BEIRUT, 10 May. (Reuters/EP) -
Las milicias de la formación chií Hezbolá han aprovechado las primeras horas de hoy para reafirmar su control sobre los barrios musulmanes del oeste de Beirut, tras los enfrentamientos con las fuerzas afines al líder parlamentario Saad Al Hariri, registrados a lo largo de los últimos cuatro días y que han dejado al menos 18 muertos y 38 heridos.
Así, las milicias siguen manteniendo los puestos de control en las principales calles de este sector de la capital, mientras la mayoría de los comercios permanecen cerrados. Un día más, el aeropuerto internacional de la capital sigue clausurado al tráfico aéreo.
Por su parte, el Ejército libanés continúa presente en la zona pero no ha interferido con la actividad de las milicias, que a cambio se han mantenido alejadas de las oficinas del Gobierno libanés en la capital.
Los distritos cristianos del este de la capital no han sido afectados por la reciente ola de violencia. Mientras, el norte del país y el paso principal del valle del Bekaa (frontera con Siria), permanecen en manos de los partidarios de Hariri, hijo del fallecido ex primer ministro Rafik Hariri, cuyo asesinato hace tres años provocó la peor crisis en Líbano desde el final de la guerra civil en 1990.
El Gobierno libanés y sus aliados encabezados por Estados Unidos han calificado la acción de Hezbolá como "golpe de estado", después de que el secretario general de la formación, Hasán Nasrala, anunciara el "estado de guerra" ante la amenaza oficial de cortar su red de comunicaciones militares.
Para intentar atajar la violencia en el país, los Gobiernos de Egipto y Arabia Saudí han convocado una sesión de emergencia para los ministros de Asuntos Exteriores de los países árabes, que tendría lugar el domingo, como muy tarde, para "examinar las repercusiones regionales" de los enfrentamientos, dada "la responsabilidad que deben asumir los estados árabes en relación a la situación en Líbano", según declaró ayer el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa.
