Los talibán asedian Kabul con una estrategia de resistencia y debilitar al contrario

Actualizado: miércoles, 27 agosto 2008 23:04


KABUL, 27 Ago. (Reuters/EP) -

Más atentados suicidas, aislar Kabul y golpear los canales de abastecimiento de las tropas. Ésta es la estrategia de los talibán en Afganistán, que ellos mismos publicaron en una página web el pasado mes de marzo poniéndola a la vista de todos. Por el momento, no han defraudado a nadie.

Dada la presencia de 70.000 efectivos extranjeros y de 130.000 tropas afganas, no es previsible que pronto se puedan ver bandas de milicianos talibán en las calles de la capital. Pero los talibán no tienen que ganar, sólo esperar a que sus enemigos pierdan.

"Para asediar a las fuerzas afganas y extranjeras en Kabul, hemos comenzado el trabajo inicial en las principales carreteras que se dirigen a Kabul desde cuatro direcciones", dijo el importante líder talibán Mullah Brother, en una entrevista publicada en la página web de la milicia.

Tres de las cuatro carreteras principales a las afueras de Kabul ya no son seguras para que los funcionarios del Gobierno, los trabajadores humanitarios y los extranjeros se desplacen por ellas.

Los talibán incluso declararon que iban a lanzar ataques de envergadura en el área donde los 10 soldados franceses fueron asesinados la semana pasada. Después, un general francés admitió: "somos culpables de exceso de confianza".

Puede que los talibán no sean capaces de hacerse con el control de territorios frente a las mejor armadas y más entrenadas tropas de la OTAN, pero tampoco la Fuerza Internacional de Asistencia de la OTAN (ISAF) tiene suficientes hombres para controlar todo el territorio y negárselo a la insurgencia.

Los aliados de la OTAN, a excepción de Francia, han hecho oídos sordos a los repetidos llamamientos de Estados Unidos para que envíen tropas adicionales a Afganistán.

ACERCÁNDOSE

Los talibán han conseguido instalar un eficiente punto muerto en el sur y el este del país, de etnia pashtún, bastión de los talibán, donde las tropas británicas y canadienses llevan dos años enredadas en una guerra con los milicianos, que juegan al ratón y al gato.

Los milicianos han matado a 47 soldados extranjeros este mes, convirtiendo agosto en el peor mes en lo que se refiere a bajas dentro de las tropas internacionales, superando las 45 de junio.

Impertérritos ante sus numerosas bajas, que se cuentan por miles, los talibán se han ido acercando lentamente a Kabul durante más de un año, intentando reproducir el exitoso acorralamiento puesto en práctica por los muyahidín contra las tropas soviéticas en la década de 1980.

Docenas de camiones que transportaban suministros han sido incendiados en las carreteras que van a Kabul y trabajadores humanitarios han sido asesinados en las cercanías, pero la semana pasada los milicianos lograron su mayor éxito al causar la muerte de diez soldado franceses dentro de la propia provincia de Kabul.

El asalto a las tropas francesas supuso el mayor golpe individual a las fuerzas internacionales desde que la coalición militar liderada por Estados Unidos y las fuerzas afganas derrocaran a los talibán después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y se produjo sólo un mes después de que los combatientes talibán intentaran invadir una base abandonada y mataran a nueve soldados estadounidenses en el noroeste del país.

"Dos incidentes no suponen necesariamente un cambio en la estrategia, pero realmente esto es algo que seguiremos observando", dijo el portavoz del Pentágono Bryan Whitman.

Si no una nueva estrategia, lo que sí han provocado los ataques es debilitar la versión de la OTAN de que los talibán tienen que recurrir a ataques suicidas o bombas de carreteras porque no son capaces de luchar en un frente a frente con las fuerzas extranjeras o afganas.

JUEGO DE RESISTENCIA

Mientras los enfrentamientos se aproximan a la capital, también se han registrado varios ataques suicidas en Kabul este año, y estos se han dirigido a objetivos de un perfil más alto. Especialmente, el atentado en la Embajada de India en julio que dejó 58 muertos, y que ha instalado una mayor sensación de miedo y aprensión en la ya asustada población.

Con las principales carreteras de la ciudad bloqueadas y el surgimiento de nuevos bloques de hormigón cada semana, Kabul está pareciéndose cada vez más a una ciudad sitiada.

"Levantando bloques de hormigón y colocando sacos de arena, piensan que están haciendo un buen trabajo; al contrario, esto provoca miedo y preocupación entre la gente", consideró el analista y ex diplomático afgano Ahmad Saeedi.

El objetivo de los talibán no es derrotar a las tropas de la OTAN en una batalla, sino conseguir acabar lentamente con el apoyo de Occidente a mantener tropas en Afganistán, causando un gran número de bajas.

En segundo lugar, los miliciano pretenden socavar el apoyo de los afganos al Gobierno, demostrando implacablemente que el presidente Hamid Karzai y sus aliados occidentales no pueden llevar la seguridad y que la única alternativa es el estilo talibán de ley y orden.

Haciendo esto, los talibán está haciendo progresos. La muerte de los soldados franceses ya ha llevado a París a convocar una sesión extraordinaria del Parlamento para debatir la presencia de Francia en Afganistán, y los sondeos de opinión tanto en Francia como en la mayoría de los países europeos respaldan sistemáticamente la retirada de tropas.

Mientras, en medio quedan los afganos corrientes, enfrentándose a un incremento de la inseguridad, a ningún o en todo caso un pobre nivel de desarrollo y a una rampante corrupción. Su lealtad a Karzai, a la democracia y a la ayuda occidental se está poniendo seriamente a prueba.

Los talibán, escribió Anthony Cordesman, del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Estados Unidos, "no necesitan derrotar a Estados Unidos, la OTAN/ISAF y la fuerzas afganas. Sólo tienen que sobrevivir a ellos".