con ello estarán más seguras frente a la violencia, y porque además supondrán una boca menos que alimentar.

MATRIMONIO INFANTIL

En este sentido, más del 15 por ciento de las menores entrevistadas estaban o habían estado casadas previamente. De ellas, el 57,4 por ciento fueron casadas por sus familias entre los 14 y los 15 años, la edad en la que las menores deberían iniciar la educación secundaria. "El matrimonio infantil perpetúa la pobreza", subraya López, que denuncia que en algunas zonas "consideran que las niñas con 14 años son ya demasiado viejas para casarse".

El problema del matrimonio infantil ya estaba presente en esta región, pero el conflicto no ha hecho sino exacerbarlo, según Plan. Así, en Níger, el país con la tasa más alta de matrimonio infantil del mundo, tres de cada cuatro niñas se casan antes de cumplir los 18 años, una cifra que alcanza el 89 por ciento entre las menores en la región de Diffa, la más afectada por el conflicto. El resultado de estos matrimonios precoces es que el 10,94 por ciento de las menores consultadas había estado embarazada.

Otra de las dramáticas consecuencias del conflicto tiene que ver con la educación de las niñas. Aunque a nivel de educación primaria existe un índice de escolarización considerable, cuando las niñas llegan a secundaria un gran número abandonan los estudios. En el 20,83 por ciento de los casos, no van a clase porque sus familias no pueden permitírselo, mientras que un 25 por ciento afirma que la carga de las tareas domésticas se lo impide. Además, el 29,39 por ciento de las encuestadas dijeron no haber ido nunca a la escuela.

No poder seguir estudiando es uno de los principales pesares de estas niñas. Sin embargo, la nueva situación en sus familias les empuja a tener que asumir una mayor carga en las tareas del hogar, incluido el cuidado de hermanos más pequeños, cocinar o ir a buscar agua, algo que hacen el 61% de las consultadas. En el caso de las adolescentes entre 15 y 19 años, muchas tratan de buscar algún trabajo informal con el que contribuir a la economía familiar.

SEXO DE SUPERVIVENCIA

Sin embargo, hay pocas oportunidades de trabajo para las niñas, lo que empuja a algunas de ellas a adoptar medidas desesperadas, incluido el sexo de supervivencia para conseguir dinero o alimentos para sus familias. El 68,3 por ciento de las consultadas expresan preocupación porque en sus casas no haya suficiente comida para todos.

El hambre es otra de las sombras que planean sobre las cabezas de las adolescentes del lago Chad. El 62 por ciento de ellas se han ido a la cama con hambre en algún momento del último mes, ya que a falta de comida suficiente se suele dejar para los más pequeños. "Los más jóvenes comen, los mayores beben agua y se van a la cama", resume una adolescente de 18 años de Nigeria.

Ante este panorama de temor constante por su integridad, que empuja a muchas a limitar sus salidas fuera de casa y a no hacerlo nunca de noche, no es de extrañar el que el 24,33 por ciento de las consultadas por Plan admitan que se sienten tristes muchos días, si bien el 39,73 por ciento dicen sentirse bien.

"A pesar de que muchas de estas niñas se sienten profundamente tristes, sienten esperanza de poder mejorar, de poder trabajar, de poder seguir educándose y aportar fondos a sus familias que les permitan salir de esta situación", resalta la responsable de Plan.

Así las cosas, señala Concha López, desde Plan "pedimos que se eduque a estas niñas, se las mantenga seguras y se las incluya en la toma de decisiones, porque si no lo hacemos difícilmente vamos a conocer sus problemas y difícilmente vamos tener datos que permitan elaborar políticas de mejora".

En este sentido, "es fundamental que se tengan espacios seguros y que informemos a las mujeres de los derechos y capacidades que tienen para defender sus propios derechos". Plan Internacional trabaja en programas de protección infantil y espacios seguros para las mujeres, "donde pueden sentirse seguras frente a cualquier tipo de acoso y a través de grupos de mujeres denunciar", añade López.